miércoles, 24 de febrero de 2010

LA PRODUCTIVIDAD: LA GRAN AUSENTE…

Una de las pocas cosas en las que existe coincidencia dentro de las posturas más enfrentadas del pensamiento económico, es respecto a los efectos beneficiosos que tiene para cualquier economía un aumento de la productividad.
La mejora de la productividad, resultado de una mayor eficiencia del factor trabajo o bien de una mejora tecnológica provoca, sin lugar a dudas, los siguientes efectos: aumento del nivel de empleo y del producto obtenido, una bajada de los precios, y una subida tanto del salario monetario como del salario real. Se trata de un tema muy técnico que no viene al caso razonar, pero sus repercusiones son, realmente, las citadas.
Es seguro que la reacción de muchos lectores sea objetar que un aumento de producto obtenido por hora de trabajo, provoque una disminución de la demanda o necesidades de mano de obra. Todo lo contrario, ya que cualquier empresario, que merezca esa categoría, se apercibirá que implica un aumento del valor del producto obtenido para el mismo salario hora, por lo que repito, cualquier empresario racional incrementaría su demanda de fuerza de trabajo.
No pretendo entrar en un debate teórico al respecto, pero estoy convencido acerca de que la única forma de salir de la crisis es incrementando la productividad, y mucho más en el caso español. Debemos incrementar la competitividad externa y, sobre todo, por algo que continuamente se olvida:
"Todos vivimos del trabajo y de la riqueza que generan los ocupados cada ejercicio" es decir, del valor de lo que se produce (el PIB), que es la renta nacional (de ahí es de donde sale todo). Es evidente, que en un país con más de 46 millones de personas, si los ocupados (asalariados, empleadores y cooperativistas) son casi 18,7 millones, hay 27,3 millones que viven del trabajo de los demás.
Si a lo anterior, le añadimos la consideración de que no todos los 18,7 millones de ocupados tienen la misma productividad o aportación a la generación de valor (algunos puede que no aporten lo que debieran), la situación es realmente clarificadora.
No quiero decir que tengan que trabajar el total de los habitantes, eso es imposible y no conveniente, ya que cada uno tiene su momento y una función a desarrollar, pero la realidad es que, con perdón por la expresión políticamente incorrecta, el numero de parásitos y, el porqué no decirlo, gente que vive del esfuerzo de los demás es considerable.
Una circunstancia especialmente grave para la economía española y, probablemente, explicativa de los graves problemas de paro existentes, es que la expansión económica española de los últimos años recayó sobre una actividad intensiva en mano de obra poco cualificada, por lo que la productividad de la economía se mantuvo muy baja.
La tendencia de nuestra economía a la especialización en actividades de bajo nivel tecnológico y menor valor añadido, como la construcción y los servicios de baja cualificación, ha sido el factor que más negativamente ha influido en la productividad de la economía española, alejándonos de los estándares de productividad de los países desarrollados.
Siempre me ha sorprendido que en España no existan estadísticas de productividad. Alguno me podría decir que son bien fáciles de calcular, efectivamente, la llamada productividad aparente se obtendría dividiendo el PIB por el número de ocupados o por el número de horas trabajadas. Lo que nos daría "grosso modo" una cifra significativa de la productividad.
He dicho trabajadas y no de "calentamiento de silla", ya que desde hace años se ha impuesto en muchísimas empresas, la prolongación forzada de la jornada oficial de trabajo (si no te quedas más tiempo está mal visto).
Paradójicamente, España sufre en temas de productividad un importante retraso respecto al resto de socios comunitarios desarrollados y sin embargo, nuestro país destaca por ser el país de la Unión Europea en el que más ha aumentado el número de horas oficialmente trabajadas.
Se trata de un tema importante: la necesidad de reformar las jornadas de trabajo. Hay que conseguir que, con el compromiso y concienciación de todos, sean más productivas y tengan un mayor aprovechamiento real. Suprimiendo horas excesivas para comer y restringiendo ciertos abusos (salidas para desayunos, etc.).
Todo ello, además de incrementar la productividad y disminuir determinados costes, permitiría una verdadera conciliación del trabajo con la vida familiar y el ocio.
En todo caso, como decía, no existen en España estadísticas de productividad, ni globales, ni sectoriales, ni de ningún tipo. Se trata de un tema que muy pocas veces es tratado, y cuando se hace es para achacar que "por la falta de flexibilidad" en el mercado de trabajo, los incrementos de productividad se logran aligerando la plantilla (los que se quedan han de hacer frente a la misma carga de trabajo con menos personal).
Una paradoja que se está produciendo, es que como la mayor parte del empleo que se está perdiendo es de baja calidad (trabajos poco cualificados), la productividad podría aumentar por el aporte más relevante al PIB de un empleo de mayor calidad (mayor valor creado por hora trabajada).
Un aspecto esencial es aumentar la inversión en investigación, desarrollo e innovación (I+D+ i). Sin duda, el principal factor que permite mejorar la productividad: un capitulo en el que nos encontramos lejos todavía de alcanzar la media europea.
Las tan cacareadas reformas estructurales en el mercado laboral, tienen mucho que ver con las mejoras en la formación profesional y en la educación, para que los trabajadores sean capaces de producir más con mejores conocimientos, y logremos producir bienes de mayor valor añadido que ayuden a las empresas a abrirse paso en los mercados internacionales.
Pero sin duda lo más importante, es que todos, absolutamente todos: Gobiernos, políticos, empresarios y trabajadores, sean conscientes de que hay “arrimar el hombro” y “trabajar más y mejor”, recobrando la motivación por el trabajo bien hecho y por la continua mejora profesional. Algo que tiene bastante que ver con la ética, desafortunadamente, tan poco fomentada en todos los ámbitos, y con la miope y negativa dinámica impuesta por muchos empresarios de excesiva rotación de sus plantillas.
Cada uno en su ámbito “ha de sudar la camiseta” y ser emprendedor. Cuanto mayor sea “la tarta” que produzcamos, mayor será la porción que nos tocará en su distribución, y mayores las posibilidades de bienestar material que disfrutaremos. Eso sí, con unos Gobiernos, que cumpliendo con los objetivos constitucionales de equidad y justicia social, lleven a cabo políticas fiscales progresivas, persiguiendo decididamente y eliminando el fraude y la evasión pseudo legal de impuestos existente. Los líderes han de dar ejemplo en cualquier ámbito.
Se me podrá objetar que no he citado a los más de cuatro millones de parados actuales. Especialmente, ellos han de luchar por mejorar su preparación y formación, siendo conscientes de que, muy probablemente, hayan de reconvertirse hacia otros sectores o bien iniciar nuevas actividades. Mi experiencia personal me ha demostrado que la mejor inversión que puede realizar un desempleado es la de su propia formación. Se trata de la única forma para conseguir “no descolgarse” y encontrar nuevos empleos.
Una última reflexión: ¿a cuántos representantes políticos, empresariales y sindicales hemos oído hablar de este tema?...
Yo he debido tener mala suerte, ya que jamás he oído, ni tan siquiera a uno sólo, hablar algo al respecto.

lunes, 15 de febrero de 2010

A LARGO PLAZO, ¿ES POSIBLE UNA UNIÓN MONETARIA SIN UN GOBIERNO ECONÓMICO EUROPEO?

El euro y la Unión Monetaria han traído más aspectos positivos que negativos. Sin duda, en su haber debemos apuntar una etapa de tipos de interés históricamente bajos y, como corresponde a una etapa de crecimiento económico, el logro del equilibrio presupuestario e, incluso, el superávit en la cuentas públicas. En su debe también hay que anotar el que ha sido tremendamente inflacionista, sobre todo para los productos “al por menor”. Esos que más notamos los consumidores a la hora de ir al mercado.
Ahora bien, desde su nacimiento algunos mostramos nuestro escepticismo respecto a la filosofía y mecánica de su funcionamiento. Es evidente, que una unión monetaria y una política monetaria única precisaba de una unión económica mayor, sobre todo en la política fiscal.
Para entenderlo, debemos retrotraernos a su nacimiento. Sin duda, estuvo marcado por el apogeo del liberalismo más puro, basta recordar que en aquellos años podíamos leer titulares y proclamas que afirmaban que “habían desaparecido los ciclos económicos” y cosas tan disparatadas como que iba a desaparecer de las universidades la asignatura de la política económica. En algún titular, que aún conservo, se proclamaba ocupando toda su primera página aquella estúpida proclama de “viva el pensamiento único”.
Bajo esa premisa, se articuló un banco central, independiente de las autoridades locales, que con el único objetivo de conseguir el control de los precios, se le marcó una única meta: que la subida máxima de los precios fuese como máximo del 2%. Para ello, aparte de los típicos instrumentos de la política monetaria, se fijó como objetivo un crecimiento de la masa monetaria constante (la cantidad de dinero en circulación) del 4,5% anual. Cifra que en realidad, no se ha conseguido nunca.
En al ámbito fiscal, hipotéticamente desaparecidos los ciclos económicos, la política fiscal como medida de estimulo ante posibles insuficiencias de la demanda quedó totalmente relegada. De ahí la obligatoriedad para cada país de presentar sus Programas de Estabilidad, de forma que como máximo tuviera un déficit de sus cuentas públicas equivalente al 3% de su PIB. Por cierto, recuérdese que Alemania y Francia (sobre todo el primero) tardaron bastante en cumplirlo.
La filosofía que impregnó el nacimiento de la eurozona fue completamente neoliberal: dejemos al mercado que por sí sólo arregle todos los problemas, un banco central con una tasa de aumento de la masa monetaria constante –la estrictamente necesaria para financiar los aumentos de la producción- y, unos Gobiernos (cada uno por su lado) celosos de conseguir, a ser posible, el superávit presupuestario.
Está escrito en cualquier libro de Macroeconomía que el planteamiento descrito, es válido para una economía en equilibrio y a largo plazo. Como también está escrito y demostrado que nos es válido para una economía en depresión y a corto plazo. Fue Keynes el que puso de relieve esa tremenda contradicción. Se le atacaba diciendo que sus planteamientos eran válidos, precisamente para eso, para el corto plazo, a lo que él respondía aquello de “a largo plazo todos muertos”.
Vaya por delante que huyo de calificativos y que, personalmente, creo que cada teoría es válida para su momento y finalidad. Ahora bien, sin dudar en absoluto de los mercados como mecanismos eficientes, no es posible ignorar la importancia que tiene la intervención de las autoridades que muchas veces se hace imprescindible.
En la actual Gran Recesión, la postura neoliberal defiende que para salir de la crisis hay que dejar que la actividad económica caiga hasta donde sea menester, para que sea el propio mercado el que realice los ajustes necesarios. Esta postura fue la que, sin duda, se siguió cuando se dejó caer en la quiebra al gigante Lehman Brothers. Sobran comentarios respecto al riesgo sistémico (pánico y contagio en el sector bancario) provocado, situando al mundo entero al borde de un auténtico colapso económico.
Y ¿qué relación guarda todo lo anterior con la Eurozona? Pues bien, ha saltado a la prensa estos días la noticia de que “La crisis fuerza a la UE a poner en marcha el gobierno económico europeo”. Sencillamente, es la constatación de que los ciclos económicos y los fallos del sistema económico siguen estando ahí… y sobre todo que no es posible una política monetaria única sin una política fiscal común. En los momentos de problemas tan serios como el que padecemos no se puede renunciar a todas las herramientas posibles de manera coordinada y de forma racional.
La pretensión de que una política monetaria ortodoxa acompañada de una política fiscal restrictiva, dejando a los mercados a su libre albedrío sea suficiente para cualquier circunstancia, es totalmente inadecuada para situaciones de crisis económica como la que venimos sufriendo. Creo que esto ha quedado más que demostrado.
No es posible que cada Gobierno vaya “a su aire”. Se precisa una mayor integración en todos los ámbitos. Está quedando patente, y eso es lo que está detrás de los tremendos batacazos de los mercados (la Bolsa), que la Unión Monetaria no es posible sin una política fiscal acompasada. No es posible su funcionamiento común con situaciones fiscales tan dispares.
Ahora bien, realmente, ¿esta gobernanza económica común en la región del euro es posible?, y lo que es aún más importante, ¿es este, realmente, un objetivo de las autoridades europeas?
La Unión Monetaria ha sido válida para situaciones de crecimiento y estabilidad. Ahora bien, es patente que peligra en situaciones de crisis económica, donde como consecuencia de la propia crisis (estabilizadores automáticos contra cíclicos) y de la necesidad de intervenciones gubernamentales, se han disparado los déficits públicos en todo el área y la deuda pública necesaria para financiarlos.
Se ha puesto de relieve, en un momento de especial dramatismo, que no es posible una política monetaria única que no vaya de la mano de otra política fiscal única. Ambos son instrumentos necesarios que han ir siempre coordinadamente en el logro de los mismos objetivos económicos.

lunes, 8 de febrero de 2010

LA COMPLICADA SITUACIÓN ECONÓMICA ESPAÑOLA - FEBRERO 2010

La recuperación de la economía mundial está en marcha, pero España es uno de los contados países que aún no se ha subido al tren. Según el Banco de España, tampoco lo hizo en el tramo final de 2009 ya que el PIB descendió un 0,1% entre octubre y diciembre respecto al tercer trimestre.
En el resto del mundo, la recuperación es quebradiza. Para el premio Nobel Joseph Stiglitz, las presiones de los mercados para retirar los planes de estímulo e impulsar políticas de austeridad -como en el caso de España- "pueden causar una recaída en la recesión y disparar el desempleo".
El Fondo Monetario Internacional (FMI) también ha señalado el riesgo de una segunda crisis económica.
ESTADOS UNIDOS:
La economía estadounidense tuvo en la recta final del pasado año un mayor impulso, ya que creció en el trimestre a una tasa intertrimestral anualizada del 5,7% (el 1,4% sin anualizar). Se trata del crecimiento más vigoroso alcanzado en seis años. Esta circunstancia es atribuida a que las empresas no han liquidado sus inventarios con la agresividad que lo hicieron durante la recesión (sus ventas daban salida a sus existencias, y por lo tanto, no suponía aumento alguno en la producción). En cualquier caso, en todo el año 2009 la economía registró una caída de su PIB del 2,4% teniendo en cuanta al ejercicio completo. Se trata de la mayor contracción sufrida desde el año 1946.
Esta situación ofrece una imagen desvirtuada sobre la solidez de la recuperación, ya que algunos analistas estiman que el ritmo de crecimiento del PIB bajará.
Aun así, ha habido mejoras en otras variables económicas: la inversión empresarial, aumentó un 2,9% en el trimestre, tras caer un 5,9% en el precedente, y mejoró la balanza comercial ya que las exportaciones crecieron más que las importaciones.
No obstante, la economía de Estados Unidos destruyó 20.000 empleos en enero de 2010, aunque la tasa de paro haya descendido hasta el 9,7% desde el 10% de diciembre de 2009. Se trata de la tasa más baja desde agosto de 2009.
En el mes de enero, el número de personas sin empleo se redujo hasta 14,8 millones de parados. Desde el inicio de la recesión económica, el número de ocupados ha caído en 8,4 millones de personas. Por sectores, el empleo cayó principalmente en la construcción y en transporte y almacenamiento, mientras que se crearon nuevos puestos de trabajo en los servicios de ayuda temporal y en el comercio al por menor.
Las tasas de paro de los grupos con mayor número de trabajadores -hombres adultos (10%), jóvenes (26.4%), negros (16,5%) e hispanos, (12.6%) apenan registraron cambios. Por su parte, la tasa de desempleo en las mujeres adultas cayó al 7,9%.
Las propias autoridades han manifestado que las cifras analizadas constituyen un "recordatorio del largo camino que aún queda para que la economía recupere una salud robusta y el pleno empleo", advirtiendo que "probablemente todavía habrá algunos baches en el camino" y que “resulta esencial continuar con los esfuerzos para avanzar en la dirección correcta y reemplazar las pérdidas de empleos con robustas ganancias de trabajo".
Las autoridades estadounidenses han admitido que la tasa de desempleo se mantendrá estancada en el 9,8 por ciento hasta el final de este año, y se prevé que a finales de 2011 la tasa de paro bajará hasta el 8,9 por ciento y hasta el 7,9 por ciento el año siguiente.
En el presupuesto para 2011, el presidente Obama señaló “se requieren medidas para combatir el desempleo, que doten de los alicientes precisos a las pequeñas y medianas empresas, de forma que esas empresas reanuden las contrataciones”.
En el presupuesto se incluye una partida de 100.000 millones de dólares para la creación de empleo, así como 33.000 millones en recortes de impuestos para las pequeñas empresas y para inversiones en infraestructura y energías renovables.
CHINA:En la situación actual en la que el mundo occidental continua bregando para salir de la recesión, de nuevo China ha sorprendido al anunciar que ha conseguido registrar un crecimiento mayor aún del previsto.
El producto interior bruto (PIB) ha aumentado, nada menos, que un 10,7% en el cuarto trimestre de 2009 respecto al mismo periodo de 2008, lo que sitúa la cifra para el conjunto del año pasado en 33,53 billones de yuanes (3,48 billones de euros).
Se prevé que China supere durante 2010 a Japón como segunda potencia económica del mundo.
En el lado negativo, hay que decir que el fuerte ritmo de actividad del país ha provocado que la inflación aumente: alcanzó el 1,9% en diciembre respecto a un año antes (el mayor valor en los últimos 13 meses). Por tanto, hay que esperar una subida de las tasas interés en los próximos meses, así como el endurecimiento en las condiciones de concesión de créditos. Va a ser preciso para enfriar la economía y paliar los riesgos de una burbuja económica, de la que ya han advertido el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI).
En una situación en la que no terminan de escampar los riesgos mundiales, China ha logrado un crecimiento en su PIB de dos dígitos en el cuarto trimestre, en gran parte como consecuencia del bajo nivel con el que se efectúa la comparación del año anterior, cuando la crisis global asestó un duro golpe a las exportaciones chinas, provocando el cierre de miles de fábricas y la pérdida de decenas de millones de empleos. Pero refleja también el gran efecto que han tenido el plan de estímulo fiscal por valor de cuatro billones de yuanes (415.400 millones euros) aprobado por el Gobierno para hacer frente a la crisis, y la estrategia de concesión fácil de créditos por parte de los bancos a fin de impulsar el consumo privado.
La realidad es que muchos de los préstamos concedidos se han destinado a inversiones en la Bolsa y a comprar pisos. Este hecho justifica que el banco central de China, ante el posible riesgo de burbujas, haya dado orden a los bancos para que aumenten su encaje bancario (depósitos que deben mantener en el banco central). Incluso ha pedido a algunas entidades de crédito que restrinjan su concesión de préstamos para, de esta forma, limitar el dinero que van creando las entidades bancarias.
China, frente a las presiones que ha recibido para que revalúe su moneda, el yuan o renminbi, lo ha mantenido anclado al dólar. Muchos analistas están señalando que, de forma gradual, en los próximos meses presenciaremos cambios en este sentido, ya que un yuan más fuerte en el mercado de divisas, posibilitaría un mayor control de los precios. De esta forma podría incrementarse el consumo doméstico. Objetivo que permitiría paliar en parte la fuerte dependencia que tiene de sus exportaciones.
Con la misma finalidad anterior, el Gobierno chino trata de impulsar el consumo, con diversas medidas que ya ha adoptado: rebajas fiscales en la adquisición de coches de consumo eficiente de combustible, y la concesión de subvenciones en las regiones más rurales que faciliten la compra de electrodomésticos.
Durante 2009, China logró superar a Alemania como mayor exportador, y a Estados Unidos como mayor mercado automovilístico del mundo.
Obviamente, China continúa manteniendo una enorme distancia en renta per cápita respecto a Estados Unidos. Pero China, con las cifras ajustadas a la paridad de poder de compra (índice que busca eliminar las distorsiones creadas por los diferentes niveles de precios en cada país, permitiendo las comparaciones internacionales) ha conseguido ser la segunda economía (a considerable distancia de Japón).
No sólo eso, se está acercando al primero de una forma muy rápida. La consultora Pricewaterhousecoopers ha advertido que "China podría ser la mayor economía del mundo para el año 2020, y, probablemente, habrá conseguido un fuerte distanciamiento de Estados Unidos en el año 2030".
El citado informe de la prestigiosa consultora indica que, en 2030, las diez mayores potencias mundiales serán, en el orden reflejado, China, Estados Unidos, India, Japón, Brasil, Rusia, Alemania, México, Francia y Reino Unido. El informe advierte que, a partir del año 2020, "India podría crecer incluso más rápido que China". Sin duda, consecuencia del más rápido aumento de su población, y también por la juventud de esta.
UNIÓN EUROPEA:
De nuevo, el BCE (Banco Central Europeo) ha decidido mantener el tipo de interés de referencia en la zona euro en el nivel mínimo del 1%. Y ha señalado que espera un cuadro de crecimiento débil para los próximos meses.
El BCE ha expresado que “espera que la economía de la zona euro crezca a un ritmo moderado en el año 2010”, reconociendo que “el proceso de recuperación probablemente será desigual y sometido a una considerable incertidumbre”.
Trichet no se refirió a la fecha en la que piensa deben retirarse las medidas de estímulo. Como se aprecia, una subida de tipos este año parece cada vez menos probable.
El miedo se está desplazando, aparentemente, desde la banca privada hasta la deuda soberana (el monto de Deuda Pública de cada Estado), que tiene, en su opinión unas consecuencias imprevisibles para las economías de la zona euro con mayor vulnerabilidad a una dinámica de deflación y progresivo endeudamiento (entre ellas Grecia, Portugal, Italia, Irlanda y España).
El presidente, Jean-Claude Trichet, calificó de “absurda” la especulación de que Grecia puede acabar viéndose forzada a retirarse de la zona euro, y a su vez, descartó adoptar medidas para garantizar la financiación de la deuda griega.
Hay indicios de que los datos oficiales sobre el déficit griego (previsión de un déficit presupuestario equivalente al 12,7% del PIB para el 2009) pueden carecer de rigor. Todo ello ha llevado al llamado “riesgo país” de Grecia a dispararse, hasta un nivel récord.
No sólo se apretó la tuerca sobre Grecia desde Frankfurt, sede del banco central, sino también en Berlín, donde la canciller alemana, Angela Merkel, se lamentó de que las dudas acerca de Grecia estén poniendo a la zona euro en un aprieto con ‘grandes,… pero grandes presiones’.
En este maremágnum, que está agitando tan convulsivamente a los mercados, la agencia Moodys ha advertido que tanto Portugal como Grecia “deben adoptar restricciones presupuestarias políticamente difíciles para evitar un deterioro inexorable de su deuda”, afirmado que “España no tiene tantos problemas porque su deuda es baja”. Ha llegado a decir que “Italia y Bélgica preocupan bastante más”. Declaraciones sorprendentes, por el tremendo temor que se ha desencadenado en relación a España que se analizará más adelante.
Por lo que respecta a Alemania, cuya economía a mediados de 2009 se colocó en situación de salida de la recesión, se ha dado a conocer el enorme golpe que sufrió el año pasado (no ha habido otro tan grueso desde el que sufrió al final de la II Guerra Mundial en 1945). La Oficina Federal de Estadística ha publicado los datos que lo certifican: una caída del producto interior bruto (PIB) del 5% durante el año pasado. Comparativamente, equivale a cinco veces la crisis la que en 1975 sufrió por el encarecimiento del crudo petrolífero.
El peligro es que, a falta de conocer los últimos datos, parece sugerir que la economía germana se estancó en el último trimestre, una vez que los ligeros crecimientos registrados de abril a septiembre dieran lugar al optimismo. Algunos analistas señalan que "aunque se esperaba una caída del PIB alemán más moderada, no supone un cambio de tendencia significativo”. Otros afirman que “no es el principio del fin de la recuperación, pero que ésta ha perdido ímpetu".
Si bien en España la caída fue más moderada, desafortunadamente, hay una importante diferencia: mientras allí la caída del PIB ha empujado al paro a tan sólo 37.000 personas, en nuestro país, con un retroceso del 4% el año pasado, ha destruido más de un millón de empleos. Una diferencia de especial importancia por su gravedad y magnitud. Algunos citan como causa de esa mejor evolución del empleo alemán al Kurzarbeit: figura impulsada por el Gobierno alemán que permite combinar reducciones de jornada con el cobro de la prestación por desempleo.
En ese entorno, el Gobierno alemán está estudiando la posibilidad de retrasar a después de 2011 la reforma fiscal acordada, que contempla reducir los impuestos en 24.000 millones de euros anuales. Ya que, dado el nivel de endeudamiento de las arcas públicas alemanas, la entrada en vigor de la rebaja impositiva debería postergarse en "uno o dos años".
El Reino Unido ha salido ya, aunque a duras penas, de la recesión. Los datos provisionales publicados por su Oficina Nacional de Estadística, señalan que un crecimiento del 0,1% en el último trimestre de 2009. Cifra que está muy por debajo del 0,4% pronosticado por la mayoría de los analistas. La debilidad de ese crecimiento refuerza el sentimiento de que la recuperación británica continúa siendo muy frágil.
Sin embargo, con independencia de lo insignificante que es el dato de crecimiento, sorprenden otros indicadores económicos del Reino Unido: un repunte de la inflación que en diciembre dejó el IPC en el 2,9% en el conjunto del año pasado y, sobre todo, una inesperada caída de las cifras de paro también en diciembre (la primera en una año y medio).
Algunos analistas han aventurado la posibilidad de que la subida del IVA en 2,5 puntos (entró en vigor el 1 de enero), y la ola de frío polar que ha sufrido durante enero Inglaterra, podrían hacer retornar las tasas de crecimiento negativo en el primer trimestre de 2010.
En cualquier caso, el Reino Unido, la última de las cinco grandes economías occidentales en salir de la recesión después de que ya lo hicieran Alemania, Francia, Estados Unidos y Japón, ha caído un 4,8% a lo largo de 2009, la caída anual más pronunciada desde 1949, y un 6,1% desde que entró en crecimiento negativo en el segundo trimestre de 2008. La recesión ha durado seis trimestres consecutivos, el periodo más largo desde que en 1955 arrancó la elaboración de las estadísticas trimestrales relativas al PIB en el Reino Unido.
La situación descrita tiene unas consecuencias, estrictamente políticas, tremendamente contradictorias: supone sólo un alivio relativo para el Gobierno laborista con vistas a las cercanas elecciones generales (el próximo mayo), pero la nimiedad del dato no permite al primer ministro Brown enterrar a la crisis. Por otro lado, pone en cuestión la estrategia de la oposición conservadora, que defiende acometer inmediatamente el recorte del gasto público a fin de reducir los fuertes déficits presupuestarios: la economía británica es propensa a la doble caída en recesión, por lo que un prematuro endurecimiento de la política fiscal o monetaria del Gobierno, podría hundir de nuevo a la economía británica.
ESPAÑA:La verdad es que nuestro país se encuentra en una situación tremendamente delicada: si bien la caída del PIB español durante 2009 ha sido menos importante que en otros países, la gravedad de las cifras de paro, el poco comentado gran riesgo existente en algunos bancos y cajas por su cartera de préstamos promotor y a la construcción que no están siendo cobrados, y la rápida aceleración en el aumento del déficit público, entre otros aspectos, dibujan un panorama realmente complicado debido a la complejidad de su resolución.
Comenzando por la evolución de nuestro PIB, las estimaciones elaboradas por el Banco de España establecen que, si bien los indicadores confirman que la contracción se ha moderado, durante el último trimestre del año la actividad se redujo un 0,1% respecto al tercer trimestre.
A falta de las cifras que se publiquen durante este mes de febrero por el Instituto Nacional de Estadística (INE), en términos interanuales el descenso fue del 3,1%, lo que da como resultado que el PIB español habría disminuido un 3,6% en el conjunto de 2009.
El último informe de coyuntura del banco sitúa este retroceso de la economía española "en consonancia con la severidad de las tendencias contractivas a las que se ha enfrentado la economía mundial, si bien, en España, los desequilibrios acumulados durante la fase expansiva previa también habrían contribuido a la disminución de la actividad". El descenso de la producción fue, sobre todo, consecuencia de la pronunciada caída de la demanda nacional, que alcanzó el 6% en el conjunto de todo el ejercicio, y afectó a todos sus componentes, excepto a los vinculados a la actuación de las administraciones públicas. No obstante, el Banco de España destaca que en la recta final del año continuó la moderación de la contracción. Es más, indicadores como el consumo y la inversión en bienes de equipo podrían haber recuperado leves tasas positivas de crecimiento, como consecuencia de algunos de los estímulos puestos en marcha (ayudas para la compra de automóviles). La inversión pública también protagonizó un final de año esperanzador por la ejecución de las obras del Fondo Local.
Otro de los indicadores que parece confirmar esa tendencia de la actividad hacia la estabilización es la producción industrial. El índice general corregido de efectos de calendario cerró diciembre con un retroceso del 1,4% y una caída para el conjunto del año del 15,8% de promedio, lo que representa su mayor desplome desde que se inició la serie en enero de 1993, según el INE. No obstante, en los últimos meses del ejercicio, la actividad de este sector ha suavizado significativamente el ritmo de su deterioro. Pese a ello, acumula ya 20 meses de caídas interanuales consecutivas.
Aspectos especialmente graves son el volumen que ha alcanzado el desempleo, y el fuerte y rápido incremento del déficit público. Respecto al primero, 2009 quedará para la historia como el peor año del mercado laboral español. Sus dos indicadores básicos lo certifican. El empleo nunca ha vivido una debacle de una magnitud similar. Sólo el primer trimestre del año se llevó por delante más de 750.000 empleos.
La tasa de paro (parados que hay por cada 100 activos) ha llegado al 18,8%, ascendiendo hasta una cota desconocida en España: 4.326.500 personas que, según la Encuesta de Población Activa (EPA) buscan empleo activamente sin conseguirlo.
El espectacular aumento del paro empeora las estimaciones. Y lo que es peor, el propio Secretario de Estado de Economía, José Manuel Campa, admitió que "puede ocurrir" que en algún momento de este año la tasa llegue al 20%.
Lo más duro de 2009 es que todo el aumento del paro se debe a la destrucción de empleo. En los últimos 12 meses, la Encuesta de Población Activa (EPA) contabiliza 1,1 millones de parados más. En cambio, esta misma estadística revela que se han perdido puestos de trabajo (destrucción de empleo) por 1,2 millones. La diferencia entre uno y otro hay que buscarla en la población activa, que cae en 92.000 personas.
La caída de la Población Activa evidencia que el “efecto desánimo o desaliento” ha comenzado a cundir entre las personas que buscan trabajo (tras un proceso prolongado de búsqueda infructuosa, se desaniman y dejan de buscarlo: en ese momento ya no son considerados parados y pasan a ser inactivos –no activos- por lo que disminuye la población activa).
Los hombres son los únicos en los que disminuye la población activa. Por tanto los más desalentados (en mayor medida están padeciendo la crisis). Sin duda, detrás se encuentra la caída en picado de la construcción y de la industria, en los que los varones son mayoría. Desde julio de 2007, entre ambos sectores han destruido más de 1,5 millones de empleos de un total de 1,8.
Concretamente la construcción ha perdido 378.000 trabajos en 2009. Y ello a pesar de que el Fondo Local de Inversión contuvo la sangría en el sector.
Ahora bien, el colectivo en el que más ha cundido el efecto desánimo es el de los emigrantes: en el último cuatrimestre el paro entre los extranjeros ha escalado hasta el 29,7%, y el número de empleados entre los inmigrantes ha bajado un 11,75% frente al 6,1% del conjunto del mercado laboral.
El desplome del empleo también ha afectado en importante medida a los autónomos. Algo más de la tercera parte de la destrucción de empleos (bajada de los ocupados) de 2009 se debe a la desaparición de autónomos.
Ha tenido lugar una disminución de la temporalidad (ha bajado al 25%).
Muchas amas de casa se están viendo obligadas a buscar empleo (se conoce este hecho como “el efecto trabajador añadido”). De hecho, en los más de dos años que van de crisis el número de mujeres que han dejado de figurar como inactivas (así son consideradas las dedicadas a las labores domésticas) es de más de 670.000.
Con respecto al déficit público, realmente se ha desbocado durante el tramo final de 2009, para alcanzar una cifra equivalente al 11,4% del PIB. Lo más preocupante es, sin duda, la aceleración en su crecimiento.
La frialdad y críticas que recibió el presidente Zapatero en la cumbre de Davos (foro al que acuden las teóricas élites económicas del poder económico) y las dudas en los mercados internacionales de deuda han llevado al Ejecutivo español a proponer una serie de medidas: alargar la edad de jubilación a los 67 años, un fuerte recorte en el gasto público y, finalmente, a acometer una reforma laboral.
El continuo goteo de declaraciones sembrando dudas respecto a la sostenibilidad de las finanzas públicas españolas tiene un coste que se ha evidenciado en la subasta de deuda pública. El pasado 5 de febrero el Tesoro adjudicó 2.517 millones de euros, importe que se ajusta al objetivo de colocar entre 2.000 y 3.000 millones. Pero el organismo del Ministerio de Economía se vio obligado a subir la rentabilidad hasta niveles que no se habían visto desde enero del año pasado.
Entre los que dudan de la capacidad de España para hacer frente a sus compromisos, destaca el profesor de la Universidad de Nueva York Nouriel Roubini, que apuntó a España como el principal problema de la zona euro, incluso por encima de Grecia. A este discurso se sumó el premio Nobel Paul Krugman. El comisario de Asuntos Económicos ha sido el último en señalar los "problemas comunes" de España, Portugal y Grecia, país cuya crisis presupuestaria ha multiplicado las especulaciones sobre el riesgo de quiebra.
Muchos analistas aseguran que el Tesoro se verá obligado a elevar el interés de los bonos a "niveles récord" ante la "incertidumbre creciente". Sin embargo, estos expertos apelaron a la "tranquilidad" ante la "fiebre vendedora" y recordaron el anuncio que ha hecho Moody's de que mantendrá el riesgo de pago de la deuda de España.
La situación es tal que el Ejecutivo, en boca de la vicepresidenta económica, Elena Salgado, ha presentado un plan de austeridad, con el que pretende ahorrar 50.000 millones hasta 2013.
La fecha de presentación del plan de austeridad y de la reforma de las pensiones llevaba semanas anunciada, en un indisimulado esfuerzo por apaciguar las dudas sobre las finanzas públicas españolas. Sobre todo, por la realidad del fuerte aumento del déficit público acrecentado en el tramo final de 2009, para llegar al, ya citado, 11,4% del PIB (sobre todo por el aumento del desempleo).
El plan de austeridad aprobado por el Consejo de Ministros es ambicioso. Al recorte de gasto de 8.000 millones que ya preveía el Presupuesto de 2010, suma otros 5.000 millones de los que los ministerios no podrán disponer pese a estar presupuestados. Y el Gobierno asume buena parte de la responsabilidad del ajuste, con medidas de disminución del gasto en personal, funcionamiento, inversiones y transferencias que deberían elevar el ahorro hasta los 40.000 millones. El resto, correspondería a comunidades y ayuntamientos.
"El objetivo es reconducir el déficit al 3% del PIB en 2013", defendió Salgado. Es la exigencia de la UE y la frase mágica que esperan los mercados, a quienes también pareció dirigida otra afirmación de la vicepresidenta: "Queremos dar la confianza a los ciudadanos de que vamos a hacer lo que tenemos que hacer".
Un riesgo, que parece acrecentarse y es poco comentado (quizá por la gravedad de su repercusión), es el de la situación de algunos bancos y cajas. La cartera de créditos de los bancos y cajas españolas a los promotores pendientes de cobro ha pasado de los 33.500 millones en el 2000 a los 325.000 millones de euros a la fecha actual (160.000 millones corresponde a financiación de suelo), en 2008, casi un 870% más en tan sólo 9 años. Si a esto añadimos los 134.045 millones de euros prestados a los constructores, se llega a la cifra del total de deuda de promotores y constructoras de casi 459.000 millones, y si tenemos en cuenta a la cartera total de créditos se llega a la escalofriante cifra de casi un billón de euros (996.950 millones). Solamente los créditos promotor más los constructores suponen casi el 50% del PIB español. Todo ello, sin tener en cuenta los rumores respecto a los crecientes créditos concedidos a municipios y comunidades muy afectadas en su financiación por la crisis.
Los beneficios conjuntos de bancos y cajas están situados en torno a los 20.000 millones de euros (alrededor del 6% de sólo los préstamos pendientes de cobro de los promotores). Préstamos que, como consecuencia del impago, los bancos y cajas han refinanciado a los promotores (prorrogados los plazos de devolución). En el crédito promotor suele haber un período de carencia de seis meses o un año; si en ese período la inmobiliaria no ha vendido un piso, es evidente que va a incurrir en impago. Esta amortización por causas subjetivas es la que acumula el grueso de las pérdidas potenciales de los bancos.
Quizá el crash inmobiliario en España sea peor de lo que se cree. Por poner las cosas en perspectiva, España tiene en estos momentos tantas casas sin vender como Estados Unidos, a pesar de que EEUU es unas seis veces más grande. A esto hay que añadir que España supone alrededor del 10% del PIB de la Unión Europea, y el 30% de todas las viviendas construidas desde el 2000.
El año pasado, el Banco de España permitió, que cuando un crédito, concedido por debajo del 80% del valor de tasación, sea moroso por más de dos años, no se deba provisionar el 100% de lo que falta por pagar, como ocurría hasta entonces. Es decir, se entendía que el valor residual del piso era cero, algo exagerado, como ha reconocido el propio supervisor. Con la nueva normativa, se reconoció que, pese a las crisis, la vivienda siempre conserva el 70% de su valor residual (la diferencia entre el precio de compra y las cantidades abonadas al banco) por lo que se redujeron las exigencias de provisiones ante los morosos.
Existe total consenso acerca de que el gran problema de la banca está más en los promotores y constructores que en los créditos hipotecarios. El pasado mes de enro, Santos González, presidente de la Asociación Hipotecaria Española (AHE) (organización controlada por bancos y cajas) aseguró que los promotores "no pueden pagar" su deuda estructural, lo que "está afectando a la calificación crediticia de las entidades financieras" en un momento en el que "el problema de la liquidez no está solucionado", ya que "el sistema no puede asumir la deuda inmobiliaria". También advirtió de que "las refinanciaciones posteriores estarán comprometidas.
Señaló tan cualificado representante que "lamentaba no dar buenas noticias, criticando que "no se están poniendo los mimbres necesarios para solucionar el aturdimiento financiero del sector", y que "se está jugando su viabilidad", cuestión que "pasa por algo más complejo que echarle las culpas al sistema financiero.
Las patronales de bancos y cajas no coinciden con el diagnóstico de González. La Asociación Española de Banca (AEB) comentó: "Esas cifras globales representan un conjunto de riesgos, algunos con morosidad más baja”… La verdad, es que los promotores no están atendiendo al pago de su deuda, ya que no venden los pisos.
El presidente de la AHE manifestó que: "tenemos que solucionar el stock de viviendas" y señaló que una parte "muy importante" de los recursos que se van a destinar a la reestructuración del sistema financiero tendrán que aligerar "la presión del crédito inmobiliario"…
El Banco de España incluye en su último boletín una comparativa en relación al comportamiento de los mercados inmobiliarios de España, Reino Unido y EE UU.
El estudio destaca cómo la oferta no reaccionó igual en los tres países, lo que explica en buena medida cómo está siendo el ajuste del sector en cada uno de ellos. Así, mientras en España los precios se han abaratado un 12% desde los niveles máximos hasta el cuarto trimestre del pasado año; en Estados Unidos los descensos alcanzan ya el 33% y en Reino Unido llegaron al 16%, hasta septiembre pasado. La explosión edificadora fue de mucha más envergadura en España, de la que resulta el elevado stock de casas sin vender (superior al millón). De ahí, que el estudio prevea que es en España donde el ajuste, tanto de precios, como de actividad, se prolongará más tiempo que en las dos economías sajonas. El Banco de España no descarta que los pisos sigan abaratándose este año y en 2011.
Por si fuera poco, la principal industria española: el turismo sigue cayendo. La caída del turismo extranjero, que comenzó en 2008 concordando con el inicio de la crisis, se agravó todavía más en 2009. El secretario de Estado de Turismo, Joan Mesquida, ha informado que algo más de 52 millones de personas visitaron España, un 8,7% menos que en 2008.
Aquel año llegaron 57,4 millones de turistas, un 2,6% menos que en 2007 (el mejor año de la historia del sector, con 59,1 millones de turistas). Esta reducción sitúa las cifras a niveles de 2003.
Tampoco ha sido buena la evolución de los precios, ya que el Índice de Precios al Consumo Armonizado (IPCA) en España comenzó el año 2010 en el 1,1%, dos décimas más que el dato de diciembre de 2009. Se trata de la primera vez, desde noviembre de 2008, que el diferencial de inflación en España está por encima del de la zona euro, que concluyó en enero en el 1%. El secretario de Estado de Economía, José Manuel Campa, aseguró que esta subida se debe fundamentalmente al incremento de los precios energéticos y señaló que está en línea con lo esperado por el Gobierno.
Así, el IPCA se sitúa en su nivel más alto desde diciembre de 2008 y anota su tercer mes de crecimiento consecutivo tras una senda de ocho meses de descensos.
Finalmente, una llamativa excepción: la Seguridad Social. La administración que gestiona el sistema de pensiones logró un superávit de 8.502 millones en el pasado ejercicio. Es un saldo positivo equivalente al 0,8% del PIB, que se ajusta a las cifras que figuraban en las cuentas del año pasado.
La evolución de la Seguridad Social se apunta otra anomalía: mejorar los pronósticos oficiales más recientes. En junio, con el ejercicio a medias, el Gobierno dio por hecho que el superávit se quedaría en el 0,4%, dentro de un cálculo global que arrojaba un déficit del 9,5% para todas las Administraciones públicas. La desviación positiva de la Seguridad Social reabre la posibilidad de que el saldo definitivo se quede cerca del objetivo del Gobierno.
MERCADOS
Los mercados se ensañan desde hace semanas con Grecia ante el temor a que el país no pueda pagar su elevada deuda pública, y el incendio se va extendiendo a toda velocidad por economías más débiles de la eurozona.
La tragedia griega tiene visos de convertirse en europea. Los mercados se ensañan desde hace semanas con Grecia ante el temor a que el país no pueda pagar su elevada deuda pública, y el incendio se va extendiendo a toda velocidad por los flancos más débiles de la eurozona. Portugal tiene ante sí un problema cada vez más serio. Irlanda, lo mismo. Las apuestas no dejan de subir y afectan a economías cada vez mayores: Italia no se libra de los rumores, pero España ya está en el centro de la diana. Los mercados se cebaron a principios de febrero con España, que sufrió un varapalo con una caída cercana al 6% en la Bolsa -la mayor desde noviembre de 2008-, propiciado por un severo castigo en el mercado de deuda pública.
Las pérdidas afectaron a toda Europa y a EE UU, aunque en menor medida: todas las alertas sobre España han saltado ya al primer plano internacional. El habitual comportamiento rebaño de los mercados no ayuda, pero la semilla del desasosiego ha arraigado. La crisis española tiene varios frentes abiertos, y no sólo en el plano económico. Los mercados desconfían de una economía que arrastra un paro cercano al 20%, un sonoro pinchazo inmobiliario, un déficit público superior al 10% y una deuda relativamente baja pero que crece a toda velocidad: una visión de conjunto que el Nobel Paul Krugman ha venido a definir como un "colapso" económico. Pero, sobre todo, los mercados han empezado a expresar dudas razonables sobre la credibilidad del Gobierno para embridar el déficit, tras los cambios de última hora en la reforma de las pensiones.
Los ataques han llegado incluso desde dentro: la Comisión Europea equiparó los problemas de España con los de Grecia -cuyo Ejecutivo no ha dejado de repetir que España y Portugal iban a seguir sus pasos-, y los mercados no tardaron ni 24 horas en tomarse al pie de la letra las palabras del comisario de Asuntos Económicos y Monetarios, el español Joaquín Almunia.
Sin quitar importancia a los problemas de España, hay que señalar que España no es Grecia: para empezar nuestro país no ha falsificado datos económicos durante años....