viernes, 17 de diciembre de 2010

SITUACIÓN ECONÓMICA DICIEMBRE 2010: Una peligrosa situación.

La cumbre del G-20, reunión de los país ricos y de los emergentes, acabó sin ninguna conclusión concreta. Finalizó con un comunicado repleto de términos “huecos” de contenido: “la importancia de reequilibrar a la economía mundial, coordinar las políticas y evitar las devaluaciones competitivas”.
Como meros propósitos suenan bien, pero no ha habido compromiso alguno ni de China para revalorizar su moneda (el yuan), ni tampoco de EE UU respecto a dejar de inundar al mercado de dólares. La Reserva Federal sigue comprando bonos del Tesoro estadounidense. Esas compras buscan, si es posible, bajar los tipos de interés en la primera potencia mundial y, por tanto, conduce a los inversores a buscar mayores rentabilidades en otras partes del mundo, lo que supone una depreciación del dólar (se ofrecen dólares a cambio de otras monedas con mayores tipos de interés).
La realidad, es que Estados Unidos y China son los únicos jugadores con poder en el mercado de divisas internacional. Si ninguno de los dos toma medidas, nos adentramos en un tema peligroso. Además, otros países para no perder competitividad internacional, trataran de depreciar a sus monedas. Realmente, llamando a las cosas por su nombre, se trata de las peligrosas “devaluaciones competitivas”. Su efecto es nulo sobre las exportaciones del que las practica, ya que al final se compensan unas con otras, dando como resultado una contracción del comercio internacional.

ECONOMÍA GLOBAL:

El FMI, tras la quinta cumbre del G-20, publicó un informe en el que concluye que "los desequilibrios globales seguirán ampliándose hasta 2014". Y es que en el año 2007, China alcanzó un superávit por cuenta corriente equivalente al 10% de su PIB, mientras el déficit de EE UU llegaba al 6% (600.000 millones de euros). En este 2010, ambos desequilibrios -superávit y déficit exteriores- siendo lógicos en el comercio internacional, son excesivos. El abultado aumento de las exportaciones chinas se ha sostenido, en gran medida, en el fuerte endeudamiento de los consumidores estadounidenses.
La política de mantener el yuan devaluado, unida a la debilidad de la demanda interna china, han generado un círculo vicioso que continúa manteniéndose: las ganancias comerciales chinas se reciclaron en los mercados financieros, dando lugar a que los créditos fluyeran abundantemente, y aportando el combustible que alimentó a las ingentes inversiones especulativas, que desencadenaron la crisis financiera de 2008.
Las perturbaciones financieras, aunque en las economías periféricas no han dado lugar a quiebras bancarias tan aparatosas como las que han tenido lugar en Estados Unidos, llevan camino de complicar de forma muy significativa la vida entre las economías que comparten moneda y la propia dinámica de perfeccionamiento de la integración europea.
Las economías consideradas periféricas, sobre todo, Grecia e Irlanda tenían importantes factores de riesgo. Los ataques en el mercado de bonos no han concluido. Portugal y España siguen expuestos, aunque las circunstancias sean significativamente distintas. Las dos economías ibéricas comparten una manifiesta debilidad en la recuperación del crecimiento económico. La salud de sus sistemas bancarios es mucho mejor que la del irlandés, pero los operadores financieros pueden llegar a asumir que ese sistema de vasos comunicantes entre sistema bancario y deuda pública puede reeditarse. No hay muchas razones para ello, pero hace meses que los mercados han dejado de actuar de forma absolutamente racional, y están dominados por la especulación.
La verdad es que si las economías no crecen, los deudores privados, que en el caso español tienen el grueso de la deuda total, pueden deteriorar la solvencia de los bancos.
Es una obligación imperiosa que los Gobiernos nacionales eviten ese círculo vicioso. De la misma forma, las instituciones europeas y autoridades de la eurozona deberían neutralizar la continuidad de los ataques especulativos. Están en peligro muchas cosas: no sólo el bienestar de los ciudadanos de las economías periféricas, sino la propia integridad de la unificación monetaria europea. Los Gobiernos de Alemania y Francia deberían ser conscientes de que el hundimiento de las economías periféricas también supone una amenaza para el bienestar de sus propios ciudadanos. En caso contrario la Unión Europea retrocederá décadas.

ESTADOS UNIDOS:

Los argumentos a favor de una política más expansiva por parte de la Reserva Federal son, entre otros, que el paro estadounidense es muy elevado, y que su inflación en los últimos años coincide peligrosamente con las habidas en el comienzo de la caída de Japón en la deflación.
Dado que los tipos de interés a corto plazo están próximos a cero, ya no se puede recurrir a la política monetaria convencional. De ahí que la Reserva Federal haya cambiado su política habitual de comprar solo deuda a corto plazo y ahora esté comprando deuda a largo plazo. Lo que se conoce como "relajación cuantitativa".
La medida, muy criticada por el bando republicano, ha sido defendida por el Gobernador de la Fed, Bernanke, señalando que “no es más que política monetaria, que funcionará o no del mismo modo que funcionan las políticas monetarias habituales, ordinarias y más convencionales".
La medida, también atacada también por los Gobiernos extranjeros, sobre todo por su relación con la “guerra de las divisas”, está siendo defendida por el nobel Krugman, como un intento más para escapar de la posible trampa de la liquidez estadounidense (algo que podría conducir a la temida situación de deflación).
El problema, para este profesor de Economía en Princeton, “no es que vaya a hacer demasiado, sino que consiga demasiado poco. Los cálculos razonables indican que es improbable que la nueva política de la Reserva reduzca los tipos de interés lo suficiente para hacer algo más que una pequeña mella en el paro. El único modo en que la Reserva podría conseguir algo más sería modificando las expectativas; concretamente, haciendo creer a la gente que vamos a tener una inflación ligeramente superior a la normal durante los próximos años, lo cual reduciría los incentivos para aferrarse al dinero”. En todo caso, Bernanke ha tratado de calmar los temores de los que alertan sobre la inflación, señalando su promesa de mantener el objetivo de precios de la Reserva Federal: "He descartado cualquier idea de tratar de aumentar la inflación hasta un nivel superior al normal con el fin de que tenga un efecto en la economía".
Krugman no se muestra optimista, señalando que la oposición a estos planes dará lugar a que fracasen. Concluye que “los casi 15 millones de trabajadores estadounidenses en paro, la mitad de los cuales llevan sin trabajo 21 semanas o más, pagarán el precio, mientras la recesión se prolongará indefinidamente”.
Por otro lado, las cuentas públicas de EE UU también están bajo lupa. Es por ello, que la Administración de Barack Obama quiere empezar a adoptar medidas antes de que el mercado consume su ataque hacia la más poderosa economía mundial, evitando quedar atrapada en una espiral como la que se vive desde primavera en Europa. Para ello empieza proponiendo congelar el sueldo a los más de dos millones de empleados públicos.
La medida, que debe ser aprobada por el Congreso, estará en vigor durante dos años. Se espera que permita ahorrar unos 2.000 millones de dólares en el ejercicio fiscal 2011 y unos 28.000 millones más acumulados durante los cinco sucesivos, o 60.000 millones en una década. De la congelación se libra el personal militar, aunque no los empleados civiles del Pentágono.
"La realidad es cruda", dijo Obama, indicando que esta es otra acción más para poner la deuda "bajo control" y lograr que el déficit se dirija hacia una senda más sostenida. "Eso requiere de sacrificios compartidos, no solo de las empresas y las familias, también del Gobierno", añadió.
La Administración no solo quiere adelgazar la cuenta de los salarios sino que además quiere revisar los contratos que tiene con contratistas privados y eliminar algunos de ellos. Igualmente, se ha decidido que el Estado venda propiedades inmobiliarias con un valor cercano a los 8.000 millones de dólares.
La medida es más bien simbólica. El presupuesto y el déficit de EE UU -nada menos que 1,4 billones de dólares- es para algunos analistas enmarcada en las negociaciones que el presidente Obama ha de llevar a cabo en el Congreso respecto los recortes fiscales de George Bush para las rentas altas (Obama los quiere eliminar), además de aprobar una extensión de las ayudas a los parados de larga duración. Medidas a las que se oponen los republicanos.

CHINA:

El desorbitado crecimiento económico chino asusta a sus propios gobernantes. La economía de China, según la OCDE crecerá durante 2010 un 10,5%, por lo que sus autoridades se han comprometido a tomar medidas para tratar de contener a las subidas de precios (en octubre los precios crecieron un 4,4%).
Esta situación ha motivado que el Banco Central de China haya elevado, por segunda vez en semana y media y por quinta durante este 2010, el coeficiente o porcentaje de reservas que han de mantener las entidades financieras. Trata de esta forma, de restar liquidez para domar a la expansión del crédito y a los precios.
La subida del coeficiente de reservas ha sido de medio punto (hasta el 18,5% para los bancos de mayor tamaño). Con la misma finalidad, el Ejecutivo ha anunciado una serie de medidas encaminadas a tratar de contener las subidas de precios en alimentos. La sensibilidad de las autoridades respecto a la inflación es muy grande, puesto que China le tiene mucho miedo al descontento social que puede aparecer con las subidas de precios. No se ha olvidado que los graves sucesos de Tiananmen en 1989 fueron precedidos por las subidas generalizadas de precios.
Ahora bien, ¿será la siguiente medida un alza de los tipos de interés oficiales? Para algunos analistas así va a suceder antes de fin de este año. La realidad, es que el aumentar la obligación para los bancos de incrementar sus reservas, manteniendo los tipos de interés, evita la entrada de un gran flujo de capitales extranjeros para luchar contra un mayor recalentamiento económico.
Por otro lado, el yuan, previamente a la reunión del G-20, se apreció un 0,55% frente al dólar. Un porcentaje no despreciable para una moneda sometida al férreo control de las autoridades chinas. Parece ser que el motivo de la apreciación fueron los rumores de que China iba a permitir una apreciación de su moneda. Durante 2010, pese a la anémica situación económica estadounidense y la fortaleza de la de China, el Yuan un 2,76% frente al dólar.

UNIÓN EUROPEA:

Los mercados de la deuda han castigado con tremenda fuerza a Irlanda. A su inconmensurable burbuja le ha seguido un gigantesco reventón que ha barrido a sus bancos. Frente a esas circunstancias el Ejecutivo irlandés ha socializado las pérdidas despidiendo a miles de funcionarios, bajando las pensiones, subiendo los impuestos y, en definitiva, recortando al Estado de Bienestar para pagar la factura que los responsables no van a sufrir.
Su primer ministro, Brian Cowen, ha anunciado un frio plan de austeridad que comprende suprimir 25.000 empleos públicos, una bajada considerable de las pensiones y del salario mínimo, unidos a un incremento sustancial de los impuestos.
Las considerables presiones políticas y sociales han provocado la convocatoria adelantada de elecciones. Pero sin ese drástico recorte de enorme presión política y social que ha provocado la convocatoria anticipada de elecciones para después de Año Nuevo, no habría habido ayudas europeas (ascenderán a 85.000 millones de euros). Lo malo, es que de nuevo, ese dinero servirá para salvar a la banca irlandesa y para cerrar el boquete fiscal de Irlanda. El déficit público asciende al 32% del PIB -el más alto del Hemisferio Norte- y ha desatado una crisis fiscal huracanada en la eurozona.
El Gobierno irlandés ha elaborado el denominado Plan Nacional de Recuperación, que contempla la reducción de 15.000 millones de euros (el 10% del PIB) hasta 2014 (la mayor parte, 6.000 millones de euros corresponden a 2011). La austeridad se impone agobiando a una economía que dispone de una población de 4,5 millones.
Irlanda debe reestructurar sus bancos rápidamente, de forma que podría nacionalizar completamente a las mayores entidades bancarias (Bank of Ireland y AIB). Y la agencia de calificación Standard & Poor's ha rebajado dos escalones la calificación a Irlanda, manteniéndola en un aprobado alto, o un notable bajo.
Un país que optó por la flexibilidad, la liberalización, donde la mitad de los irlandeses no pagan ni un euro en el impuesto sobre la renta, haciendo bandera de las rebajas fiscales, se ve obligado a recorrer el camino contrario al seguido subiendo los impuestos. Se deben recaudar 1.900 millones más del IRPF; eliminar muchas de las deducciones a los planes de pensiones; subir el IVA (del 21% al 22% en 2013, y hasta el 23% en 2014), elevar la tributación del capital, e incluso, crear nuevas figuras tributarias.
Frente a ese cúmulo de aumentos impositivos, el Gobierno va a mantener intacto el Impuesto de Sociedades en el 12,5%. Ese bajo nivel de la imposición sobre el beneficio es el máximo aplicable; muchas empresas se benefician de exenciones y deducciones fiscales. Ese impuesto ha permitido a Irlanda atraer a un millar de empresas multinacionales en 10 años. Según el plan de austeridad "es la piedra angular de la política industrial irlandesa a favor de las empresas y las exportaciones".
Por otro lado, algunos analistas señalan que el Plan contiene previsiones de crecimiento "demasiado optimistas". La teoría dice que a mayor austeridad, más impacto sobre el crecimiento. El Gobierno Irlandés tal vez no tenía elección, pero al aprobar más y más recortes fiscales va a conseguir justo lo contrario de lo que se persigue: una recaída en la recesión, y así nadie en los mercados va a querer financiar a Irlanda.
Por lo que respecta al Reino Unido, también padece las consecuencias de la burbuja inmobiliaria y del endeudamiento. Problemas que se agravan por la función que desempeña Londres como centro financiero internacional. En pocas palabras: la Gran Bretaña dependía demasiado de las maniobras y beneficios de la City para impulsar su economía, así como de la recaudación de los impuestos sobre el sector financiero para subvencionar a los programas gubernamentales.
La excesiva dependencia del Reino Unido de su sector financiero, permite entender la razón de que, teniendo al principio de la crisis una deuda pública relativamente baja, se haya disparado su déficit público hasta, nada menos, que una cifra equivalente al 11% del PIB (algo peor que el de Estados Unidos). Para muchos analistas, al final, Inglaterra se verá obligada a subir los impuestos y a acometer más recortes en su gasto público.
La realidad, es que la austeridad fiscal supone un efecto contractivo aún mayor para la economía mundial, ya que no se puede compensar con mayores bajadas en el tipo de interés. No es posible al haberse, prácticamente, agotado la munición monetaria.
Aunque no existe unanimidad, para algunos expertos, el plan de ajuste del Gobierno británico es audaz, pero justo en la dirección contraria. Reducirá el empleo público en 490.000 trabajadores en un momento en que el sector privado no está en situación de ofrecer puestos de trabajo alternativos. Recortará drásticamente el gasto en un momento en el que la demanda privada no está preparada en absoluto para responder.
Señala Krugman que el motivo de acometer estas medidas está relacionado con la ideología política: los conservadores están utilizando el déficit como excusa para reducir el Estado del bienestar, aunque el argumento oficial sea que no existe otra alternativa. La realidad es que, no en valores absolutos (cifra total de Deuda), pero si en términos relativos (porcentaje del volumen de Deuda sobre el PIB) se encuentra por debajo de la media histórica. No obstante, lo anterior unido al hecho de que los tipos de interés sean tan bajos, no ha impedido al Ministro Osborne afirmar que el país está “al borde la bancarrota”.
El peligro es que en el próximo año 2011, el Reino Unido se encuentre en una situación más parecida a que tenía en 1.931, o a la que vivía Japón previamente al arranque de su deflación, si la austeridad y consolidación fiscal se han acometido demasiado pronto.
En otro orden, a principios de 2011 se constituirá la nueva Autoridad Bancaria Europea (ABE). Ella será la encargada de coordinar las próximas pruebas de resistencia de los bancos europeos (se realizarán a principios del próximo año).
Existe unanimidad respecto a que las dos pruebas de resistencia realizadas a la banca europea dejan mucho que desear. Sorprendentemente, los dos bancos irlandeses con mayores problemas (Allied Irish Banks y Bank of Ireland) pasaron las pruebas con aprobado. Todo ello ha motivado que hayan surgido de nuevo muchas dudas sobre la solvencia real de la banca europea.
Bruselas quiere efectuar las pruebas de esfuerzo de los bancos con mayor profundidad, a lo que algunos supervisores se resisten. Las pruebas de estrés se realizaron para medir la solvencia de las entidades bancarias frente a situaciones adversas. España examinó al 90% de las entidades, mientras que en el resto de sistemas, se dejó al criterio de las autoridades presentar sólo a las principales. Se utilizo como referencia el coeficiente de solvencia Tier 1, que se calcula como la proporción (porcentaje) existente entre el capital, reservas, beneficios no distribuidos, cuotas participativas (en el caso de las cajas) y participaciones preferentes perpetuas, y los activos ponderados por riesgo (préstamos principalmente). Se señaló como nivel mínimo el 6%: aprobaron aquellos que lo superaron. A los que suspendieron se les indicó que necesitaban capital.
Merece destacarse, que la Comisión quiere que se incluya el grado de exposición al sector inmobiliario. Obviamente es muy conveniente que así sea, pero por razones sospechosas la medida no es del agrado de todos.
Pero pasemos a analizar los problemas que está sufriendo la región del euro, como consecuencia de las presiones y especulación de los mercados de la deuda. Las turbulencias han colocado a Portugal y España al borde del abismo, y continúan situadas en niveles insoportables.
La canciller alemana, Angela Merkel, de nuevo, arrojó más “gasolina” al fuego, al reclamar la implicación de los acreedores privados en la resolución de las crisis financieras. Es decir, que si algún país se ve obligado a reestructurar su deuda, los inversores también tendrán que “pagar el pato”.
La realidad, es que el diferencial del bono español con el bono alemán de nuevo trepó a los niveles históricos máximos desde la creación de la moneda única. Llegó a rozar los 249 puntos básicos (2,49 puntos porcentuales). Esto significa que, mientras Alemania ofrece una rentabilidad del 2,7% para financiarse a 10 años, España tiene que pagar casi el doble, un 5%. Peor está Portugal, con una prima en torno a los 430 puntos.
Afortunadamente, la histeria motivada por el rescate de Irlanda, a la fecha no ha contagiado a las grandes empresas españolas. De forma que al Tesoro le salen más cara la colocación de los bonos públicos, que lo que le cuesta (intereses a pagar) a empresas como Teléfonica o Santander.
Da la impresión de que existe un ruta marcada: la que dos Estados ya han recorrido, la especulación de cuáles pueden ser los dos siguientes, y un quinto, Italia, que ya se empieza a apuntar.
Hay que señalar la importancia que tiene que el Banco Central Europeo (BCE) haya reactivado la compra de deuda pública para aliviar las penurias de la eurozona. En declaraciones previas a la intervención, Jean Claude Trichet no quiso definir claramente su decisión, al final de, por ahora, esta interminable crisis del euro intervino comprando Deuda. El BCE, igualmente dio marcha atrás en la retirada anunciada de las medidas extraordinarias de liquidez al sector bancario, lo que supone mantener hasta mediados de 2011 la barra libre de dinero para la banca, que aún atraviesa graves problemas.
Y no sólo eso, sino que lanzó una seria advertencia a los mercados: "algunos infravaloran la determinación de la eurozona para mantener su estabilidad", proporcionando de esta forma un “aviso a navegantes”, que tuvieron que rebajar sus apuestas contra el euro, relajando el diferencial (tipo de interés extra) que se exige a aquellos bonos que por la incertidumbre que los inversores asocian a varios países (entre ellos a España).
Europa acaba de rescatar a Irlanda, e hizo lo mismo con Grecia, pero el temor se va contagiando a otros Estados. Los inversores, por diferentes razones: un déficit desbocado y en parte oculto en Grecia; una crisis bancaria que ha acabado abriendo un boquete en las cuentas públicas en Irlanda, sometieron a esos dos países a una gran presión ante el riesgo de que no puedan pagar sus deudas. Ese temor se ha contagiado a varios Estados: Portugal y España son los siguientes de la lista, e Italia y Bélgica vienen inmediatamente detrás. Efectivamente, da la impresión de que existe una ruta marcada.
Por ahora, la eurozona ha superado el “penúltimo” ataque al corazón del euro agarrándose a su banquero central: Trichet respondió a las preguntas de un periodista sobre si el BCE había vuelto a activar la compra de bonos, contestó con media sonrisa y un lacónico "no comment", mientras sus operadores se afanaban en comprar deuda irlandesa y portuguesa. El presidente decía una cosa en público y hacía lo contrario entre bambalinas. Evidentemente fue una estrategia para adelantarse a artimañas de los especuladores.
Al menos por ahora, Trichet consiguió ahuyentar varios fantasmas. España ha anunciado nuevas medidas adicionales ante los potenciales problemas y Portugal se enfrenta a un calendario de vencimientos de deuda muy peligroso en el primer trimestre del año próximo. Los mercados aceptan hasta esas fechas, una tregua, aunque nadie sabe cuál va a ser la última palabra.
El BCE se ha reservado munición para el caso de que el asunto vuelva a complicarse. Sin embargo, la pelota está ahora en el tejado de Alemania y Francia. Como hemos comentado, Alemania desató la última réplica del terremoto de la crisis cuando avanzó que el sector privado deberá asumir parte de las pérdidas en las operaciones de salvamento. Hay convencimiento absoluto de que en ningún caso habrá ruptura del euro: a mediados de diciembre, el Eurogrupo decidirá la arquitectura definitiva del fondo europeo de ayudas a los países con problemas, que tantas dudas ha generado.
Joaquín Almunia, vicepresidente de la Comisión Europea y Comisario de Competencia, ha declarado que los bancos europeos podrán seguir recibiendo ayudas públicas pero a condición de que ajusten su capacidad. Es decir, que deberán presentar un plan de reestructuración en todos los casos. Hasta ahora esta exigencia solo se aplicaba a los bancos con dificultades (la ayuda representaba más del 2% de los activos ponderados por riesgo.

ESPAÑA:

Los renovados ataques de los inversores, tras el rescate de Irlanda, ya no cuestionan la posibilidad de que un pequeño país tenga que solicitar ayuda financiera. Lo que está en juego ahora es la propia viabilidad de la unión monetaria y, por ende, del proyecto europeo. Tras las dos víctimas que ya se han cobrado -Grecia e Irlanda-, los mercados siguen la ruta, apuntando ahora directamente al corazón de las dos siguientes: Portugal y España.
El riesgo país de los cuatro alumnos más retrasados de Europa se disparó con una fuerza que parecía olvidada. Ahora bien, el caso español, por el peso de su economía en el conjunto de la UE, es el más preocupante. Su prima de riesgo ha superado los máximos que había alcanzado en junio. Desde entonces, el Gobierno se ha esforzado por señalar que la crisis fiscal europea ya no iría a más, pero los mercados han desmentido esta afirmación.
El bono a 10 años que emite España ha llegado a alcanzar un rendimiento de 236 puntos básicos (2,36 puntos porcentuales) más que el alemán (el más elevado desde el nacimiento del euro). Pero más sintomático aún es que para la deuda a cinco años, el diferencial con Alemania sea aún mayor (de 261 puntos). ¿Cómo se explica que el riesgo a corto plazo sea mayor que a largo? Algunos inversores están descontando que España se verá obligada a reestructurar su deuda.
Pero, ¿realmente puede ocurrir esto en nuestro país? Ha habido otras crisis desde que esta apareciera en las principales plazas financieras hace dos años. Pero ninguna con un balance tan preocupante. No es ya que la Bolsa se dejara un 7% o que la desconfianza en el pago de la deuda pública marcara otro récord. Es que, por primera vez, la apuesta en los mercados a que España necesitará la ayuda de la UE y el FMI ha dejado de ser marginal. Y, como acaba de atestiguar Irlanda, el rescate se paga con creces, a costa del crecimiento económico y, sobre todo, del bienestar de los ciudadanos.
La especulación sobre el futuro próximo de la economía española ha hecho presa en las portadas de algunos de los más influyentes medios internacionales (The New York Times, Financial Times, The Wall Street Journal, la prensa alemana en pleno). La posibilidad de que España se vea obligada a pedir el rescate divide a la decena de expertos consultados. En lo que sí hay coincidencia es en el escaso margen de maniobra del Gobierno español para aliviar la presión de los mercados. Y en que solo la UE y (con Alemania a la cabeza) y el Banco Central Europeo pueden contener la marea de desconfianza.
Los analistas coinciden en que los problemas de la economía española no son los que han aflorado en Grecia o Irlanda. Ni hay evidencia alguna de que se hayan falseado las cuentas públicas (pese a las veladas acusaciones del PP), como hizo el Gobierno griego, ni se ha tenido que gastar una ingente cantidad de dinero público (50.000 millones de euros en el caso irlandés) para evitar la quiebra de toda su banca. Por comparación, las dudas sobre la economía española, aunque muy preocupantes, no son de la misma envergadura: si las cajas podrán digerir las pérdidas asociadas al boom inmobiliario, si las comunidades autónomas podrán seguir el camino de ajuste público trazado por el Gobierno; o si el mínimo crecimiento económico permitirá generar ingresos fiscales suficientes para pagar la deuda pública.
Pero, de nuevo entre los expertos internacionales cunde la idea de que, tal y como está el mercado, da igual. "El hecho de que la situación española sea diferente a la irlandesa no tiene relevancia. Lo que hay es una preocupación generalizada sobre las consecuencias de un crecimiento bajo, y en la solvencia del sistema bancario español.
También coinciden la mayoría de los analistas en que no hay mucho más que el Ejecutivo de Zapatero pueda hacer. "El Gobierno español, por su parte, debe mantenerse firme en su compromiso con el proceso de consolidación fiscal y, además, continuar con el proceso de reformas estructurales que ha empezado a emprender. Entre las reformas, es prioritario que se afronte ya el futuro de las pensiones.
Por otro lado, ha causado cierto revuelo el que la Comisión Europea haya mostrado dudas de que España crezca lo suficiente para rebajar el déficit público hasta el 6% del producto interior bruto (PIB) en 2011 y al 4,4% en 2012, tal como ha previsto el Gobierno español. El comisario de Asuntos Económicos y Monetarios, ha explicado que "hay un cierto riesgo de que el crecimiento económico sea más bajo de lo esperado". En el conjunto de la UE, "se está consolidando la recuperación económica", según Rehn. Bruselas prevé que el PIB de la UE aumente en un 1,75% en 2010-2011 y el 2% en 2012.
La Comisión Europea cree que el próximo año España crecerá sólo el 0,7% en vez del 1,3% que prevé el Gobierno. En consecuencia, la Comisión estima que el déficit público alcanzará el 6,4%, es decir, cuatro décimas más que la cifra a la que se ha comprometido el Gobierno. El comisario señaló que en tal caso "habría que tomar más medidas con el fin de asegurar que se cumpla el déficit del 6%". Pero añadió que en la eventualidad de que fuera necesario adoptar más medidas por parte de Madrid "este compromiso ya ha sido asumido y anunciado por el Gobierno español". La desconfianza se extiende a 2012, año para el que Bruselas prevé un crecimiento del 1,7% (ocho décimas inferior a la previsión del Gobierno) que impediría reducir el déficit al objetivo del 4,4%. La previsión de Bruselas es del 5,5% del PIB.
Las dudas de Bruselas sobre la economía española están basadas sobre unas previsiones que hay que coger con pinzas debido a la magnitud de los errores registrados en anteriores pronósticos.
Los problemas más serios para España siguen en el mercado de trabajo. Las previsiones de Bruselas son que España continuará destruyendo empleo el próximo año (un 0,3%), mientras que el Gobierno confía en que suceda todo lo contrario y que aumente el número de ocupados en un 0,3%. Según la Comisión, el desempleo no bajará del 20% hasta 2012.
En el conjunto de la UE se prevé una mejora del empleo del 0,5% el próximo año y el 0,75% en 2012. Se espera que estas mejoras permitan situar la tasa de desempleo europea en el 9% en 2012, lejos aún del nivel más bajo situado en el 7,5% de 2008. La Unión precisará todavía bastantes años para absorber los 7,2 millones de parados generados por la crisis.
La Comisión estima que una vez implementadas del todo, las reformas (sistema financiero, mercado laboral y pensiones) "deberían aumentar el potencial de crecimiento y empleo y facilitar la recolocación de los excesos de recursos que se habían canalizado hacia el sector de la construcción durante los años del boom". Rehn elogió "las medidas importantes" que ha adoptado el Gobierno español al respecto.
En el conjunto de la Unión, Bruselas ve todavía el futuro económico con "un alto grado de incertidumbre". Considera que "los riesgos que acechan a las perspectivas de crecimiento económico de la UE no son desdeñables", aunque parezcan globalmente equilibrados. En el lado positivo, destaca "el reequilibrio del crecimiento del producto interior bruto (PIB) a favor de la demanda nacional, y la extensión de la reactivación alemana a otros Estados miembros". Igualmente considera que las medidas políticas para hacer frente a los altos déficits pueden resultar más eficaces e impulsar la confianza de empresas y consumidores. En el lado negativo, "la situación del mercado financiero sigue siendo inquietante y nuevas turbulencias son posibles", como lo ha puesto de manifiesto las recientes tensiones en el mercado de deuda soberana. La Comisión reconoce que "el saneamiento presupuestario podría pesar también más de lo previsto en la demanda nacional de los países afectados".
También se ha sabido que, si bien se ha dado un importante paso por las Comunidades Autónomas al permitir la divulgación trimestral y homogénea de sus cuentas, no van a acatar obedientemente todas las directrices del Gobierno. Para empezar, una buena parte de ellas prevé incumplir el mandato principal: respetar los objetivos de déficit. Ocho de las 15 comunidades que han presentado ya sus presupuestos para 2011 contemplan un déficit superior al autorizado, un elemento que siembra incertidumbre sobre la necesaria mejora de los desequilibrios fiscales.
Proyectar las cuentas públicas para un año sembrado de incertidumbres como 2011 requiere imaginación. Algunas dosis le han faltado a las ocho Administraciones (Andalucía, Aragón, Canarias, Cantabria, Castilla y León, Extremadura, Navarra y La Rioja) que ni siquiera en el papel han logrado cuadrar ingresos y gastos ateniéndose al déficit máximo del 1,3% que el Ejecutivo ha comprometido ante Bruselas. Los incumplimientos, eso sí, son menos flagrantes que en los presupuestos iniciales de 2010, en los que varias comunidades superaban con creces los límites. Ahora solo Extremadura rebasa sustancialmente lo autorizado, con una brecha del 2,3% del PIB. El resto está muy cerca de la línea roja.
Es importante resaltar que un momento donde los fondos de alto riesgo atacan a España y ganan dinero, el Banco de España, ha tomado cartas en el asunto con rapidez. Ha anunciado que bancos y cajas debían ser más transparentes en su exposición a los riesgos inmobiliarios y ha pasado a la acción. Ha hecho llegar a las entidades el formato de lo que será la nueva información pública, que hasta ahora era confidencial y sólo conocía el supervisor. El objetivo es que para febrero, con los resultados anuales de 2010, las entidades hagan públicos estos datos.
En el encabezamiento de la carta se dice que sería interesante publicar las cifras incluidas en un cuadro. Estos datos son: volumen de crédito dudoso, subestandar (los que están al corriente de pago pero hay riesgo de que sean morosos) y fallido (que se amortiza tras considerarlo incobrable; activos inmobiliarios adjudicados, adquiridos y recibidos como pago de deudas; préstamos con y sin garantías hipotecarias; crédito promotor y constructor cuya garantía sean edificios en construcción, terminados o suelo; el valor del préstamo en relación con la tasación del activo correspondiente, su estado de pago y las coberturas constituidas para atender su posible deterioro.
En la misma dirección, los nervios desatados por el recate de Irlanda, están haciendo necesario dar un nuevo impulso a la reforma de las cajas de ahorro. Miguel Fernández Ordóñez, gobernador del Banco de España, en una queja por la lentitud del proceso, ha lanzado un ultimátum al sector. A las cajas de ahorros que están en proceso de fusión les dijo: "deberán tener constituidos los bancos que funcionen como organismo central del mismo y deberán hacer público su Consejo y su nuevo equipo ejecutivo antes de navidades". Durante la apertura del X Encuentro Financiero Internacional, se dirigió a las entidades que han recibido ayudas del fondo de rescate (FROB) para instarles a que cumplan "rápida y escrupulosamente los calendarios de integración acordados. De ellos se derivarán sinergias y procesos de reordenación de la capacidad que aliviarán las cuentas de resultados, porque las entidades ganarán masa crítica, lo que favorecerá su acceso a la financiación". Es decir, si quieren dinero de los mercados, tendrán que cerrar oficinas previamente, así como vender activos inmobiliarios.
En relación al mercado de trabajo, parece que el deterioro comienza a tocar suelo, aunque muy tímidamente. El paro evolucionó en noviembre de forma similar a antes de la crisis, con un aumento de 24.318 desempleados. Se trata de la cifra más reducida en ese mes, tradicionalmente negativo para el empleo, desde 1998. A ese mejor comportamiento se le une la primera subida de la contratación indefinida certificada desde abril de 2008, según los datos de paro registrado del Ministerio de Trabajo.
Las cifras, en cualquier caso, están llenas de matices. Porque el desempleo sigue subiendo cuando el margen debería estar ya prácticamente agotado, tanto por destrucción de puestos como por incorporación de nuevos demandantes. Y el levísimo crecimiento de la contratación indefinida (un 0,66% en el último año) no sirve para frenar el avance de la contratación temporal, que vuelve a ganar terreno. Los contratos fijos firmados en noviembre representan un 8,6% sobre el total, una cifra peor que la registrada hace un año, cuando aún no existía la reforma laboral destinada a incentivar el empleo estable.
Con respecto a la inflación, el IPC adelantado de noviembre sitúa la tasa anual en el 2,2%. Ello supone una disminución de una décima, ya que durante octubre fue un 2,3%. Destacan las subidas de carburantes y lubricantes, aunque crecen con menor intensidad que durante el año pasado.

MERCADOS:

La presión vendedora sobre las finanzas españolas ha provocado una caída del 14,29% en el Ibex 35 en el mes de noviembre (en lo que va de año, alrededor de un 22%) y un incremento de 138 puntos en la rentabilidad de la deuda a 10 años, hasta situarla en el 5,59%. Estos datos, comparados con los equivalentes alemanes, ofrecen un saldo demoledor, pues el índice DAX gana en noviembre el 1,32% y la rentabilidad del bund alemán ha subido tan solo 17 puntos, para alcanzar el 2,68%.
La inversión especulativa se ha centrado en las últimas semanas de noviembre en los productos financieros españoles, muy sensibles a las presiones por su tamaño, que han reportado grandes beneficios jugando a la baja. El ambiente, caldeado por la situación de Irlanda y jaleado desde dentro por la oposición, ha sido de lo más favorable y podría lograr que la profecía se cumpla a sí misma, ya que si sigue subiendo el coste de la financiación del Estado será imposible cumplir objetivos de déficit y de pagos, no por un mal planteamiento, sino por las presiones existentes.
En relación al mercado de la vivienda, diversos informes sostienen que la tendencia de los precios a la baja se modera mes a mes, pero los expertos creen que todavía habrá que esperar mucho para encontrar alguna subida en los precios. Tasaciones Inmobiliarias públicó su estimación sobre lo ocurrido el pasado mes de octubre: los pisos libres se abarataron una media del 4,6% respecto al mismo mes del año anterior.
Por una parte, este 4,6% queda lejos de las caídas superiores al 10% registradas en algunos meses del año pasado. Ahora bien, parece que el índice se ha estabilizado en los últimos meses en un descenso medio interanual en torno al 5%. La bajada acumulada desde el máximo alcanzado en diciembre de 2007 supera el 18%. La más deflacionista ha vuelto a ser la zona de la costa mediterránea, donde la caída interanual de octubre fue del 6,7%.

EMPRESAS:

Las nuevas acciones del Grupo PRISA emitidas en el marco de la operación pactada con el fondo estadounidense Liberty, han comenzado a cotizarse tanto en las Bolsas españolas como en la de Nueva York, después de que la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) aprobara la admisión a negociación de los títulos.
PRISA ha recibido ya los 650 millones de euros pactados, que servirán para restaurar las finanzas de la compañía y amortizar deuda, en el marco del proceso de reestructuración pactado con las entidades bancarias acreedoras del grupo. Éstas han firmado la extensión definitiva del préstamo puente del grupo hasta mayo de 2013.
Las nuevas acciones de PRISA, tanto las ordinarias como las convertibles en las Bolsas españolas, cotizan a través de ADR (American Depositary Receipts) en la Bolsa de Nueva York.

lunes, 8 de noviembre de 2010

SITUACIÓN ECONÓMICA Noviembre 2010: estancamiento, intensificación de los riesgos e incertidumbre

Existe consenso respecto a que el Gobierno norteamericano ha evitado, durante sus dos años de presidencia, otra Gran Depresión como la de los años treinta del reciente siglo XX. No obstante, igualmente hay acuerdo respecto a que no se ha logrado una recuperación económica sostenida, ni mucho menos acabar con el fuerte desempleo estadounidense. Existe el temor a que la mayor economía mundial se encuentre encallada en lo que se ha dado en denominar "lóbrega Nueva Normalidad". Situación que podría durar varios años más. Tanto si la calificamos como “leve recesión” o “estancamiento”, esa es la situación real.

ECONOMÍA GLOBAL:

Parece mentira, pero al día de hoy casi nadie sabe qué va a suceder. Sólo unos pocos como el Nobel Paul Krugman que ha llegado a calificar a la economía como una “ciencia lúgubre” que durante los últimos 30 años “ha sido espectacularmente inútil en el mejor de los casos, y absolutamente dañina en el peor" se atreven a hacer vaticinios. También, el apodado como “Doctor Catástrofe”, Nouriel Roubini (uno de los pocos que fueron capaces de anticipar esta crisis y otras muchas que nunca llegaron a materializarse), extremadamente polémico, pero que tiene la valentía de ir a contracorriente, y que sigue dando que hablar con unas perspectivas económicas tildadas de pesimistas (él las llama realistas).
Afirma Roubini que "aún no hemos salido de esta y ya viene otra crisis: la cuestión es solo cuándo". Prosigue señalando que “nos esperan años de bajo crecimiento económico por muy bien que salgan las excepcionales y en ocasiones insólitas medidas de política fiscal y monetaria que se han puesto en marcha. Vienen años dolorosos por la resaca del alto endeudamiento público y privado en el mundo rico. La buena noticia es que podemos evitar una recaída en la recesión. La mala es que no se puede hacer mucho más que eso".
La crisis que padecemos nació como financiera en su primera fase, mutó en crisis económica en la segunda, la tercera fue la crisis fiscal y, finalmente en su último capítulo por ahora, es “la guerra” o crisis de divisas. Pues bien, señala Roubini que nos encontramos justo antes de la siguiente etapa: se avecina una situación en la que en aquellos países más castigados, la deuda privada se convertirá en deuda pública resurgiendo los problemas fiscales.
Roubini, doctorado en Harvard, antiguo profesor de Yale y presidente de su propia consultora, postula una mayor regulación: "la banca es la semilla del problema, el ojo del huracán, y todo lo que se haga por darle una vuelta de tuerca a la regulación llegará ya demasiado tarde y será demasiado poco; y aun así hay que reconstruir los diques financieros para hacer frente a futuras crisis. Al paso que vamos la siguiente crisis financiera será aún peor que esta" ha afirmado.
Fue en el año 2004, cuando el economista empezó a hablar de un aterrizaje brusco de la economía norteamericana. Sin embargo, fue en un seminario en el FMI en otoño de 2006 cuando predijo que se avecinaba un grandioso descalabro financiero: el pinchazo de la burbuja inmobiliaria en el Atlántico Norte y, en última instancia, una depresión profunda. Otros muchos también acertaron, Robert Shiller o Kenneth Rogoff, por ejemplo, pronosticaron algo parecido en varios trabajos.
La realidad, es que siendo muy criticado, también es muy escuchado. Roubini cree que la economía está demasiado dominada por las matemáticas. Según el historiador económico Stephen Mihm (coautor de su obra “Cómo salimos de ésta” Roubini “viaja, escucha distintos puntos de vista de primera mano, intenta ver las cosas desde distintos ángulos, y además usa esos modelos, con los que está familiarizado desde hace más de veinte años. Esa es la clave de sus aciertos".
Afirma el “Doctor Catástrofe” que “la crisis va por barrios: Estados Unidos está algo mejor que Europa; y la periferia de Europa peor que el centro. Y aún dentro de Europa, Grecia y algunos países del Este están peor que Irlanda y Portugal, y esos dos países tienen más problemas que España".
Da recomendaciones distintas a unos y a otros: "Estados Unidos tiene margen para un segundo estímulo monetario. Su banco central está haciendo los deberes. Pero a la larga no podrá mantener su enorme déficit fiscal: los riesgos se acumulan, y las presiones sobre el dólar dejan una especie de terror financiero. Estados Unidos está depreciando a su moneda con su política monetaria (una máquina de imprimir dinero para comprar deuda pública). Los países emergentes, empezando por China continúan comprando bonos estadounidenses e impiden así que el dólar baje más”.
Para Europa, ve más dificultades. Pronostica una década perdida a la japonesa o incluso algo peor: una espiral parecida a la que sufrió Argentina en 2001. "A pesar del plan de rescate anunciado, a pesar de las ayudas a Grecia y a pesar de las pruebas de esfuerzo a la banca, la deuda de los países periféricos sigue presentando problemas. Y el crecimiento en Europa, especialmente en Portugal, Italia, Grecia y España, va a ser muy bajo e incluso negativo”. Dice que “el panorama le asusta. Con deudas tan elevadas y con los planes de austeridad, la deflación es un riesgo serio. Y en esa tesitura, países como Grecia van a tener que reestructurar su deuda, y eso generará una nueva crisis fiscal: ya no es una cuestión de si va a ocurrir, sino solo de cuándo".
Roubini afirma que se están utilizando políticas equivocadas por el Banco Central Europeo y Alemania: “la tozudez del BCE, que se empeña en ver fantasmas de inflación, es un desastre para Europa y en particular para los países periféricos. El euro se ha ido por las nubes por la negativa del BCE a dar pasos en la compra de bonos parecidos a los de la Reserva Federal. Como siga en esa línea y el euro llegue a 1,60 por dólar habrá desaparecido cualquier posibilidad de recuperación, y probablemente veamos que junto a Grecia algún otro país tenga que pedir rescate. Irlanda y Portugal son los peor situados. España ha conseguido desmarcarse y está algo mejor, aunque está metida en otros líos".
"España está mucho mejor que Grecia, y mejor que Irlanda o Portugal. Pero tiene una deuda privada enorme, un paro muy elevado que no va a bajar a medio plazo y un pinchazo inmobiliario en el que los precios aún tienen que caer más. Las pruebas de esfuerzo de la banca fueron muy positivas y la competitividad está mejorando, pero aunque los ajustes han sido duros, probablemente tengan que ser aún más severos. Sobre todo si la manía de la austeridad fiscal alemana y del Banco Central Europeo persisten en sus graves errores".
En contraste con lo anterior, Robert E. Lucas, Nobel en 1995 por su teoría de las expectativas racionales (pupilo de Milton Friedman) como acérrimo neoliberal, está convencido de que ni la política monetaria ni los estímulos fiscales van a mejorar la situación, por lo que defiende la conveniencia de mantener bajos los impuestos para incentivar la iniciativa privada y recompensar el esfuerzo personal. Este profesor de la Universidad de Chicago mantiene una intensa rivalidad académica con Paul Krugman en todos sus planteamientos. En una reciente entrevista señala que los europeos, y España en particular, están demasiado inmersos en el Estado de bienestar y que deberían dar un paso atrás. Además se declara partidario de mantener las rebajas fiscales de Bush para las rentas más altas.

ESTADOS UNIDOS:

La economía de Estados Unidos EE UU consiguió cierto repunte durante el tercer trimestre, ya que su PIB creció a una tasa anualizada del 2%, pero continua sumamente debilitada, y con cierto riesgo de caer en la deflación.
La senda expansiva de la economía comenzó en junio de 2009, pero el problema es que a este ritmo de crecimiento actual, no es posible generar los empleos necesarios para contener el paro, situado en el 9,6%.
Algunos economistas estiman, que para alcanzar cierta mejoría en el empleo, el PIB debería crecer de forma sostenida al 5%. El débil crecimiento actual, tampoco es el necesario para empezar a corregir otro importante problema: su enorme déficit público (una cifra equivalente al 9,8% de su PIB).
La realidad, es que los fundamentos de la economía de Estados Unidos dejan entrever una recuperación débil y un largo periodo de ajuste por el exceso de endeudamiento de la banca y de las familias.
Se ha acuñado el nombre de QE2 (quantitative easing) para referirse a la segunda ronda de expansión monetaria cuantitativa (reactivar la máquina de hacer dinero para comprar deuda pública e inyectar liquidez en el mercado).
La Reserva Federal ha anunciado que durante los próximos ocho meses movilizará 600.000 millones de dólares (425.000 millones de euros) para comprar deuda pública en plazos mensuales de 75.000 millones, hasta mediados de 2011. Trata de reanimar a la economía para evitar que quede atrapada en la temida deflación (continúa caída del nivel general de precios). El miedo a que esa difícil situación aparezca en el horizonte es lo que ha llevado a la autoridad estadounidense a tomar esta decisión. Se trata de recuperar a la economía que, en palabras de Ben Bernanke, es "lenta y decepcionante".
Como suelen hacerlo últimamente, ante la noticia, los mercados reaccionaron con fuertes bandazos. La Bolsa estadounidense subió con fuerza en los minutos posteriores al anuncio, para después bajar aún con más fuerza y acabar con moderadas subidas. El dólar ha hecho justo lo contrario, ya que ha llegado a cotizar hasta los 1,43 dólares por euro.
La Reserva Federal ha señalado que podría comprar incluso más bonos si la inflación sigue tan baja y el paro demasiado alto: "Seguiremos vigilando las perspectivas económicas y la evolución de los mercados financieros, y emplearemos los instrumentos monetarios cuando sea necesario".
Para algunos, como el Nobel Joseph Stiglitz e incluso algún miembro de la Reserva Federal la medida puede ser contraproducente, ya que puede hinchar burbujas en los emergentes, provocar una escalada en guerra de divisas (que analizaremos seguidamente) o activar incluso una inflación excesiva. Pero es que hace ya tiempo que la Reserva Federal agotó las tácticas convencionales: los tipos de interés están próximos al 0% y seguirán ahí durante meses. Desde otoño de 2008, la Reserva Federal ha inyectado 1,7 billones a través de la compra de bonos.
La nueva ronda de estímulos monetarios es una de las decisiones más importantes del banco central norteamericano desde el inicio de la Gran Recesión. El resto de grandes bancos centrales han puesto en marcha la misma medida, aunque en menor cuantía tanto en Reino Unido como en Japón, y en mucho menor volumen en el caso del Banco Central Europeo (BCE).
La gran pregunta es por qué la cantidad de estímulos movilizada desde 2008, no termina de dar un impulso definitivo a la economía de Estados Unidos. Algunos analistas señalan que se trata de un mecanismo formidable para luchar en las crisis, pero de una efectividad incierta en los ciclos de lenta recuperación.
Por otro lado, el manantial de dólares que inunda los mercados también busca provocar que la divisa norteamericana se deprecie, de forma que Estados Unidos mejore la competitividad de sus exportaciones.
Se ha desatado un nuevo peligro: “la guerra de las divisas”. El intento desesperado de diversos países y áreas monetarias, por salir del círculo vicioso de la atonía y débil crecimiento económicos por la vía de recuperar competitividad y ganar cuota de mercado internacional mediante el manejo de la política cambiaria.
Se trata de inducir la depreciación competitiva de la moneda propia para abaratar sus exportaciones, con la esperanza de conseguir un mayor crecimiento económico y la creación de empleo en el país, gracias al incremento de la demanda exterior. Máxime cuando la demanda interna no garantiza por sí misma el sostenimiento de la leve recuperación actual y mucho menos el relanzamiento del dinamismo económico y la necesaria generación de riqueza.
Esta “guerra de las divisas” supone un tremendo riesgo, ya que la espiral de depreciaciones forzadas de las divisas, de antemano, estaría abocada inevitablemente al fracaso para todos sus artífices: ningún país cobraría ventaja si todos deprecian sus monedas, por lo que el supuesto efecto dinamizador se disiparía. Además, podría tener repercusiones muy negativas sobre la marcha global de la economía, en la medida que podría acabar asfixiando a países emergentes que, como Brasil, están actuando como locomotoras de la recuperación internacional.
Además, supondría el abandono de la búsqueda de una salida conjunta de la crisis, que fue la estrategia internacional por la que se optó -sobre todo a partir de septiembre de 2008-, en la convicción de que sólo se sale de una gran recesión si lo hacen todos los países de la mano.
La instauración del “sálvese quien pueda” conduciría a repetir el tremendo error ya cometido por la comunidad internacional en la Gran Depresión de 1929 (el resurgimiento del proteccionismo como vía de escape de la crisis).
La realidad es que el dólar se ha depreciado, lo que puede favorecer a sus exportaciones (abaratándolas), pero tiene otro riesgo: China es el gran prestamista de Estados Unidos y ese país asiático tiene su cartera repleta de bonos denominados en dólares. Una depreciación del dólar implica para los prestamistas chinos -en el momento de la amortización de los bonos- un menor valor de esos títulos valorados en su moneda doméstica.
La pérdida del valor en Yuanes de los títulos de Deuda Pública denominados en dólares, supone que los ahorradores chinos, para continuar prestando a Estados Unidos (comprando sus bonos), exigirán un mayor interés. Ello puede suponer una subida de los tipos de interés a largo plazo.
La próxima reunión del G-20 este mes debería concluir con acuerdos que corten en seco la guerra de las divisas.
Por otro lado, los fiscales generales de Estados Unidos se han movilizado contra los embargos de viviendas de forma fraudulenta. Se investiga la práctica conocida como “robo signing”, por la que los empleados de los bancos ejecutaban los embargos sin revisar la documentación que sometían a la autorización judicial.
Y es que algunas entidades hipotecarias han realizado declaraciones juradas o firmado ejecuciones hipotecarias de manera defectuosa.
La banca estadounidense lo tiene difícil: durante la burbuja inmobiliaria se cuestionó su comportamiento al conceder hipotecas a propietarios insolventes. Ahora se teme que haya entregado a la Justicia documentación falsa para apoyar los embargos y así poder quitarse con rapidez activos de baja calidad de sus balances.

CHINA:

La economía de China sigue dando muestras de gran vitalidad. Según ha informado la Oficina Nacional de Estadísticas de ese país, el PIB creció un 9,6% en el tercer trimestre respecto al mismo periodo del año anterior. En el segundo trimestre había subido un 10,3%, y en el primero, un 11,9%. La ralentización es consecuencia de las medidas aplicadas por las autoridades ante el riesgo de sobrecalentamiento. La inflación, sin embargo, alcanzó el 3,6% en septiembre, cuando las previsiones oficiales para 2010 son que no supere el 3%.
Los líderes chinos han tomado medidas para restringir la concesión de créditos y enfriar la especulación en el mercado inmobiliario y la Bolsa. La previsión oficial de crecimiento del PIB para el conjunto del año es del 8%. El Banco Mundial calcula que llegará al 9,5%.
Por otro lado, el Banco Central de China ha elevado por sorpresa 0,25 puntos porcentuales los tipos de interés de referencia a un año. Ello refleja la preocupación de las autoridades por la inflación y el sobrecalentamiento de la segunda economía del mundo. Se trata de la primera subida que realiza Pekín desde diciembre de 2007.
Queda por conocer si se producirá una mayor flexibilización del yuan, como ha pedido Estados Unidos. Washington considera que la divisa china está artificialmente infravalorada para favorecer a las exportaciones asiáticas.
Durante el pasado mes de junio, China acabo con el anclaje de su moneda respecto al dólar que mantenía desde hacía 23 meses, y ha permitido que se revalorice alrededor de un 2,8% respecto al dólar.
Durante el próximo 2011, según Liu Shijin, subdirector del Centro de Investigación de Desarrollo, China sufrirá una ligera ralentización, creciendo su PIB un 9%. Liu afirmó que el producto interior bruto (PIB) tendrá un moderado crecimiento en los próximos tres a cinco años, debido al alza de los costes laborales, el exceso de liquidez y las dificultades para encontrar nuevas vías de crecimiento.

UNIÓN EUROPEA:

Frente a la última decisión de la Reserva Federal estadounidense de inyectar 600.000 millones de dólares (420.000 millones de euros) -en contraste con la mayor debilidad de la economía europea-, el Banco Central Europeo, aunque mantendrá los tipos de interés excepcionalmente bajos (1% desde hace año y medio) continuará retirando paulatinamente los impulsos monetarios excepcionales.
Rápidamente, en el mercado de divisas tuvo lugar la consiguiente apreciación del euro (depreciación del dólar). Se trata de una pésima noticia para las exportaciones europeas, y muy buena para las estadounidenses.
Los mayores bancos centrales del mundo (el estadounidense, el europeo, el británico y el japonés) han ido de la mano en toda la crisis “dándole a la maquina” para inyectar dinero. La decisión del BCE de retirada paulatina de esas medidas heterodoxas, le sitúa en una dirección opuesta a la de la Reserva Federal.
Por otro lado, Alemania ha conseguido introducir en la agenda europea un proceso que busca permitir la reestructuración ordenada de la deuda de los países con problemas. Es decir, que un país pueda quebrar de forma que sus acreedores (los bancos) tengan que asumir que no van a cobrar todo lo que se les debe. Esa medida va para largo, y no está claro que al final se apruebe. Además, ocasiona problemas en la deuda de los países periféricos, en especial de Irlanda y Portugal, y en menor medida también de España y de la inevitable Grecia.
El diferencial del bono español a 10 años con el alemán -el considerado más seguro en los mercados- se encaramó a sus niveles máximos en el último mes: España paga un 4,2% por su deuda (Alemania apenas un 2,4%). La confianza en la deuda española está soportando nuevos ataques. Otros están peor: Grecia paga más de un 10% de intereses por las dudas que despierta en los mercados, Portugal paga más del 6%, e Irlanda, que en las dos últimas jornadas ha liderado las subidas de las primas de riesgo, tiene que abonar intereses superiores al 7%.
La realidad es que, sin llegar al pánico del pasado mes de mayo, un nuevo brote de crisis fiscal se ha instalado en los mercados de deuda pública. Los inversores han entendido que las propuestas alemanas elevan drásticamente la probabilidad de futuras suspensiones de pagos de la deuda pública en la eurozona. Especialmente en Irlanda, donde el agujero de sus bancos, la crisis y el aumento galopante del déficit y la deuda son considerables.
Por otro lado, los responsables económicos europeos han acordado reforzar las sanciones a los infractores del Pacto de Estabilidad y Crecimiento, pero con mucha menos severidad de la que postulaban Alemania y la Comisión Europea. El carácter "automático" de las sanciones económicas que había exigido el Gobierno de Berlín para los infractores de los criterios del déficit (3%) y deuda (60%), ha quedado completamente diluido y no tiene nada que ver con las propuestas de la Comisión.
A tenor de lo acordado, la Comisión no podrá adoptar directamente decisiones sobre sanciones, sino que, en todo caso, serán adoptadas por acuerdos del Consejo a propuesta de la Comisión.
En la práctica, el procedimiento de sanciones queda en manos del Consejo que, contando con la mayoría cualificada, deberá aplicar "sanciones automáticas" si un Estado miembro no ha tomado las medidas correctoras necesarias en el plazo de seis meses. También se ha diluido mucho la pretensión de incluir el volumen de deuda pública como referente susceptible de sanción, debido a la preocupación que había generado su espectacular crecimiento (1,5 billones en los dos últimos año).
Alemania, por ahora la ganadora de la crisis, ha revisado al alza su previsión de crecimiento del producto interior bruto (PIB) hasta el 3,4% en 2010, frente a la anterior estimación del 1,4%.
Sin embargo, el Ministerio de Economía y Tecnología germano también augura una ralentización de la expansión alemana en 2011, cuando el PIB crecerá sólo un 1,8%.
El ministro de Economía y Tecnología, Rainer Brüderle, destacó el fuerte crecimiento previsto para la economía alemana este año (el más alto desde la reunificación) y afirmó que la recuperación se sostiene sólidamente "sobre dos piernas", pues a la fortaleza de las exportaciones se suma también una mejora del consumo doméstico, que crecerá una décima en 2010 y subirá al 1,1% en 2011.
Asimismo, el ministro destacó que las nuevas previsiones del Gobierno contemplan una reducción del paro de 190.000 personas, hasta los 3,2 millones de desempleados este año, mientras que esperan que en 2011 la cifra media de desempleados se sitúe por debajo de los 3 millones.
En la misma línea, el Gobierno germano confía en situar el déficit público por debajo del 3% del PIB ya en 2011 (objetivo anteriormente previsto para el año 2013). "Podemos tener confianza en el cumplimiento del umbral del 3% el año que viene", señaló el portavoz del Ministerio de Finanzas durante una conferencia de prensa. Los institutos alemanes de investigación económica pronostican un déficit del 2,7% del PIB el próximo año.
Según el Plan de Estabilidad alemán entregado a Bruselas en mayo pasado, Alemania esperaba situar el déficit al 4,5% del PIB en 2011, un punto menos que este año. Pero el fuerte crecimiento de la economía alemana motiva que los objetivos presupuestarios se puedan alcanzar bastante antes de lo previsto.
En relación al Reino Unido, el Gobierno del primer ministro británico, David Cameron, ha anunciado el mayor recorte del gasto público que se recuerda en ese país desde la II Guerra Mundial. Sin duda, es el mayor ajuste del Estado del bienestar habido en ese país hasta la fecha: casi 500.000 trabajadores del sector público van a perder su empleo; las tasas universitarias se va a multiplicar, y va a costar mucho más trabajo conseguir una vivienda social.
Se sabe que los departamentos ministeriales van a disminuir su gasto corriente en un 19% en los próximos cuatro años. Se retrasará un año la edad de jubilación (de 65 a 66 años).
Las medidas anunciadas suponen un recorte adicional de 7.000 millones de libras (8.000 millones de euros) en ayudas sociales, que se une a los 11.000 millones de libras (12.500 millones de euros) de ahorro en medidas que ya se habían anunciado.
El retraso en la edad de jubilación pretende ahorrar 5.700 millones de euros al año. La reforma de las pensiones públicas permitirá ahorrar algo más de 2.000 millones de euros al año para 2015, con un más que probable incremento de las contribuciones de los trabajadores del sector público.
Los recortes en el sistema de ayudas a las familias con hijos, que penaliza a aquellos matrimonios en los que uno de los cónyuges tiene ingresos superiores a 50.000 euros anuales, permitirán un ahorro de 2.850 millones de euros al año.
También se ha anunciado un nuevo sistema de ayudas a la vivienda: aunque se mantienen las actuales condiciones para quienes tienen ahora un contrato en vigor, a partir de ahora los nuevos contratos significarán que el beneficiario de la ayuda deberá pagar un precio equivalente al 80% del precio de mercado por el alquiler de la vivienda.

ESPAÑA:

Según el Banco de España, la débil recuperación económica se ha frenado. El fin de las ayudas al automóvil, la subida del IVA, y los planes de ajuste fiscal hacían temer que hubiera decrecido el PIB. Al final, no ha sido así ya que en el tercer trimestre la economía española ha tenido un comportamiento completamente plano: ni ha crecido ni ha disminuido. Si bien en términos interanuales ha registrado un leve crecimiento del 0,2%.
Según el Banco de España, después de este estancamiento "transitorio" habrá una "suave recuperación" que no será suficiente para crear empleo. Ahora bien, si persiste la crisis de deuda, surgirá un tremendo mal: las entidades financieras acabarán por encarecer sus créditos.
Casi todos los analistas y organismos internacionales anunciaban el parón del consumo y la puesta en marcha del drástico plan de ajuste público aprobado conducirían a la economía española a una recaída. El informe del Banco de España viene a certificar el retroceso habido en el consumo
Si bien el mercado de la Deuda Pública está castigando de nuevo a los títulos del Tesoro Público español (consecuencia del contagio de las dudas relativas a la banca irlandesa), el Boletín económico del Banco de España se precipita al dar por superado.
El supervisor considera que para reducir el paro es "imprescindible" una mejora continuada de la demanda exterior y del sector privado, "asentada en la mejora de las expectativas que un abanico ambicioso de reformas estructurales debería propiciar".
El organismo que dirige Miguel Ángel Fernández Ordóñez ha corroborado que el consumo y la inversión en bienes de equipo retroceden respecto al trimestre anterior (una quiebra en los leves incrementos de la primera mitad del año). Al continuar estancadas la industria y la construcción, la recaída se ha evitado gracias al sector exterior: “las exportaciones vuelven a crecer con fuerza", en contraste con el descenso de las importaciones.
La economía española no ha recaído pero se ha estancado. Comportamiento distinto al del resto de países avanzados: en el tercer trimestre EE UU creció un 0,5% y el Reino Unido un 0,8%. En cualquier caso un crecimiento insuficiente para comenzar a reducir el fuerte volumen de paro.
Hay que resaltar un importante riesgo: si continúa la presión que los mercados someten a la deuda española -tanto a la pública como a la privada- acabará repercutiendo en el bolsillo de las familias y las empresas. Si las primas de riesgo siguen siendo altas, esta situación "podría acabar trasladándose a los tipos de interés del crédito", explica el Banco de España en su boletín de octubre.
Se trata de una gravísima amenaza sobre la lenta recuperación española: la restricción del crédito a autónomos y empresas. Es indispensable la normalización de este mercado para la recuperación económica española. El posible encarecimiento de los préstamos planea sobre un futuro lleno de incertidumbres.
Y es que el revuelo en el mercado de la Deuda a causa de los problemas en Irlanda, ha motivado que la diferencia entre los bonos a 10 años españoles y los alemanes, de nuevo, se haya situado en los 200 puntos básicos. Se volvía así a los niveles previos a la publicación de los resultados de las pruebas de resistencia a la banca europea, que tuvieron un efecto balsámico, tan sólo momentáneo, a la vista de lo sucedido tras recrudecerse la crisis de deuda soberana por los problemas aludidos de Irlanda. Si bien en esta ocasión, a medida que pasaron las horas, la tensión se aflojó un poco (tanto sobre la deuda española, como sobre la irlandesa y la portuguesa). Por ahora, parece detenida.
Las primas de riesgo, no solo las paga el Tesoro Público español, ya que también castiga a las entidades financieras cuando intentan captar dinero en los mercados exteriores. Según el Banco de España, "produce un elemento de presión en el coste de la captación de pasivo". Por ello, probablemente, bancos y cajas de ahorros se verán obligados a pagar más para atraer el dinero a sus balances, recrudeciendo aún más la actual guerra de depósitos. Lo que, según pronostica el supervisor, lo acabarán pagando los clientes en sus créditos.
Por otro lado, en España las ejecuciones hipotecarias se han disparado. Mientras que en la primera mitad de 2007, los tribunales ejecutaron poco más de 11.000 hipotecas, en el primer trimestre de este año se han rozado las 52.0000, según los datos del Consejo General del Poder Judicial. La situación es especialmente grave en Cataluña, La Rioja y Aragón, donde en tres años se han quintuplicado, o en Murcia, donde se multiplicaron por seis. Pese a este ascenso vertiginoso, aún son volúmenes minúsculos en comparación con los más tres millones de estadounidenses morosos. El motivo es que las entidades españolas prefieren renegociar las condiciones del préstamo hasta el infinito y solo embargan si no les queda otra opción.
Parece como si se quisiera retrasar el problema, y esperar a ver si las circunstancias mejoran. Es como si la idea fuese hacer todo lo posible por no perder al cliente y no admitir que ese crédito va a ser fallido.
Por si fuera poco, el Banco de España ha alertado sobre la guerra de depósitos en la que ha entrado la banca. El mercado español es el único de Europa donde se vive esta tensa situación de máxima competencia por el ahorro de los clientes. Bancos y cajas ofrecen desde el 4% al 4,75% a un año, frente al 1,85% que ofrecen las Letras del Tesoro. Es decir, más del doble.
Afirma el supervisor en el Informe de Estabilidad Financiera publicado que "las entidades que acometan estas estrategias deben valorar, en función de sus fortalezas y de su rentabilidad, los retos que les plantean”. Menciona el estrechamiento del margen que sufren las entidades en los últimos tiempos. Y avisa de que la competencia por la captación del ahorro de las familias se traduce en un mayor coste de los depósitos nuevos, "lo que introduce un elemento de presión adicional sobre las cuentas de resultados". Por todo ello, asegura que esta estrategia "debe ir acompañada de un reforzamiento de la reducción de costes y de un aumento de la eficiencia".
Pero si el Banco de España lanza un toque de atención general, es más directo con las entidades que recibieron dinero público del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB). En su caso, dice el informe, "se habrá de actuar con especial prudencia a la hora de acometer estrategias de captación de depósitos precisamente por el apoyo público recibido, y acelerar al máximo la culminación de sus planes de integración y reestructuración".
Fuentes del sector consideran que la guerra por el pasivo debilita al sector en su conjunto. "Es lícito defenderse de los competidores, incluso si se ha recibido ayudas públicas. Pero todo tiene un límite", añaden. "Puede que una caja o un banco gane a corto plazo porque capte más dinero, pero puede perder si al final quiebra una entidad y tiene que acudir a su rescate", dicen estas fuentes. La competencia es libre, lo que dificulta la intervención del Banco de España. Sin embargo, parece claro que si después de este aviso no se apacigua la guerra, el supervisor podría actuar. Sobre todo si detecta que se daña la solvencia del sector, algo que ya ha empezado a suceder.
El Banco de España, en el mismo informe, también alerta los riesgos inherentes para bancos y cajas del desplome inmobiliario. Los problemas de pago de promotores, constructores y, en mucha menor medida, de los ciudadanos que compraron casas que ahora no pueden pagar, lastra cada vez más las cuentas de las entidades de crédito.
En otro orden, la EPA del tercer trimestre señala una leve caída de la tasa de paro. Es la primera vez que ocurre desde mediados del año 2007. En aquel momento se situaba en el 7,95%. Ahora está en el 19,79%.
Un hecho explicativo de esa minúscula disminución de la tasa de paro es la evolución de la población activa: el estancamiento del número de personas en edad de trabajar que no están desanimadas (activos que siguen buscando empleo) es lo que ha permitido reducir la tasa de paro. La creación de 69.900 empleos unida al estancamiento citado de la población activa en 23,1 millones de personas ocasiona la leve caída de la tasa de paro.
Lo positivo, es que ha descendido el número de familias que tienen a todos sus miembros en paro.
La realidad es que los nuevos contratos son temporales, básicamente, en el sector público: son contratos de sustitución de funcionarios en vacaciones, o para actividades públicas veraniegas, o contratos eventuales en la educación (típicos de septiembre).

MERCADOS:

El Ibex 35 cerró el pasado mes de octubre con una subida del 2,84%, pero a pesar de esa subida, el Ibex 35 puso fin a su corta racha de tres semanas consecutivas de ganancias y termino cediendo el 1,02%.
El sector bancario volvió a ser el protagonista destacado en el mercado español, primero, porque la agencia de calificación de riesgo Moody's se hizo eco de los datos de morosidad del sector del mes de agosto publicados por el Banco de España y anunció que la rentabilidad de los bancos españoles podría seguir bajo presión durante año y medio más. Las cotizaciones de los valores bancarios cayeron con fuerza ese día, lo que era un mal preludio para comenzar la presentación de resultados trimestrales algunos días después: los beneficios de los bancos españoles se han resentido en el tercer trimestre por la nueva normativa sobre provisiones y por los descensos de los márgenes provocados por la guerra del pasivo.
Los grandes valores bancarios, Santander y BBVA, han defraudado a los inversores al no conseguir que sus negocios del exterior compensaran la debilidad de la actividad doméstica.
Por otro lado, el Euribor, hasta hace poco en mínimos históricos, empezó una leve remontada hace medio año, aunque fue en el pasado mes de agosto cuando empezó a afectar a los bolsillos de familias y empresas. No obstante, cerró el mes de octubre en el 1,495% (el nivel más elevado desde junio del año 2009).
Tomando como ejemplo a una familia que revise una hipoteca de, por ejemplo, 150.000 euros, con un plazo de amortización de 25 años, y un diferencial sobre el Euribor del 0,5%, tendrá que pagar unos 635,4 euros al mes (venía pagando unos 617,2), por lo que la subida del Euribor le costará unos 18 euros al mes.
En relación al mercado del automóvil, en el pasado mes de octubre se vendieron 61.366 unidades, con una caída del 37,6% sobre igual mes de 2009. En el segundo semestre del pasado año y en el primero del año actual las ayudas directas de 2.000 euros por vehículo mantuvieron al sector con cierta actividad. El segmento de particulares, que supone el grueso de los compradores (casi el 85%) bajó sus compras el 50% en octubre, mientras que las empresas y las compañías alquiladoras frenaron una poco la caída.
Finalmente respecto al precio de los pisos, el mercado no está tocando fondo. Según el índice que elabora la tasadora Tinsa, el precio medio de la vivienda cayó en septiembre un 5% respeto al mismo mes del año anterior, cuatro décimas más de lo que había descendido en agosto. El mercado inmobiliario arrastra ya dos años y nueve meses de caídas en el precio de un bien fundamental que durante el boom muchos sostenían que nunca perdería valor.
El índice de tasaciones inmobiliarias sobre pisos libres, tanto nuevos como usados, refleja una caída mayor tras meses en los que parecía que los precios tendían a moderarse.
La bajada acumulada desde el máximo de diciembre de 2007 se acentúa tras los descensos de los últimos tres meses hasta el 18%. La zona más castigada por el reventón de la burbuja inmobiliaria sigue siendo la costa mediterránea, con un descenso interanual del 8,7%, aunque se aleja de los porcentajes de un año antes, cuando las caídas superaban el 11%.
Por debajo de la media se sitúan las capitales y grandes ciudades (donde los precios caen un 4,6%), las islas Baleares y Canarias (-4,2%) y el resto de municipios (-3,4%).

EMPRESAS:

Está claro que el beneficio muchas veces comienza por el propio. Las compañías Iberia y British Airways han anunciado los sueldos que cobrará la cúpula de la compañía.
El consejero delegado de British Airways, Willie Walsh, que ocupará ese mismo cargo en la compañía resultante de la fusión, recibirá un salario fijo de 825.000 libras (unos 943.000 euros) al año, lo que supone un incremento del 22,4% respecto a lo que cobró por ese concepto en el último año. A Keith Williams, primer ejecutivo de British Airways (anteriormente su director financiero), se le asigna un sueldo base de 630.000 libras (719.000 euros), una mejora del 56% sobre el pasado ejercicio.
Hay que sumar a esas retribuciones una aportación a planes de pensiones del 25% del salario base (para todos los consejeros ejecutivos y altos directivos de la compañía), dietas y bonus por cumplimiento de objetivos (básicamente en función de los resultados económicos) de hasta el 200% del salario base en el caso de Walsh y del 150% como máximo para Williams, como también para el consejero delegado de Iberia, Rafael Sánchez-Lozano, que tendrá un fijo de 632.000 euros. Además, tendrán incentivos ligados a la cotización.
La comparación del sueldo de los españoles resulta menos exacta, ya que Iberia no informa de los salarios individualizados.

miércoles, 6 de octubre de 2010

SITUACIÓN ECONÓMICA A OCTUBRE 2010. AUMENTAN LOS RIESGOS, EL PARO Y LA INCERTIDUMBRE

Según el gurú Nouriel Roubini, “la crisis tiene algo de huracán: actúa de una manera relativamente previsible, pero puede cambiar de dirección, amainar e incluso resurgir sin apenas avisar”. Por su parte, el Director gerente del FMI, Strauss-Kahn, ha asegurado que “no hemos visto aún los últimos coletazos de ese huracán que azota la economía: no hay victoria sin empleo, y el paro va a seguir ahí mucho tiempo. La idea de que la crisis está ya detrás de nosotros es una completa equivocación. La recuperación es débil, está plagada de incertidumbres; ni siquiera puede hablarse de recuperación genuina si no se crea empleo".

ECONOMÍA GLOBAL:

La Gran Recesión ya se causado la pérdida de, nada menos, 30 millones de empleos durante tres años.
Técnicamente, la recesión ha terminado, pero para los trabajadores la crisis no ha amainado y, lo que es peor, parece que seguirá agravándose durante muchos años.
Algunos analistas señalan que va durar alrededor de siete años el fortísimo desempleo que padecemos a nivel mundial. La economía se enfrenta a un crecimiento anémico durante una larga temporada, lo que unido a que el empleo se recuperará más tarde, hacen esperar que el empleo no vuelva a los niveles de 2007 hasta el año 2017.
El panorama muestra que los ajustes no se han terminado de producir: las empresas no invierten y crean empleo, los bancos mantienen cerrado el grifo de los créditos, y los endeudados consumidores son ahora muy cautelosos en sus compras.
La realidad, es que no existe una auténtica recuperación ni en Estados Unidos ni en la vieja Europa. La ingente emisión de Deuda Pública de muchos países, motivada por los déficits públicos, ha evitado que la Recesión se transformase en depresión, y ha servido para salvar a muchos bancos.
Ahora bien, nos encontramos ante una crisis de “insuficiencia de la demanda”, por lo que mientras no haya demanda pública o privada (consumo) las empresas no se van animar a invertir, por lo que el paro continuará aumentando.
Asistimos a un auténtico“rompecabezas de política económica”: Alemania, que lleva bastantes años con una política de contención salarial, ha podido acumular superávits en su comercio exterior y ahora, en lugar de elevar los sueldos para impulsar a su demanda interna, está abanderando el fundamentalismo de la austeridad económica. Esta circunstancia está ocasionando a los países europeos periféricos –entre ellos España- un ajuste muy doloroso. Muchos analistas abogan por políticas que incentiven el consumo en Alemania.
Las sucesivas jactancias del G-20 no han servido para mucho. En la última reunión apostó fuertemente por la austeridad, y el FMI le apoyó. Pero últimamente el Fondo está matizando su postura: el economista jefe del FMI, Olivier Blanchard, ha declarado que “la política fiscal no ha alcanzado sus límites. Lo necesario en los países desarrollados es una consolidación fiscal creíble a medio plazo; no una soga fiscal a día de hoy. Si los estímulos activan a la economía se van a generar ingresos públicos y el impacto sobre el déficit será bajo. Eso, desde luego, es mucho mejor que no hacer nada”.
Frente a este dilema entre austeridad o crecimiento, hay unanimidad en la necesidad de proseguir con la “barra libre” de liquidez para los bancos. Pero nadie está planteando medidas serias para solucionar el problema del desempleo, según ha declarado Philippe Egger, de la OIT (Organización Internacional del Trabajo).
Sin embargo, cuándo existe prácticamente acuerdo respecto a las causas de la crisis que padecemos, el FMI ha declarado que: "tres años después del comienzo de la crisis financiera global se han hecho muchas cosas para reformar el sistema financiero global, pero queda mucho pendiente".
El FMI pide a los reguladores que sean más agresivos para evitar que las grandes entidades financieras vuelvan a pecar y asumir más riesgos de los debidos. El objetivo, reitera el FMI, es evitar en la medida de lo posible que se produzca otra crisis. Y para ello aconseja que haya una mayor coordinación de los reguladores a escala internacional.
El problema, señala el FMI, es que “siguen intactas algunas características del sistema financiero que contribuyeron al desastre, y pide que “los reguladores cuenten con un mandato más claro, así como recursos y autoridad suficientes para supervisar a las compañías y a los mercados financieros”. Propone que los bancos asuman los riesgos excesivos que puedan acometer en el futuro.
Por otro lado, el Consejo de Administración del FMI ha votado en favor de convertir en obligatorios sus Programas de Evaluación del Sector Financiero (en este momento son voluntarios). Entre los países que deberán someterse a esos exámenes del Fondo hay doce europeos (uno de ellos España), todos los que integran el G-7 y también las llamadas economías emergentes (India, Brasil, China y México).
El FMI pretende que las evaluaciones se realicen al menos cada cinco años, si bien cada país podrá someterse con mayor frecuencia a las pruebas voluntariamente.
Los exámenes del FMI girarán sobre tres elementos: a) valoración de las causas, la probabilidad y el impacto de los principales riesgos para la estabilidad financiera del país; b) valoración del marco regulador de la estabilidad financiera en cada país; y c) evaluación de la capacidad de las autoridades para hacer frente y resolver una crisis si los riesgos se llegan a materializar.

ESTADOS UNIDOS:

El recién estrenado presidente del Consejo de Asesores Económicos de la Casa Blanca, realizó su primer diagnostico para Estados Unidos: “tendrá paro para mucho tiempo, y muy alto”.
Por ello, cuando la tasa de paro roza el 10%, el presidente Barack Obama acaba de presentar un plan valorado en 350.000 millones de dólares. Su finalidad es estimular la generación de empleo. Se van a recortar los impuestos a la clase media. El presidente Obama señaló que “lo que no puede permitirse la economía es que se mantenga el guiño fiscal de la era Bush a los que ganan más de 250.000 dólares anuales (196.494 euros), lo que cuesta unos 700.000 millones de dólares a las arcas públicas”. El Gobierno Obama quiere eliminar estas prebendas a final de año.
Igualmente, ha decidido una reducción de impuestos para las familias y para las empresas que inviertan en investigación y promocionen la creación de empleo.
También propone gastar 50.000 millones de dólares (39.300 millones de euros) en el desarrollo y modernización de las infraestructuras.
Las reducciones de impuestos a las empresas con la finalidad de estimular la inversión en nuevas tecnologías, dirigida a lograr una mayor competitividad en los mercados internacionales, podría afectar a casi 1,5 millones de compañías. El Gobierno Obama considera que con esta medida se conseguirá crear puestos de trabajo de alta cualificación.
Obama ha declarado que "durante años nuestra política fiscal ha destinado miles de millones de dólares a estimular a las empresas a crear empleos y obtener beneficios en otros países. Quiero cambiar eso. Propongo una más generosa y permanente extensión de créditos fiscales a las empresas que desarrollen e innoven aquí, en Estados Unidos".
Lamentablemente, este plan que en el pasado fue defendido por los republicanos, es probable que no cuente con el necesario respaldo político de la oposición en el Congreso estadounidense. Los republicanos han criticado frontalmente estas medidas, oponiéndose a la eliminación de las ventajas fiscales de Bush, y proponiendo “la congelación de todos los impuestos durante dos años y la reducción del gasto público hasta los niveles previos del año 2008”.
En contraste con todo lo anterior, la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico) ha urgido a la Administración estadounidense a corregir su déficit público, ya que ve insostenible el sostenimiento de la Deuda Pública a corto plazo.
La OCDE espera, para este año y el que viene, un crecimiento del 2,6%. En línea con la Reserva Federal estima que el paro en Estados Unidos se va a mantener por encima del 9% durante un largo periodo de tiempo.
La OCDE apoya la estrategia monetaria seguida por la Reserva Federal y ve con buenos ojos la disposición para activar más estímulos si se revierte la situación de leve repunte económico, aunque afirma que no se ven riesgos de recaída.
Sin embargo, el débil crecimiento económico no será suficiente para aumentar el empleo y corregir el déficit de las cuentas públicas. Obama pretende reducir el desequilibrio fiscal hasta el 3% del PIB en 2015, por lo que la OCDE aplaude dicho objetivo, pero nos bastará con el fin de los estímulos y de las medidas de rescate a los bancos, ni tampoco disminuyendo los gastos en Defensa.
La OCDE postula para la economía estadounidense un aumento de los impuestos (EE UU tiene, según esa organización, uno de los ratios impositivos más bajos). El organismo pide aumentar los impuestos indirectos, básicamente al consumo, implantado algo parecido al IVA europeo.

UNIÓN EUROPEA:

Bruselas ha dado a conocer sus estimaciones revisadas para este 2010: Alemania y Polonia aparecen situadas en un claro repunte, siguiéndoles a cierta distancia Francia, Reino Unido e Italia. Dentro de ese cuadro España aparece como muy rezagada.
La distancia que separa a los avanzados y los rezagados se está ampliando: Alemania crecerá este año un 3,4% (la previsión anterior era el 1,2%), mientras que España tan sólo mejora en una décima respecto a la anterior previsión, y se mantiene en negativo. Siendo posible, incluso, cierta recaída durante el tercer trimestre de este año.
Según la Comisión Europea, el PIB de la eurozona crecerá prácticamente el doble respecto a la anterior estimación (hasta el 1,7%). El PIB total de la Unión Europea crecerá el 1,8%.
Sin embargo, según el comisario de Asuntos Económicos y Monetarios, Olli Rehn, “la recuperación económica de la UE avanza más deprisa de lo esperado, pero sigue siendo frágil, por lo no hay motivos para cantar victoria”.
Según la Comisión Europea, España evitará caer en una nueva recesión, pero la bordeará. La Comisión ha afirmado que la posible contracción del PIB español de una décima en el trimestre veraniego, se debe a que "el incremento del IVA que entró en vigor el pasado 1 de julio incitó a un adelantamiento de los planes de consumo, lo que parece explicar el deterioro observado en las ventas minoristas durante el tercer trimestre. Si a ese factor se le añade el desplome en las ventas de turismos, afectadas por la desaparición de los incentivos a la compra, la proyección es que el consumo privado caerá en la segunda mitad del año".
El PIB alemán del 4,7% negativo durante 2009, será del 3,4% positivo durante 2010. El resto de economías europeas han conseguido pasar de cifras negativas del PIB a positivas (Holanda un 1,9%, e incluso el PIB de Italia crecerá el 1,1%).
Bruselas añadió que no descarta "nuevas tensiones en los mercados financieros", y además teme que las medidas de ajuste presupuestario que han tenido que llevar a cabo los países "podría tener mayores repercusiones de lo esperado en la demanda interna de los países afectados". En términos, quizá más entendibles, reconoce que se podría “haber pasado de rosca” en el ajuste fiscal impuesto a determinados países.
El comportamiento calificado de notable para la economía germana, no ha impedido que su ministro de Hacienda, Wolgang Schäuble, haya lanzado la advertencia de que "aún no hemos salido de la crisis", aunque sus números reflejen otra perspectiva: aumento de la producción y caída del desempleo, con unos buenos resultados de las empresas alemanas.
Muchos críticos a Schäuble señalan que sus temores son tan sólo excusas para que su Gobierno pueda seguir aferrado al plan de austeridad impuesto por la canciller Angela Merkel, y que puede estar causando graves perjuicios a las economías periféricas de la UE.
Angela Merkel recordaba hace unos meses cómo “los alemanes se sintieron alumnos rezagados en un aula que rebosaba genios de las finanzas. Hasta que la crisis financiera reventó burbujas inmobiliarias y reveló profundas deficiencias en países como España o Irlanda. Y dio a Alemania los réditos de sus años de sequía salarial y de recortes presupuestarios”.
Algunos medios señalan que mientras algunos españoles siguen pagando con apuros los plazos sus Audi y Mercedes fabricados en Alemania, las Pymes alemanas aumentan su producción, contratando a nuevos trabajadores, y la economía real (en particular la clásica y quizá denostada industria que en casi todas las economías perdió peso a favor de los nuevos sectores financieros), la de los fabricantes de maquinarias, piezas, materiales,… está viendo crecer fuertemente sus ventas a los países emergentes (las exportaciones de automóviles crecieron el 41% durante el primer semestre de 2010). BMW, por ejemplo, no encuentra suficientes empleados para contratar, mientras suben los salarios y con ellos, la demanda interna.
Otros analistas destacan los riesgos de Alemania: la renqueante eurozona, hacia donde van el 40% de sus exportaciones (han caído un 1,5% en julio respecto al mes anterior). También, posibles señales de ralentización en la economía china hacia donde se han incrementado mucho sus exportaciones
Pero los pronósticos actuales de algunos institutos económicos ven un crecimiento del 3,5%. Es más del doble de lo que pronosticó el Gobierno. El ministerio presentará nuevas previsiones oficiales en octubre.
El instituto económico alemán de Halle (IWH) espera que el número de parados no supere los 2,9 millones (6,6% de la población activa) el año que viene. Este mes buscaban empleo 3,1 millones de personas, el 7,6%. El aumento del consumo mejorará los ingresos públicos, por lo que se prevé un déficit en las finanzas públicas inferior al 3% en 2011. La disminución del desempleo, unida a la mejora de la confianza, podrían impulsar favorablemente al consumo.
Por su parte, Francia en el próximo 2011 va a aplicar un presupuesto muy austero. De esta forma, se quiere recortar gastos y recortar el déficit público (para este año se estima en una cifra equivalente al 7,7% de su PIB).
El ministro del Presupuesto, François Baroin, ha señalado que Francia proseguirá con la política de contratar solo un funcionario por cada dos que se jubilan, así como eliminar deducciones fiscales.
El Ejecutivo francés espera que el déficit público se situé en 2011 en el 6%, para llegar en el año 2012 al 3%, y en 2013 al 2%.
La eliminación de deducciones fiscales afectará en un 40% a las familias. Entre ellas se encuentra la supresión de las deducciones a la inversión en Fondos de Pensiones.
Sin embargo, la crisis fiscal y el temor a la tiranía de los mercados financieros no cesan. Los problemas no han desaparecido y se ha reavivado con virulencia en algunos países. La austeridad decretada por Alemania a toda Europa ha provocado que los países más atacados (España, Grecia, Irlanda y Portugal) hayan adoptado importantes recortes públicos, pero la crisis sigue ahí.
Continúa golpeando a Atenas, y “atiza” con fuerza a Dublín y Lisboa. Por ahora, ha dejado fuera a Madrid. Por eso, el FMI como comentábamos ha dicho que “puede que la austeridad no sea la solución a todos los males. Incluso puede ser un problema”. Y es que, siendo necesarios los recortes cuando se recibe un ataque como el sufrido por algunos países europeos, dan lugar a graves caídas en la actividad económica.
Los más acérrimos defensores del mercado, afirman que a largo plazo esas recetas terminarán inyectando el necesario optimismo económico. Por lo que los consumidores gastarán más, y las empresas responderán incrementando su inversión y creando empleo. Es decir, sucederá que la economía recupere una senda de crecimiento. Ahora bien, a corto plazo quizá no sea así: el FMI, ha estudiado una base de datos de ajustes fiscales durante 30 años en 15 países, asegurando que los efectos a corto plazo son devastadores, especialmente cuando son varios países a la vez los que aplican la “austeridad a rajatabla”, como ocurre en Europa. En pocas palabras, que la recuperación va a ser muy lenta.
Las primas de riesgo de Dublin y Lisboa (la diferencia entre sus bonos a 10 años y los alemanes: el indicador que señala el temor de los inversores al riesgo de que el país declare la suspensión de pagos) ha trepado por encima del nivel que atenazaba a Grecia en la crisis desatada en el pasado mes de enero.
Aunque Irlanda ha cumplido con sus deberes, “el agujero de sus bancos es espectacular”; el desequilibrio en sus cuentas públicas sobrepasa una cifra equivalente al 30% de su PIB. Por lo que los mercados, en una frase que se ha acuñado: “han olido la sangre”.
El Ejecutivo irlandés estudia un segundo plan de recortes que puede desatar la ira de la ciudadanía, muy castigada ya por la primera dosis de austeridad y con un grado de indignación creciente: todo ese dinero sirve para tapar las vergüenzas de sus bancos.
En Portugal la situación es algo distinta: no había habido un recorte fuerte, pero al final con el riesgo país demasiado alto, han tenido que decretarlo.
Nuestro país, por ahora parece reflejar que los ajustes han permitido que la deuda pública española haya quedado fuera de la embestida de los mercados financieros, aunque, claramente, España continúa en libertad vigilada.
La realidad, es que el tamaño de nuestra economía podría dar lugar a un terremoto global, aparte de la que la percepción de “deberes hechos” se sigue, hasta el momento, manteniendo. En cualquier caso, los intereses que hemos de pagar por colocar nuestros títulos de deuda pública continúan siendo elevados.
Por otro lado, en un reciente informe del BCE se alerta respecto a la situación de los bancos. El problema surge por las “conductas de riesgo” de las entidades motivadas por el aumento de los costes del pasivo bancario (mayores intereses a pagar). Es una consecuencia de la mayor competencia y de las nuevas exigencias internacionales, e incluso también se deriva de la morosidad ocasionada por el aumento del paro.
No obstante, el BCE cree que las nuevas normas internacionales de capital y liquidez dictadas por los reguladores nacionales y mundiales (Basilea III), traerán una mayor estabilidad financiera.
Explica el BCE, que aunque Basilea III no comenzará a aplicarse hasta 2013 (siendo totalmente efectivo en 2019), la banca se anticipará en la búsqueda de capital y liquidez, lo que elevará la competencia. La batalla por el pasivo provocará una disminución de los márgenes bancarios.
El BCE dice que las pruebas de esfuerzo realizadas en verano, han contribuido a reducir la incertidumbre que pesaba sobre las posibles pérdidas de los bancos, pero señala un problema aún sin solucionar: "Se necesitan más esfuerzos para resolver la situación de los bancos más débiles, algunos de los cuales siguen dependiendo de apoyo público".

ESPAÑA:

La Comisión Europea ha manifestado que en España "debe esperarse una caída temporal del PIB en el tercer trimestre, aunque volverá a crecer en el cuarto”. Las autoridades de la UE apoyan los "importantes esfuerzos" del Gobierno español para "intensificar la consolidación fiscal y realizar reformas estructurales serias, incluidas la de las pensiones y la reforma laboral”.
Con respecto al comportamiento de los precios, si bien el FMI estima que España es una de las máximas candidatas, junto a otras como la japonesa, la irlandesa o la estadounidense, a entrar en un proceso de deflación (caída persistente del nivel general de precios), los datos están denegando, hoy por hoy, esa amenaza. Y es que los precios –según el IPC adelantado- durante el pasado septiembre han subido hasta el 2%. (supone dos décimas por encima del habido en agosto, y es la subida más alta desde octubre de 2008).
El aumento, en gran parte, es debido al avance de los precios de lubricantes y combustibles. Algunos analistas consideran que la subida del IVA todavía no se ha trasladado en su totalidad a los precios. Este hecho provocaría una subida mayor a final del año.
El consenso de analistas fijaba para septiembre una subida ligeramente superior (del 2,1%). Según un informe de Barclays Capital “la situación del comercio está retrasando la aplicación de la subida del IVA, ante la mala situación del mercado laboral”.
Por lo que respecta a las cuentas públicas, los pagos que realizó el Estado en los ocho primeros meses del año descendieron un 4,6%, ritmo que casi duplica el registrado hasta julio. Se trata del segundo mes consecutivo en el que la evolución de las cuentas del Estado refleja las medidas de ajuste aplicadas por el Gobierno.
Esas iniciativas, sumadas a una mejora de los ingresos, han contenido fuertemente el déficit, que hasta agosto sumó 34.849 millones de euros (el 3,3% del PIB). La cifra resulta un 42% inferior a la registrada en el mismo periodo de 2009, el peor año de las cuentas públicas.
Pese a que los gastos financieros crecen a buen ritmo (un 10%) por el mayor desembolso en el pago de los intereses de la deuda pública, la disminución de los pagos del Estado se ha producido.
Ha jugado en contra la contención de los gastos de personal (los funcionarios cobran un 5% menos), que se ha resistido a caer. El motivo es que este capítulo aún recoge los incrementos de plantilla pactados en algunos ministerios antes de que la crisis llegara a los Presupuestos.
La disminución del déficit se debe, sobre todo, a la mejora de los ingresos públicos: se ha recaudado un 10% más hasta agosto. Teniendo en cuenta el dinero que se queda el Estado (descontadas las sumas transferidas a los ayuntamientos y comunidades) la mejora es del 33%, ya que a los ayuntamientos se está transfiriendo menos dinero que en el pasado año.
El buen comportamiento del IVA es el motor de la mejoría en las cuentas (su recaudación ha crecido un 66%). Las cifras no reflejan todavía el impacto de la subida de tipos de este impuesto, pues las empresas disponen de un mes de gracia en agosto y pueden retrasar hasta septiembre los pagos de IVA correspondientes a julio. En todo caso, Hacienda ha aventurado que la recaudación por IVA, de momento, no se ha resentido por la subida de tipos habida.
Las medidas de ajuste y austeridad iniciadas a mediados de este año, van a alcanzar su nivel máximo en los Presupuestos para 2011. Salvo los intereses de la deuda y las pensiones, todos los capítulos del Presupuesto sufren importantes disminuciones. El elemento que más favorece el crecimiento económico: la inversión, es la partida que más baja, (un 38%).
El Ejecutivo va a aplicar la contención en partidas que eran su bandera en anteriores presupuestos: Infraestructuras (caída del 30%). Las partidas en I+D, y las dedicadas a la ayuda a la dependencia, son ejemplos de la nueva orientación de estos presupuestos. En general, los diversos ministerios contaran en el próximo año con un 15,6% menos de dinero para gastar.
La vicepresidenta y ministra de Economía, Elena Salgado afirmó que "son unos Presupuestos austeros, que generan cohesión social e impulsan la actividad económica". De los tres calificativos, sin duda, el más cuestionable es el último: el recorte de inversión lastra la capacidad de la economía para recuperarse y pone en duda el avance del 1,3% del PIB previsto para 2011.
Las dudas, precisamente, referidas a la capacidad de crecimiento económico español, son las que han llevado a Moody's a quitar la matrícula de honor que hasta ahora tenía España, respecto a su solvencia para el pago de la deuda.
Según la ministra, el objetivo irrenunciable es alcanzar un 6% de déficit, lo que implica reducir casi a la mitad los desequilibrios registrados en 2009. El objetivo requiere también un impulso suficiente como para que el Estado ingrese un 6% más, como prevén los Presupuestos.
Salgado insistió en que la previsión es conservadora y se mostró convencida de que los recursos públicos mejorarán por las subidas de impuestos -las rentas más altas del IRPF, las Sicav y el IVA, en vigor ya desde julio- y por la reactivación económica.
Solo hay dos capítulos de gasto de obligado crecimiento: los intereses de la deuda pública (la segunda más importante del Presupuesto), y por delante de los gastos de personal (sin contar los empleados públicos de la Seguridad Social y de otros organismos).
España necesita seguir endeudándose para financiar su gasto. La deuda de todas las Administraciones públicas alcanzará este año una cifra récord equivalente al 68,7% del PIB español (700.000 millones de euros).
Las pensiones aumentan, ya que de hecho, a pesar de la congelación decretada por el Gobierno para el 2011, el gasto en prestaciones crecerá un 3,6%. El aumento en el número de beneficiarios y la mejora de la prestación media explican ese crecimiento, superior incluso al presupuestado para 2010 pese a que entonces sí hubo incrementos en esas rentas.
El gasto en desempleo (el capitulo que más ha crecido) se muestra ahora bajo control. Se ha previsto una mínima caída del 1,6%, ya que según la Ministra Salgado los Presupuestos contemplan una caída en la tasa de paro para 2010. A lo que hay que añadir que los desempleados irán agotando la prestación contributiva y, consiguientemente, pasando a cobrar el subsidio por desempleo de menor cuantía.
Un reflejo de la austeridad propiciada practicada por el Gobierno, es la partida de gastos de personal: una tasa de reposición del 10% (solo se sustituye a uno de cada 10 funcionarios jubilados), y la rebaja salarial del 5%. Ambos puntos, motivarán una reducción del 2,7% de los gastos en los Presupuestos.
Lo peor, sin duda es el aumento del paro registrado durante el mes de septiembre. En un mes de estacionalidad poco favorable a la creación de puestos de trabajo, las cifras que han registrado los servicios públicos de empleo han aumentado en 48.102 personas. Según este paro registrado, 4.017.763 personas están desempleadas en España. Por su parte, la última EPA (Encuesta de Población Activa) del INE arroja una cifra de parados que supera los 4,6 millones de personas que no consiguen un empleo.
Es muy preocupante, que el mercado laboral amenaza con ir a peor. El proyecto de reforma financiera, basado con fusiones calientes y frías, se concretará con ajustes de los puestos de trabajo en ese sector. Y la Administración pública vive también su propia recesión, que obligará a reducir aún más el número de contratados.
La previsión más probable para los próximos meses es que el mercado laboral irá a peor y el paro seguirá aumentando. Como era de temer, la tasa de crecimiento del PIB español de los dos primeros trimestres es insuficiente para reducirlo; y ahora se comprueba que tampoco basta para detener su progresión.
No es bueno ser agorero, pero es aún peor, el hecho de que el mercado laboral prosigue en su fuerte tendencia a la temporalidad. Los contratos eventuales crecieron en septiembre por octavo mes consecutivo respecto al año anterior. La temporalidad se constituye como casi la única puerta de de acceso al mercado de trabajo. La reforma laboral acometida trataba de frenarla, y por ahora no parece que haya tenido éxito: del total de contratos formalizados en septiembre, tan solo el 8,8% fueron indefinidos.
En el contexto de debilidad económica que padecemos y desaparecidas las ayudas directas, las ventas de automóviles han caído de forma importante. Gracias a las ayudas del Plan 2000E (2.000 euros por coche) se pudo salvar el primer semestre del año, pero la segunda mitad del año es poco esperanzadora: en septiembre se matricularon en España 56.595 coches, un 27% menos que igual mes de 2009.
Los fabricantes ya no solicitan las ayudas directas (denegadas por Industria): "tenemos que reclamar más que medidas coyunturales, medidas estructurales para conseguir un crecimiento económico que despierte la demanda", según afirmó un directivo de Anfac.

MERCADOS:

Los rumores sobre la solvencia de algunos países periféricos continúan causando problemas en los mercados de valores europeos, en los que los inversores muestran una enorme sensibilidad hacia la cuestión de la deuda y su pago.
Si en Europa preocupan los problemas, reales o aumentados, de algunos de los países miembros de la UE, en Estados Unidos son los indicadores económicos los que desaniman a los inversores, al apuntar a la baja con demasiada frecuencia.
La situación hace recomendable la necesidad de incrementar la prudencia, evitando la tomas de decisiones apresuradas.
Respecto al mercado de divisas, el dólar prosigue en su acelerada depreciación, y se ha intercambiado con el euro a mínimos desde el pasado abril.
De forma que la divisa estadounidense acumula una depreciación del 12% desde que tocó máximos anuales en junio.
Bastantes analistas piensan que la Reserva Federal podría estar forzando esta depreciación del dólar, para reactivar su economía a través del impulso a sus exportaciones. Es por ello que se prevé, a corto plazo, que el euro siga ganando terreno al dólar (esperan que el euro acabe el año por encima de los 1,40 dólares). El Banco Central de Estados Unidos ha advertido sobre la amenaza deflacionista que se cernía sobre su economía, por lo que se ha mostrado dispuesto a utilizar todas las armas a su alcance para combatir ese riesgo.
Con los tipos de interés estadounidenses entre el 0% y el 0,25% desde diciembre de 2008, el margen para bajar el precio del dinero no existe –se ha agotado la munición- por lo que muchos analistas apuestan por un dólar barato.
Se está planteado un nuevo y preocupante problema: lo que se ha llamado “la guerra de las divisas”. El profesor Berkeley Barry, uno de los economistas estudiosos de la Gran Depresión, lleva tiempo alertando contra las depreciaciones competitivas: "Cada día parece más probable que estemos destinados -¿o deberíamos decir condenados?- a repetir la desastrosa historia de los años treinta", decía en un reciente artículo. Entonces, "un país detrás de otro bajó su tipo de cambio en un intento desesperado de salir de la depresión a través de las exportaciones. Pero cada devaluación practicada solo agravaba los problemas de sus socios comerciales, que veían cómo se hacía más profunda su propia depresión".
La situación que vivimos y la incertidumbre sobre la recuperación, está llevando a los inversores al activo refugio que, históricamente, más se ha utilizado: el oro. Las turbulencias que no cesan están llevando al oro a los precios más elevados que se conocen históricamente.
En lo que va de 2010, su cotización ha aumentado un 16,5% y los analistas no descartan que llegue a 1.400 dólares de aquí a final de año. Con este panorama, el nuevo récord es un paso más en su revalorización, que también guarda relación con la cotización del dólar: el oro cotiza en dólares, con lo que reacciona al alza ante cualquier movimiento brusco a la baja en la divisa estadounidense para, de esta forma, corregir la pérdida de valor.

EMPRESAS:

Las empresas chinas se están dejando notar en las inversiones españolas.
De un lado, el Industrial and Commercial Bank of China (ICBC), considerado el banco más grande del mundo, se ha instalado en España
El banco abrirá una oficina de 1.100 metros cuadrados en el Paseo de Recoletos de Madrid. La institución financiera china, cuenta con 386.723 empleados, 16.232 puntos de venta en toda la nación asiática, 162 filiales en el extranjero y ofrece servicios a 3,61 millones de clientes corporativos y a 216 millones clientes privados en todo el mundo.
Se trata de un gigante asiático que ostenta el título de ser el banco de mayor capitalización mundial.
De otro, el gigante petroquímico chino Sinopec mantiene conversaciones con Repsol para convertirse en su gran socio industrial en Brasil. De llegar a buen puerto, las negociaciones darían lugar a la mayor operación corporativa realizada este año por una empresa española y podría tener consecuencias en el mapa energético español del futuro.