jueves, 20 de junio de 2013

LA POSTURA DE ALEMANIA


Las autoridades de Berlín, están convencidas de que su receta (austeridad y reformas) es la mejor. Y esta imposición, difícilmente va a cambiar. La política económica europea puede seguir suavizándose según los resultados de las elecciones germanas en septiembre y del devenir de la crisis económica, pero poco más.

Que “nadie espere ningún giro radical, más allá del tiempo extra en algunos países para recortar el déficit o el renovado acento sobre las políticas sociales para luchar contra el desempleo juvenil”.

La inversión pública alemana es pírrica,… de poco más del 1% del PIB (inferior incluso a la española que se ha hundido con la crisis). Y eso, no va a variar pese a las peticiones del Sur de Europa. En Berlín se alude continuamente al “crecimiento sano sin más deuda”. 
 
Según las autoridades alemanas, las restantes áreas económicas (Estados Unidos y Japón) “acabarán pagando caro el haber optado por las vías fáciles”. Alemania no piensa que no haya alternativa a su recetario, pero está convencida de que su fórmula es la mejor. 
 
Opinan que si existen efectos colaterales, como la creciente germanofobia, Berlín puede con ello: “es un mal temporal. Se evaporará cuando vuelva el crecimiento. Es más fácil aplicar medidas dolorosas acusando a un enemigo externo; si hay que buscar un chivo expiatorio en Alemania, podemos vivir con eso”. Afirman….

En realidad, a Alemania sólo le preocupa que no haya más transferencias de dinero a otros países: una parte de la ciudadanía no lo aceptaría, y por eso surgen partidos favorables a abandonar el euro.

Según algunos analistas, el pensamiento económico alemán “es uno de los más extremos del mundo: niega completamente los efectos positivos que pueda tener un keynesianismo moderado, incluso en la trampa de liquidez en la que está Europa”.

Enmarcado en ese ideario, el presidente del Banco Central alemán, Weidmann, llegó a criticar el mes pasado la prórroga concedida a Francia para ajustar su déficit. Teme que estas prórrogas erosionen las nuevas reglas de estabilidad aprobadas en Europa el año pasado. Francia, dice Weidmann, “tiene una responsabilidad especial, lo mismo que Alemania”, para evitar que estos acuerdos queden en papel mojado.

Igualmente, también disparó contra las medidas anticrisis del Banco Central Europeo (BCE), que redujo los tipos de interés a su mínimo histórico de medio punto. Llegó a afirmar sentirse “preocupado porque la buena evolución de los mercados financieros y que, en particular, los bajos tipos de interés, rebajasen la presión para combatir las causas de la crisis”. Para Weidmann, “que países como España se endeuden más barato gracias a las medidas del BCE es más un riesgo que un alivio”…. Yo añadiría que, sobre todo, lo es para los bancos alemanes (nuestros acreedores).


No hay comentarios:

Publicar un comentario