miércoles, 18 de noviembre de 2015

¿Qué es un testaferro? Algo, parece ser que bastante normal....

El término, surgido en Italia durante el siglo XVI,  significa en su origen «cabeza de hierro»  y hace referencia a la persona que presta su nombre en un contrato que en realidad es de otro.

El testaferro, por lo tanto, actúa encubriendo a otro sujeto. Lo que hace es prestar su identidad para emular el rol social de aquel al que representa. Esto permite que la persona representada pueda disfrutar ciertos beneficios al eludir obligaciones legales.

Supongamos que la ley de un país establece que una persona no puede ser propietaria de más de tres medios de comunicación. Dicha medida obedece a la necesidad de garantizar la pluralidad de voces y discursos. Pues bien, un empresario que ya tiene dos canales de televisión y un periódico, sin embargo, desea comprar una radio. Con el objetivo de evadir la ley, esa persona paga a un individuo para que sea su testaferro. De este modo, la persona contratada presta su identidad para realizar la compra, aunque el propietario real será el empresario que le ha pagado.

Otro ejemplo clarificador, sería el de un político corrupto que cuenta con un testaferro, ya que el político no está en condiciones de utilizar su nombre para realizar ciertas operaciones comerciales o financieras. De lo contrario, tendría que justificar cómo accedió a los fondos que obtuvo de manera ilícita.

La verdad, es que en nuestro país, una enorme cantidad de gente “tiene las cosas a nombre de otro”.
Lejos de ser una característica propia de una clase cultural o económica, puede verse éste fenómeno en personas de cualquier clase social, motivadas por diversas razones: pagar menos impuestos, ocultarse de los acreedores, beneficiar a determinados familiares, prevenir futuros juicios, etc.

Se trata de una figura, por tanto, que sirve especialmente para esconder, por decirlo de alguna manera, propiedades, bienes o contratos... y que conlleva unos problemas legales para quién acepta ser testaferro de otro...

Tan es así, que en la prensa o en internet es posible encontrar personas que ofrecen sus servicios como testaferro para diferentes figuras financieras.

En Economía y Derecho, un testaferro es la persona, ya sea física o jurídica que suplanta a otra en alguna compra, donación o algún otro negocio, en general con fines fraudulentos…
Por ejemplo, si una persona posee deudas y no desea tener bienes susceptibles de embargo, los transfiere a otra persona que aparece como titular del dominio, pero en realidad es alguien de mucha confianza que en los hechos solo se comporta dando su nombre a los efectos de no perder esa propiedad y defraudar a los acreedores.

Otro caso es lo que sucede en caso de que una persona tenga la obligación de brindar aportes para alimentos y no quiera demostrar ingresos, por lo que sus ingresos son facturados por otra persona.

En esos casos en que se persigue ocasionar un daño a intereses de terceros, es ilegal.

En España es considerado un mandatario carente de representación que contrata en su propio nombre y luego transferirá el negocio a su verdadero titular. Y sorpréndase, es legal si no encubre acciones delictivas.

Sin embargo, en el ámbito penal, un testaferro es el que toma el lugar del autor del ilícito para evitar que sea procesado y/o condenado, lo que evidentemente es ilegal.

Y que riesgos comporta para el que acepta figurar como “hombre de paja”?

Muchas veces en estas operaciones se hace un “contradocumento” que les hacen pensar a los protagonistas que están cubiertos.
Se trata de un documento escrito en el que las partes explican la realidad que está detrás de la simulación (por ejemplo, la persona que vende ficticiamente una propiedad a un amigo, firma un “contradocumento” en el que ese amigo reconoce que no es el dueño real de la propiedad).

Obviamente, el contradocumento se oculta de los terceros a quienes se pretende perjudicar (el Fisco, el acreedor, el ex cónyuge, etc.), razón por la cual las partes saben que lo firman ante un eventual conflicto futuro entre ellas.

¿Y por qué se protege un documento firmado por personas que acordaron violar la ley o perjudicar a terceros? ¿Por qué no está prohibido? ¿Para qué sirve?...

El contradocumento sirve solamente para que alguno de los que lo firmó pueda ir, si es preciso a juicio para anular la operación simulada… siempre que no se beneficie.

En otras palabras, la ley protege el contradocumento únicamente para permitir una especie de “arrepentido”. Pero que no sirve en ningún caso frente a terceros: por ejemplo, si a un testaferro le embargan la propiedad  por deudas personales, o se divorcia y le debe dar la mitad a su exmujer, el dueño real no le serviría el contradocumento para nada. De la misma forma, si fallece el testaferro, el propietario real tampoco puede presentarlo contra los herederos.

Por lo tanto, la persona que acepta poner algo de su patrimonio a nombre de otra corre un cierto riesgo de perderlo por algunas de las vicisitudes de la vida que hemos citado: traición del testaferro, muerte, divorcio, deudas, etc.

Y, ¿arriesgarse a ser descubierto o al menos ceder la identidad a los negocios de otro... Es algo que exige recompensas importantes?

Pues no, es el resultado de una negociación y, al final, no se puede saber tampoco cuál la retribución real que cobra el que presta su identidad.

A modo de ejemplo, cito uno de los múltiples anuncios que aparecen en Internet con esta finalidad:


“Me ofrezco como testaferro a cambio de seguridad social y sueldo, nacionalidad española, de Coruña u otras partes de Galicia preferiblemente. Seriedad … etc….

2 comentarios:

  1. “El mayor infortunio del hombre de letras no es quizá el hecho de ser víctima de las intrigas y la envidia de sus colegas y el verse despreciado por lo hombres poderosos, sino el verse juzgado por los necios.”
    (Voltaire)

    Y vemos todo tipo de juicios y anuncios....

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