lunes, 10 de febrero de 2014

SITUACIÓN ECONÓMICA A FEBRERO 2014: seguimos instalados en la crisis con algunos sintomas de lenta mejoría.


Los mercados de deuda y las bolsas han sufrido bastantes vaivenes tras anunciarse unos malos resultados económicos en China y aparecieran problemas cambiarios en algunas economías emergentes, particularmente con el peso argentino.
La propia Argentina también es un claro síntoma de que la situación de los países emergentes a medio plazo puede empeorar. Particularmente, al comenzar la eliminación, por la Reserva Federal estadounidense, de los estímulos monetarios excepcionales, con lo que el dólar comenzaría a apreciarse.  
GLOBAL:
Las economías avanzadas crecerán más que en el pasado, compensando el menor dinamismo de las emergentes.
La economía estadounidense en la más expansiva de las desarrolladas. El principal objetivo de las políticas económicas estadounidenses, la reducción del desempleo, se ha conseguido pasar de una tasa de paro del 10% en el otoño de 2009, al 7% actual.
Un año más la eurozona será la región con un crecimiento más débil y peores tasas de paro. No se espera una variación de PIB muy superior al 1%, ni tampoco reducciones significativas de la tasa de paro actual de un 12%.
La tasa de inflación muy baja (0,7% en diciembre) amenaza con una situación a la japonesa: estancamiento económico, tipos situados en prácticamente cero, y débiles caídas de precios.
Sin estímulos a la demanda en aquellas economías con capacidad de maniobra en sus finanzas públicas, como es el caso de Alemania, las consideradas periféricas apenas podrán avanzar en la mejora de sus principales desequilibrios: el desempleo y el endeudamiento privado y público. 
Esta débil recuperación no frenará –todo lo contrario- la ampliación de las desigualdades en la distribución de la renta y de la riqueza que la crisis está acentuando gravemente.
Y es que, claramente, la gestión de la crisis las ha ampliado aún más. Se trata de un hecho que, desgraciadamente, ha ocurrido en la casi totalidad de las economías avanzadas, pero sus consecuencias para España son más inquietantes, dado el nivel de endeudamiento de las familias de menor renta. Todo ello, acrecentado por los recortes en el gasto público que ocasionan más daño a las familias menos favorecidas.
Es innegable la necesidad de sanear las finanzas públicas a medio plazo, pero la política fiscal tan sesgadamente contractiva, según muchos analistas no es lo recomendable. Hasta el propio Bernanke lo he manifestado: “Con las políticas fiscales y monetarias trabajando en direcciones opuestas, la recuperación es más débil de lo que sería en caso contrario”.
Es preciso impulsar la capacidad de producción, lo que aumentaría el empleo y, por tanto, tendría unos efectos muy positivos para el consumo y en la reducción de la deuda de las familias.
ESTADOS UNIDOS:
El aumento del PIB estadounidense se moderó durante el último trimestre del año 2013, a una tasa anualizada del 3,2%. Un punto menos que en el tercer trimestre, que fue mucho más robusto de lo esperado. Para el conjunto de 2013, la mayor economía del mundo se expandió a un ritmo de solo el 1,9%, lejos de su potencial y lejos del 2,8% de 2012, en gran parte por el efecto lastre de la austeridad.
Sin embargo, durante el tercer trimestre, la economía estadounidense creció al 4,1%, un considerable aumento comparado con el 2,5% del segundo.
El consumo, del que dependen dos tercios de la economía, subió un 3,3% (el más alto en tres años). La media tras el fin de la recesión fue del 2,2%.
Puede haber ocurrido que los consumidores hayan ajustado sus finanzas al incremento de los impuestos que entró en vigor al comenzar el pasado año. Este indicador también muestra el efecto positivo de la contratación por parte de las empresas. El año pasado se crearon 2,2 millones de empleos. La inversión en bienes de equipo aumentó, nada menos que, un 6,9% en el cuatro trimestre, frente a solo un 0,2% en el tercero.
Hay que destacar, igualmente, la mejora de la balanza comercial estadounidense, al crecer un 11,4% las exportaciones en el trimestre y solo un 0,9% las importaciones.
Incluso el sector inmobiliario aportó una notable aportación al PIB una vez que tocó fondo en el año 2011. Sin embargo, al final de 2013 ha mostrado signos de agotamiento, bajando la inversión en nuevas construcciones un 9,8%.
Actuó de freno del crecimiento el gasto público, ya que experimentó una contracción del 12,6%.
De nuevo aumentaron las existencias en almacén. Esta circunstancia ha motivado ciertas dudas respecto a la fortaleza real de la economía de Estados Unidos. Para algunos, no se trata de un tirón de la producción motivado por un aumento de la demanda.
El comportamiento de las variables citadas, ha justificado que la Reserva Federal se sienta con toda libertad para ir retirando los fuertes estímulos a la economía: Ben Bernanke recortó en otros 10.000 millones de dólares el programa de compra de deuda, que ha quedado reducido a 65.000 millones mensuales. Se pretende que a final de 2014 ya haya sido completamente abandonado.
Los informes de la Reserva Federal estadounidense califican de “moderado” el crecimiento, esperando su repunte durante los últimos trimestres de este año. Ha continuado la mejoría en el mercado de trabajo.
Igualmente, Bernanke señaló que la política monetaria no es la panacea. Por si sola no puede compensar los recortes fiscales que han perjudicado al crecimiento de Estados Unidos, ya que “la desaceleración en el PIB de 2013 refleja la brusca caída del gasto público”.
JAPÓN:
En el reciente Foro Económico Mundial de Davos, el primer ministro de Japón, Shinzo Abe, exhibió su plan de reformas: “un nuevo amanecer emerge sobre Japón”, aseguró, defendiendo su política –conocida como abeconomía-, de reorientación de la política fiscal expansión monetaria, y reformas estructurales.
Recordó Abe que su gobierno ha puesto en marcha medidas para la completa liberalización del mercado eléctrico, ha aprobado recortes en la fiscalidad empresarial y reformas en el mercado laboral. “No hay otro camino. La prioridad de Japón es acabar con la deflación. Es la única forma de recuperar el crecimiento y aumentar los ingresos públicos”.
Este ánimo y optimismo que desprende Japón contrasta con los nubarrones que, pese a los anuncios a “bombo y platillo”, amenazan a la economía europea. En el foro de Davos, el expresidente del Bundesbank y actual presidente de UBS, Axel Weber, advirtió que “no hay razones para el optimismo con la recuperación europea. Habrá bancos europeos que no pasen las próximas pruebas de resistencia a la banca, que debe llevar a cabo el Banco Central Europeo (BCE) en este primer semestre, y ello puede provocar que se reanuden las tensiones financieras entre los soberanos. Europa se siente mejor de lo que está”, afirmó.
ARGENTINA:
La depreciación del peso argentino respecto al dólar, ha alcanzado niveles desconocidos desde la crisis del “corralito” en 2001. De forma que ha conducido al Gobierno a dar un fuerte cambio en su política cambiaría, ya que decidió que los ciudadanos argentinos puedan volver a comprar dólares en el mercado oficial, cosa que era imposible desde finales del año 2011.
El Ejecutivo argentino intenta manejar a la inflación que en realidad está en alrededor del 25% (según el Gobierno 10%). También pretende controlar al “dólar paralelo” (12,25 pesos, cuatro más que el oficial).
Aunque se le acusa al Gobierno de haber actuado demasiado tarde, la realidad es que trata de modificar la vía que inició el 28 de octubre de 2011, dónde implantó las restricciones en el acceso a la compra de divisas (lo que se conoce como “el cepo al dólar”).
Podrán comprar divisas los trabajadores y pequeños empresarios que ganen el equivalente a dos salarios mínimos por mes, o sea, 7.200 pesos (unos 900 dólares en el cambio oficial). Los contribuyentes sólo podrán destinar a la compra de divisas hasta un 20% de sus ingresos habituales. Por tanto, sólo podrán acceder a los 2.000 dólares mensuales quienes tengan un salario de 80.000 pesos mensuales (10.000 dólares en el cambio oficial).
EUROZONA:
Según el dato adelantado del IPC, los precios han vuelto a detenerse durante el mes de enero. Ha habido un mínimo avance del 0,2% en tasa interanual (en relación al mismo mes de 2013).
Es el quinto mes con registros inferiores al 0,5%. Fundamentalmente, se debe a la bajada de los precios de los carburantes.
La inflación subyacente (aquella que no tiene en cuenta a los precios más volátiles como son los energéticos y alimentos) no ha variado, manteniéndose en el 0,2%. Esta tasa, que mide la tendencia, continúa en niveles muy bajos debido a la debilidad económica y el famélico consumo.
De mantenerse las incertidumbres sobre los emergentes y China, bajarían los precios del petróleo, y por tanto de los carburantes y el IPC general.
La mayoría de las previsiones apuntan a que el IPC se mantenga en bajos niveles durante bastante tiempo. No se trata, precisamente, de una buena noticia. El mismo vicepresidente de la Comisión y responsable de Asuntos Económicos, Olli Rehn, ha señalado que “los precios bajos tendrán un impacto negativo sobre la demanda, el servicio de la deuda y la corrección de los desequilibrios entre los países del sur y del norte”.
El IPC del pasado año 2013 ha sido el más bajo desde el año 1961. En 2009, apenas subió el 0,9%.
Los precios de consumo vivieron durante enero una caída del 1,3%. En ese mismo mes, la variación anual del indicador adelantado del IPC armonizado (IPCA) (mide la evolución de los precios con el mismo método en todos los países de la zona del euro) fue del 0,3%, la misma que en el mes anterior. De forma que la variación mensual ha sido una caída del 1,8%.
La eurozona está padeciendo los efectos secundarios de la política monetaria estadounidense: el euro se ha mantenido fuerte a lo largo de toda la crisis (lo que dificulta la recuperación de las exportaciones) y la eurozona se está viendo amenazada de nuevo por la deflación.
El propio Rehn ha señalado que “un periodo de inflación baja demasiado prolongado obstaculiza los ajustes necesarios en el Sur y no beneficia a la UE en su conjunto”. 
Por otro lado, la banca es el principal objeto de sospecha ya que sigue en entredicho la calidad de sus activos. Todo ello a pesar de los miles de millones inyectados en ayudas públicas.
Sin duda por esa razón, el Banco Central Europeo y la Autoridad Bancaria Europea (EBA por sus siglas en inglés) se han propuesto acabar con las incógnitas en los esperados exámenes al sector financiero que tendrán como objetivo tratar de detectar los posibles agujeros que sigan existiendo bajo la alfombra.
Sin embargo, aunque se esperaban pruebas muy duras (el BCE se juega su credibilidad), finalmente, a la vista de los detalles conocidos se alcanzará un nivel medio de dureza. Y es que
la Autoridad Bancaria Europea ha tratado de alcanzar cierto equilibrio entre el auténtico miedo de los Gobiernos y la severidad que solicita el BCE.
Se exigirá a los grandes bancos que su capital no caiga por debajo del 5,5% de sus activos en caso de una gran crisis (cifra más dura que la exigida en los fallidos exámenes del año 2011). Pero que está por debajo de lo que venía postulando el Banco Central Europeo.
Tras anunciar las autoridades más transparencia, más regulación y un mayor control sobre las remuneraciones de los banqueros, todo se ha quedado en nada. Aquello de la refundación del capitalismo, ¿recuerdan?... se ha esfumado. Ha ocurrido todo lo contrario.
La Autoridad Bancaria analizará a los 124 mayores grupos bancarios europeos, entre ellos a la práctica totalidad del sector español, con 16 entidades. Pero Alemania, que someterá al examen a 23 bancos, no analizará a algunas de las entidades sobre las que caen mayores sospechas.
A muchos les resulta preocupante la acumulación de bonos del Estado por parte de las entidades (han hecho un magnifico negocio obteniendo prestamos del BCE a tipos cercanos al 0% e invirtiendo en deuda de sus países).
Los escenarios supuestos para el estrés afectarán a toda esa deuda soberana, pero con una salvedad: se permitirá a las autoridades nacionales “cambios en la ponderación de riesgos basados en modelos internos de evaluación del riesgo”. Es decir: el Banco de España y sus homólogos podrán suavizar el golpe. Por tanto, habrá cierta discrecionalidad.
A la banca le espera un año intenso hasta que se publiquen los resultados en octubre. Las entidades llevan meses preparándose con emisiones y otras operaciones y nuestro país ha sido uno de los países que más ha hecho sus deberes.
Algunos analistas cifran la necesidades de 50.000 a 100.000 millones de euros para toda Europa, y los bancos tendrán unos meses para cubrir los posibles agujeros detectados, pero si no lo consiguen habrá que acudir de nuevo a los Estados.
Está claro que para los ciudadanos, que son los que en definitiva ponen el dinero, sería extremadamente duro que los Gobiernos rescataran a los bancos por segunda vez.
ESPAÑA:
El Producto Interior Bruto español  creció durante el último trimestre de 2013 un 0,3%. No obstante, nuestra economía no presentó un buen registro total el año pasado, ya que la producción cayó un 1,2%. Sufrimos una pérdida de
puestos de trabajo de 532.000 ocupados menos (supone una caída del empleo del 3,1%).
A la gravísima crisis financiera que arrancó en el año 2008, hay que sumarle la exasperante lentitud de la toma decisiones políticas en la Unión Europea, y el tremendo ajuste presupuestario adoptado. Todo ello ha ocasionado que de entre todas las economías desarrolladas, las europeas sean las que más han sufrido. Incluso Alemania retrocedió en 2013 hasta un nivel inferior al del 2012 de un 2%.
Pero la realidad, es que a la economía española le ha ido mucho peor, ya que ha visto disminuir su producción y actividad económica en casi un 7%. Se trata de una caída similar a la de Irlanda y Portugal, y es inferior a la caída del PIB italiano (8,6% menos que al comienzo de la crisis). Grecia ha sufrido la mayor caída (un 23%). España se acerca a Grecia solamente en cuanto al impacto en el mercado de trabajo.
De verdad, que nadie sabe hasta qué punto, en un contexto de recuperación, la economía española va a ser capaz de generar empleo estable. En nuestra economía, el ritmo de destrucción de puestos de trabajo ha triplicado, exactamente, al descenso de nuestro PIB.
La situación económica española, como la de la eurozona en general, continúa siendo delicada. Hay que añadir que la Comisión Europea está inmersa en un proceso electoral, y la inflación es demasiado baja.
Durante 2013 los precios en España han subido un 0,2%. Este hecho, que es positivo para paliar, sólo en parte, la congelación o bajadas salariales, es sin embargo negativo y preocupante por el riesgo anteriormente citado de entrada en una situación de deflación en la región del euro.
Aunque el Banco Central Europeo, reiteradamente, viene negando dicho riesgo, han ido apareciendo varios informes de servicios de estudios de entidades financieras que estiman que cada vez es más probable que ese riesgo se llegue a materializar.
En la economía española, si revisamos los resultados de los indicadores de la demanda y producción nacional, se observan mejores resultados en los últimos meses de 2013. Los indicadores que todavía son negativos se presentan como menos negativos (ventas en grandes empresas, consumo de cemento, indicadores de confianza del consumo y financiación del sector privado) y aparecen en positivo un mayor número de datos (indicador sintético de actividad, índice de sentimiento económico, consumo de energía eléctrica, índice de producción industrial, índice de comercio al por menor, matriculaciones de turismos y de vehículos de carga, disponibilidades de equipo).
Por lo que se refiere a la demanda exterior, el déficit comercial continúa reduciéndose, pero es cierto que las exportaciones de bienes, aunque siguen creciendo, pierden vigor, a la vez que se incrementan las importaciones. Las exportaciones de servicios continúan fuertes gracias sobre todo al buen resultado del turismo donde se han batido records, ya que España ha recibido en 2013, nada menos que, 60,6 millones de turistas, por lo que ha recuperado la tercera posición mundial.
El empleo, sin duda, es el peor y más grave de los desequilibrios que padecemos. La pérdida de 198.900 puestos de trabajo en los últimos 12 meses acumula ya 3,75 millones en esta todavía larga recesión que vive el mercado laboral español, y que ha devuelto el número de ocupados (16,7 millones) al nivel de 2002. Para colmo, el empleo temporal ha subido con respecto a hace un año.
La Encuesta de Población Activa (EPA) elaborada por el INE, muestra que se destruye empleo, y que
la Población Activa (suma de los ocupados más los parados) ha vuelto a descender: durante 2013 ha caído en 267.900 personas (lleva siete trimestres consecutivos disminuyendo).
La gravedad y duración de la crisis afecta al ánimo de las personas, que cansadas de no encontrar empleo en su búsqueda activa, Dejan de hacerlo (desisten) por lo que el INE deja de contarlos como parados (ya no son activos, se consideran inactivos), o bien se van fuera de España para buscarse la vida.
La población activa española suma la cifra de 22,6 millones trabajadores (ha retrocedido al nivel de mediados del año 2008).
Finalmente, la última cifra de paro registrado (los desempleados que se inscriben como demandantes de empleo en la Oficinas) ha seguido la tónica de los meses de enero de fuertes subidas. Durante el pasado mes de enero ha aumentado en 113.097 personas, lo que deja la cifra total de paro registrado en 4.814.435 desempleados.
El número de afiliaciones a la Seguridad Social, ha bajado en 184.031 personas, de forma que el total de cotizantes ocupados se sitúa en 16.173.610 de afiliados. En un momento de débil crecimiento económico no es, precisamente, una buena noticia.
En otro orden, y referido a un aspecto fundamental para superar la crisis –el crédito- se ha conocido que la economía española sufre un volumen de financiación cada vez menor.
Las imposición de las nuevas y mucho más duras condiciones financieras, ha hecho insostenible los niveles de la deuda de muchas empresas y familias españolas.
Durante los tres últimos años, el forzoso ajuste ha repercutido fuertemente sobre la actividad económica, ya que sin prestamos han caído la inversión y el consumo (ello sin referirnos a la imprescindible financiación del circulante, es decir, la financiación de esas operaciones del día a día).
Pues bien, según los datos publicados por el Banco de España, las entidades de crédito, españolas y extranjeras, tenían concedidos en diciembre de 2013 préstamos por 1,86 billones de euros a empresas y familias españolas, un 5,6% menos que en 2012. El saldo de crédito vivo en el sector privado (excluido el endeudamiento de la propia banca) equivale al 181% del PIB, una proporción ligeramente inferior a la que se registraba a finales de 2006. El ajuste desde el cierre de 2010, cuando el volumen de préstamo a hogares y compañías no financieras rondaba el 211%, es de más de 340.000 millones.
La caída del crédito en estos tres años ha sido mucho más acusada en las empresas que en las familias. El préstamo concedido a compañías no financieras descendió en diciembre de 2013 hasta los 1,07 billones (104,6%) del PIB, cuando a finales de 2010 el saldo vivo ascendía a 1,3 billones (124,6%). En cuanto al préstamo a hogares, más estable por el peso del crédito a largo plazo para financiar la compra de viviendas, ha pasado de rozar los 900.000 millones (un 86% del PIB) a contraerse hasta los 787.000 millones de euros al cierre de 2013 (el 76,7% del PIB).
Sin embargo, y tras un inusual repunte mensual en el dato de noviembre, el volumen de préstamo concedido a los hogares cae a mayor velocidad que en los últimos meses: la comparación bruta arroja un descenso del 5,6% en diciembre, el recorte anual del crédito a familias más significativo de la serie estadística. Con la metodología del Banco de España, la caída anual es del 4,5%, también la más acusada de la crisis.
La moderación del ritmo de caída del crédito a empresas tiene, al menos, dos explicaciones: a diferencia de lo que ocurre con las entidades financieras españolas, la banca extranjera ha empezado a aumentar el préstamo a las empresas españolas. En diciembre, el crédito concedido por entidades del exterior ascendía a 342.000 millones, un 4,5% más que al cierre de 2012.
Además, los datos del Banco de España revelan que el volumen de las operaciones nuevas de préstamo a empresas vuelve a crecer: en diciembre se concedieron 43.853 millones en nuevos créditos a las compañías, un 7,13% más que en el mismo mes de 2012. Aún en 2009, con la crisis encima, era habitual que esas nuevas operaciones sumaran más de 75.000 millones al mes.
En el conjunto de 2013, el volumen de nuevas operaciones de financiación a sociedades no financieras es todavía inferior al acumulado en los 12 meses de 2012 (392.000 millones frente a 484.000 millones), aunque los expertos de entidades financieras como el servicio de estudios del BBVA confían en que este año la nueva financiación sea superior a la de 2013.
MERCADOS:
Una de las pautas estacionales más conocidas dentro de los círculos de inversores en la Bolsa, es el "efecto enero", que consiste en extrapolar la rentabilidad del primer mes del año al cierre anual de las bolsas.
Estadísticamente, el mes de enero es el mes más alcista de todo el año ya que por ejemplo el S&P 500 suele revalorizarse de media un 1,64% (estadística recogida desde 1950 hasta 2009), por lo que una rentabilidad positiva sería símbolo de un año alcista, sin embargo una rentabilidad negativa nos vaticina un escenario anual bajista.
Según esta pauta estacional y si nos guiamos por la evolución de las bolsas mundiales durante el pasado enero, deberíamos esperar un cierre anual negativo. Si echamos un vistazo a la bolsa americana deberíamos esperar un año de caídas ya que tanto el S&P 500 como el Dow Jones cerraron enero con una rentabilidad negativa del -3,56% y del -5,30% respectivamente. La misma suerte se ha corrido en el Viejo Continente, ya que el Eurostoxx 50 se ha dejado un 3,06% apoyado fundamentalmente por una caída mensual de las Bolsa alemana y francesa, donde el Dax 30 se ha dejado un 2,57% y el Cac 40 un 3,03%.
El Ibex 35 ha conseguido salvar enero por la mínima, gracias a una subida del 0,04% cerrando el mes en los 9.920 puntos. La gran subida en los primeros 10 días de 2014 que llevó el índice bursátil hasta situar sus máximos en los 10.529 puntos ha sido la clave para conseguir salvar el mes.
Como dato puramente estadístico, en enero de los últimos diez años el selectivo español ha experimentado una rentabilidad media del -1,20%, a causa de los fuertes descensos producidos en los años 2008, 2009 y 2010.
Respecto al Euribor, el tipo más utilizado para calcular las hipotecas, ha cerrado enero en el 0,562% (su mayor media mensual desde febrero de 2013). Pese a que el índice encadena el segundo mes de subidas consecutivas, todavía se encuentra a un nivel superior al de hace un año, con lo que las hipotecas que se revisen en este mes de febrero, se beneficiarán de una mejora, muy limitada, para el propietario de la vivienda. Esta tendencia al alza indica, sin embargo, que el mes que viene supondrá el final de dos años de rebajas en las cuotas mensuales.
Para una hipoteca media de 120.000 euros a 20 años que le toque revisión anual, se verá afectada en una bajada de la cuota mensual en unos 0,69 euros, poco más de ocho euros anuales.
El indicador se mantiene ajeno al último recorte de los tipos de interés del pasado noviembre realizado por el Banco Central Europeo hasta el mínimo histórico del 0,25%. Para muchos esta circunstancia se debe a las mejores expectativas de la recuperación económica y a las tensiones en el mercado interbancario.
EMPRESAS:
Según el Barómetro de Empresas, muchos empresarios están convencidos de que 2014 será el año de la recuperación, esperando que la mejoría se traslade a sus cuentas de resultados mejorando su facturación y beneficios. Sin embargo, no esperan que ocurra esa misma mejoría en el empleo, ya que sus políticas de recursos humanos seguirán siendo muy conservadoras.
La mayoría apuesta por mantener sus plantillas, y que en caso de ser imprescindible aumentarla, se hará siempre por medio de contratos temporales.
Esta circunstancia puede poner de relieve, el verdadero sentido y efectos de la última reforma laboral llevada a cabo.

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