sábado, 21 de enero de 2017

Situación económica española y mundial a enero 2017

Según el informe “Consenso Económico” del cuarto trimestre que publica PwC, (Panel de expertos que recoge la opinión de 355 analistas), el crecimiento de la economía española, a ritmos más rápidos que los previstos inicialmente, ha redoblado el optimismo de los empresarios españoles.
Ahora bien, hay que esperar a ver la evolución de los riesgos políticos existentes a nivel mundial. De confirmarse, podrían suponer un freno al comercio mundial y, por lo tanto, un freno al crecimiento económico global.

GLOBAL:

El consenso del mercado augura una aceleración del PIB mundial. Se habla de un repunte del 3,4% frente al 3,1% de 2016. Eso sí, el nuevo ejercicio parece traer bajo el brazo un cambio en el paradigma económico que surgió de las cenizas de la Gran Recesión.
Según Bankinter, “2017 está emparentado con el largo ciclo económico que ya vimos en 2016 y años anteriores. La diferencia clave está en los movimientos de transición que empiezan a tomar cuerpo. El populismo amenaza a la globalización; las preocupaciones acerca del bajo crecimiento dejan paso a los temores inflacionistas; el eje del crecimiento se desplaza poco a poco desde los estímulos monetarios de los bancos centrales a las políticas fiscales de los gobiernos; y la fiebre normativa abre paso a movimientos de desregulación”,
Si se cumplen los pronósticos, EE UU será quien más contribuya a la aceleración de la actividad global. Trump tomará posesión como presidente el próximo 20 de enero. Sus promesas electorales, bajadas de impuestos y aumento del gasto público, podrían llevar a la economía americana a crecer a un ritmo superior al 2,2% en 2017. “Paradójicamente, la elección de Trump es un factor positivo a corto plazo. Mejora las perspectivas de crecimiento y empleo, aunque a costa de algo más de inflación. Como contrapartida, eleva el riesgo de desequilibrios (déficit fiscal y deuda pública) en el medio y largo plazo”, según el citado anteriormente, Informe de Estrategia de Bankinter.
La combinación prevista para este 2017 de un dólar fuerte, tipos de interés al alza y amenazas proteccionistas no es, en absoluto, un buen augurio para las economías emergentes. Sin embargo, hay un factor que juega a favor de algunos de estos mercados como es la recuperación del precio de algunas materias primas. “La mejora de las commodities (mercancías) favorece asimétricamente a los emergentes. Los productores de estas, básicamente economías latinoamericanas, son los favorecidos, mientras que los países asiáticos quedan generalmente al margen de esta mejora debido a que son más bien consumidores de materias primas antes que productores de ellas”, explican en el citado informe de Bankinter.
Precisamente, según los analistas del Bank of America Merrill Lynch, el repunte de las commodities, sobre todo del petróleo, es uno de los factores que contribuyen a despertar un viejo fantasma tras un largo periodo de letargo: las subidas de los precios. Las presiones inflacionistas son especialmente palpables en Reino Unido por el impacto de la depreciación de la libra tras el Brexit, y en EE UU debido a que en un mercado laboral próximo al pleno empleo sería lógico ver alzas salariales. Además, las medidas prometidas por Trump suponen más presión para el IPC. “Esperamos que la inflación subyacente en EE UU continúe aumentando y se acerque al objetivo del 2% de la Reserva Federal. Las políticas del presidente electo son inflacionistas. En esta categoría entrarían los estímulos fiscales, las restricciones a la inmigración porque reducen la fuerza laboral disponible y las barreras al comercio que suponen mayores precios a la importación de energía. El único factor corrector de los precios que vemos es un dólar fuerte.
Según Goldman Sachs, otro de los riesgos económicos que pueden truncar las previsiones de crecimiento tiene que ver con el sentimiento antiglobalización y su impacto en el comercio mundial. Una de las ideas de Trump durante la campaña fue la revisión de todos los tratados internacionales, incluso prometió el levantamiento de un muro en la frontera con México y más aranceles. La retórica proteccionista de Trump no encaja bien con un crecimiento de los intercambios mundiales, que ya se habían desacelerado en los últimos años. Será interesante ver la respuesta que dé el resto de países a las posibles medidas proteccionistas de EE UU. Una solución podría ser un aumento de los acuerdos bilaterales”.
La victoria de Trump o la salida de Reino Unido de la Unión Europea son claramente movimientos involucionistas, pero a muchos analistas les cuesta creer que se pueda dar marcha atrás a 25 años de globalización económica.

CHINA:

Se ha desatado una nueva etapa de tensión entre China y Estados Unidos, la Unión Europea y Japón. La decisión de estas tres potencias de no reconocer oficialmente a la República Popular como una economía de mercado, algo que reduciría significativamente los aranceles de los productos importados de este país, ha enfurecido a Pekín, que amaga con represalias que podrían empeorar la ya de por sí complicada relación comercial entre China y el mundo.
En la práctica, durante los últimos quince años, se han venido imponiendo aranceles más altos a los productos chinos de lo que le hubiera correspondido según la norma general de la OMC (Organización Mundial de Comercio). Todo ello como consecuencia del protocolo firmado al adherirse el gigante asiático a esa organización.
Este protocolo, después de quince años, caducó a mediados del pasado diciembre. Por lo que Pekín ha comenzado a presionar para que sus productos sean más accesibles a los mercados mundiales, mientras que Estados Unidos, Europa y Japón se resisten a aceptar el cambio por la amenaza que los competidores chinos plantean a sus fabricantes.
Las economías citadas alegan que China no ha cumplido sus compromisos y no se ha transformado en una economía de mercado de pleno derecho.
Según Xue Rongjiu, vicepresidente del Instituto sobre la OMC del Ministerio de Comercio, "el problema no es que China sea o no una economía de mercado, es que Estados Unidos, la UE y Japón están utilizando una obligación legal como excusa para imponer barreras proteccionistas y no asumir que muchos de sus sectores están perdiendo competitividad frente a los de China".
Un reciente estudio del Economic Policy Institute sugiere que designar a China como economía de mercado (eliminando los sobre aranceles existentes sobre esa economía) incrementaría entre un 25% y un 50% las exportaciones del país hacia la Unión Europea en comparación con los niveles del año 2011. También que se pondrían en riesgo entre 1,7 y 3,5 millones de puestos de trabajo principalmente en Italia, Alemania, España, Francia, Portugal y Polonia. Y el impacto podría ser incluso mayor: "si la UE otorga este estatus sin que Estados Unidos haga lo mismo, existe el riesgo de que todos los productos chinos sean desviados hacia allí y abrumen el mercado”.
Por otro lado, el crecimiento de la economía de China se ralentizará en 2017, ya que las autoridades están ajustando su política monetaria, y aplicando otras restricciones para evitar burbujas de activos, especialmente en el mercado inmobiliario.
La Academia China de Ciencias Sociales (CASS, por sus siglas en inglés), un organismo de expertos vinculado al Gobierno, ha informado que la economía del país se expandirá a un ritmo más lento este año 2017 (un 6,5 por ciento de aumento de su PIB, lo que podría constituir el menor crecimiento en más de 25 años, por debajo el avance esperado de cerca de 6,7 por ciento para este año).
La desaceleración anticipada en la segunda mayor economía del mundo se produce en un momento de ansiedad surgida por la brusca caída del yuan, que durante noviembre pasado cedió a mínimos de ocho años por las salidas de capital habidas en China, a raíz de la victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales de Estados Unidos.
Además, el rápido ascenso de los créditos bancarios, el incremento del riesgo debido al aumento del endeudamiento empresarial, y la especulación en el mercado inmobiliario, constituyen una amenaza para la economía de China.

RUSIA:

Esta economía, de la que no se publican, ni conocen muchos indicadores, puede estar recuperándose. La recesión económica (caídas del PIB) en Rusia, (lleva en ella más de dos años), podría dar paso a un leve crecimiento en 2017.
Según el primer ministro, Dmitri Medvédev, “la economía está viviendo un saneamiento general de su situación”. El organismo ruso de estadísticas, Rosstat, calcula para el año que viene un crecimiento por encima del 1%. En 2016, la economía rusa, según la misma agencia, se habrá contraído entre un 0,5% y un 0,6%. En 2015, decreció un 3,7%.
Según el banco de inversiones Morgan Stanley, la economía rusa crecerá en 2017 un 1,2%. Afirma en un informe, que el Banco Central de Rusia actuará con precaución para evitar riesgos inflacionarios e irá reduciendo los tipos de interés de forma muy gradual y moderada. Este año la inflación podría acabar en torno al 6% mientras que el Gobierno ruso confía en reducirla hasta el 4% en 2017.
Por otro lado, se espera que el barril de petróleo Urals, cuyo precio medio durante 2016 fue de 42 dólares, fluctúe por encima de los 50 en este 2017. Este dato es muy importante, ya que la exportación de crudo petrolífero ruso aporta más de la mitad de los ingresos presupuestarios al Estado.
La reciente decisión de la OPEP y otros países exportadores de petróleo, entre ellos Rusia, de reducir la producción ha elevado el precio del crudo y se espera que se mantenga estable durante 2017. La primera consecuencia ha sido el fortalecimiento del rublo.
La proximidad de las elecciones presidenciales rusas, que deberán celebrarse en marzo de 2018, es otro factor que contribuye a crear un ambiente propicio para la economía del país. Los analistas estiman que, teniendo en cuenta que al frente continuará con toda seguridad el presidente Vladímir Putin, tras los comicios se abordarán en serio algunas asignaturas pendientes como las reformas estructurales.
También se espera una distensión de los conflictos en Oriente Próximo, en Siria sobre todo, y un acercamiento entre Washington y Moscú. Morgan Stanley señala que, tras la llegada a la Casa Blanca de Donald Trump, existe un 35% de probabilidad de que, en 2017, EE UU levante a Rusia las sanciones.

ESTADOS UNIDOS:

El pasado mes de diciembre la Reserva Federal subió los tipos de interés en Estados Unidos un cuarto de punto. De forma que se han colocado en una banda entre 0,50% y el 0,75%. La decisión se ha tomado por unanimidad.
Este aumento se ha producido un año después de que acabase  el proceso de expansión cuantitativa de la política monetaria, con una subida de un cuarto de punto. Las subidas  serán, en todo caso, graduales. Son posibles al menos tres subidas en este 2017. Todo va a depender, de cuales sean  las políticas de Trump y su incidencia en la evolución de los precios en Estados Unidos.
No obstante, los tipos de interés estadounidenses se mantienen en un nivel históricamente bajo, ya que es preciso seguir con esta política para apoyar a la economía, al menos, hasta la próxima primavera. Se estima que tengan un crecimiento medio del 2% los próximos dos años.
La mayoría de analistas señalan que dependerá de la evolución del PIB, de los precios y de las políticas de Trump. Si las subidas de precios son elevadas, la Reserva Federal deberá incrementar las subidas de tipos.
La inflación sigue por debajo del objetivo del 2%, y se espera un crecimiento próximo al pleno empleo, pero con estabilidad en los precios.
Todo depende de cuales sean las políticas de Donald Trump, la presidenta Yellen ha sido muy prudente, al afirmar que desea "evitar dar consejos" a la nueva administración sobre las políticas que debe adoptar. Es su manera de proteger la independencia de la Fed, que se vio atacada por el propio Trump. También dijo que su equipo está trabajando con el del presidente electo para que la transición se haga sin sobresaltos.
Los mercados suelen temblar con el alza de tipos, porque eleva el coste de los préstamos para el consumidor y las empresas. La promesa del incremento del gasto de Trump y la rebaja de impuestos contribuiría, sin embargo, a compensar ese efecto.
Trump, muy optimistamente,  prometió situar el aumento del PIB próximo al 4%. La Fed anticipa un crecimiento del 1,9% este año, que llegará al 2,1% en 2017. El efecto de los estímulos fiscales y del gasto en infraestructuras no se notará, lo más pronto, hasta 2018 y dependerá, en todo caso, de las medidas que vaya adoptando el Congreso. Por tanto, es actualmente imposible predecir el futuro económico de Estados Unidos.
Aunque en un primer momento los inversores reaccionaron con entusiasmo a la reforma fiscal y la desregulación que promete el presidente electo, se basa todo en el optimismo: los beneficios que puedan derivarse para las empresas, ser pueden perder por el proteccionismo económico anunciado.
A su vez, la recuperación económica puede verse fallida si el dólar se continúa apreciando al ritmo seguido en los últimos meses, sobre todo si se intensifican las subidas de precios, lo que obligaría a subir a mayor ritmo las tasas de interés.
La realidad, es que en opinión de la propia presidenta Yellen, "hay un nivel considerable de incertidumbre".
En ese sentido, el presidente electo de Trump, agradeció a la compañía Ford su decisión de cancelar una inversión de 1.600 millones en México para construir una planta de montaje de vehículos en San Luis de Potosí.
Trump declaró: "gracias a Ford por cancelar una nueva planta en México y crear 700 nuevos empleos en EE.UU. Este es el inicio, viene mucho más".
El presidente de Ford, Mark Fields, declaró que la cancelación de la inversión en México es un "voto de confianza" de la empresa en Trump y sus políticas.
La cancelación de la inversión de 1.600 millones de dólares en México se produce después de que Trump amenazase meses atrás a Ford con la imposición de aranceles aduaneros de hasta el 35 % a los vehículos producidos en México y que son exportados a EEUU.
Trump no ha aclarado si impondrá aranceles aduaneros a los Focus que Ford producirá en Hermosillo (México) para exportar a Estados Unidos tras la cancelación de la construcción de la planta de San Luis de Potosí.
También Trump ha amenazado con la imposición de aranceles aduaneros a General Motors (GM) por producir una de las versiones del Chevrolet Cruze en México.
GM aclaró posteriormente que la mayoría de la producción del Cruze se hace en Estados Unidos y que sólo una pequeña fracción de los vehículos de ese modelo vendidos en el país se importa de México.

EUROZONA:

La inflación de la eurozona ha abandonado la zona cero. Eurostat, la agencia estadística de la UE, estimó el IPC del euro en el mes de diciembre en un 1,1%, el mayor nivel desde septiembre de 2013 y cinco décimas por encima del dato de noviembre. Los índices están aún muy lejos del objetivo del Banco Central Europeo del 2%, pero los riesgos de deflación han quedado definitivamente atrás gracias, al repunte del petróleo.
Y aun así, el indicador más fiable de la evolución de los precios la inflación subyacente, sin contar con la energía, y sin los elementos más volátiles, sigue en el 0,9%, apenas una décima por encima de noviembre.
Para algunos analistas, un repunte de la inflación “podría crear un círculo virtuoso”, que permitiera al BCE una salida gradual de sus políticas no convencionales y daría algo de aire a las cuentas de resultados de los bancos. La mala noticia es que eso se dejaría notar también en un repunte de los tipos de interés de la deuda, con los países, el sector financiero, las empresas y las familias aún muy endeudadas en Europa. Y podrían provocar un repunte del euro, lo que es malo para las exportaciones.
En todo caso, la realidad es que, a pesar del repunte, la inflación europea sigue en el entorno del 1%. Y las últimas alzas son casi puramente estadísticas: “la aceleración de la inflación se esperaba, se daba por segura, pero los índices de precios tan solo dicen que el paciente mejora, pero la enfermedad sigue ahí”.
Mario Draghi, presidente del BCE, se enfrenta a un dilema: la debilidad  de la recuperación económica, con una inflación aún muy baja. El desempleo está en niveles alarmantemente elevados, pero va cayendo. El Brexit, la elección de Donald Trump y el referéndum en Italia han generado una sacudida tras otra, pero el mercado ha aguantado mejor de lo previsto.
El BCE está cuestionado tanto por los conservadores alemanes (que le exigen la retirada de los estímulos), como por la izquierda europea, que le acusa de aumentar la desigualdad con una política con la que gastará más de dos billones de euros en total, y que no acaba de dar los resultados esperados.
No obstante, Draghi ha anunciado una inyección adicional de algo más de medio billón de euros con el programa de compra de activos, que se amplía hasta finales de 2017. Sus argumentos son: “que la incertidumbre está por todas partes, especialmente en el flanco político”.
Draghi ha anunciado, reiteradamente, que la retirada de las medidas extraordinarias no está sobre la mesa. Sin embargo, ha dado un primer paso hacia atrás, anunciado que “el volumen de compras mensuales bajará de 80.000 a 60.000 millones a partir de abril”.
Los mayores bancos centrales del mundo han inyectado billones de euros en los últimos años con programas masivos de compra de activos (los QE, siglas inglesas de quantitative easing), pero algunos efectos de la Gran Recesión siguen ahí, riesgos económicos y en plena metamorfosis por las incertidumbres políticas.
El BCE llegó tarde a los estímulos monetarios. Pero anunció la tercera ampliación del programa europeo: Draghi inyectará 540.000 millones adicionales en la eurozona ante la acumulación de conflictos: la economía griega, la banca italiana, y las elecciones que se avecinan en Holanda, Francia, y Alemania, que a juicio del BCE podrían generar más y nuevos problemas económicos.
Draghi comprará deuda pública y privada durante más tiempo: al menos hasta finales de 2017, nueve meses más de lo previsto. Convencido de que Europa estaría mucho peor sin el QE, Draghi podía optar entre ampliar el programa durante menos tiempo y dejar intacto el volumen de adquisiciones mensuales (80.000 millones durante seis meses), o extender más el plazo y reducir el tamaño de las compras (60.000 millones durante nueve meses). Esta última posibilidad es la elegida.
En todo caso, ha anunciado tres medidas más:
El BCE se reserva la posibilidad de aumentar de nuevo las compras “si las perspectivas económicas o si las condiciones financieras empeoran”.
El QE europeo es ahora más flexible, y permite incluso comprar bonos con rentabilidades más negativas “si es necesario” (eliminando así uno de los actuales cuellos de botella del programa)
Y Fráncfort prevé cerrar el QE a finales de 2017, pero deja abierta la puerta para llevarlo aún más allá, al igual que se reserva la posibilidad de seguir rebajando los tipos si hace falta.
Los mercados han emitido señales algo difusas: el euro se fortaleció primero y después registró bajadas; las Bolsas subieron, así como los intereses de la deuda.  
Mario Draghi ha postulado de nuevo, aunque de forma tímida,  un giro en la política fiscal: los estímulos fiscales “deben acompañar la recuperación, pero solo en los países con margen para ello. Hay que cumplir el Pacto de Estabilidad: las reglas son esenciales para la confianza. Y sin confianza es imposible completar la Unión Económica y Monetaria”.
El Gobierno de Italia ha promulgado un decreto para rescatar con dinero público al banco Monte dei Paschi (el tercer mayor banco del país) tras el fracaso de la entidad en su intento de captar los 5.000 millones de euros que necesitaba para salvarse por sus propios medios. El Ejecutivo de Paolo Gentiloni acordó destinar 20.000 millones de euros para salvar a la banca de Siena y para fortalecer las entidades bancarias que presenten problemas financieros. La entidad toscana buscaba 2.068 millones que le faltaban en fondos institucionales internacionales, pero, tras semanas de agonía, no los consiguió.
El Monte dei Paschi de Siena es el banco en funcionamiento más antiguo del mundo, y fue fundado en 1472. Es una entidad cotizada, con presencia en toda Italia, y algunas oficinas también en ciudades como Londres, Shanghái, Fráncfort y Nueva York. Tiene el mayor nivel de morosidad y activos tóxicos en proporción de los activos: estos últimos son de 160.100 millones de euros y se calcula que los créditos y productos dudosos e impagados ascienden a unos 47.000 millones. En Italia, por activos, con las cifras del tercer trimestre, se coloca como cuarto mayor banco comercial, tras Unicredit (875.000 millones) e Intesa Sanpaolo (714.397 millones), aunque la consolidación de la fusión de Banco Popolare y Banca Popolare di Milano (con activos conjuntos de más de 170.000 millones), prevista para el próximo mes, la relegará al cuarto puesto. Por tamaño, se trata de un banco que en el caso de España, se colocaría entre Bankia y el Popular por activos.
Por otro lado, aunque se ha pedido que las negociaciones se realicen en total secreto, las instituciones europeas mantienen una agria discusión con el FMI, respecto a la participación del Fondo en el tercer rescate griego: la institución con sede en Washington ha señalado que la deuda griega es sumamente insostenible, pero que no pide más austeridad, pese a las acusaciones de Gracia, la Comisión Europea y el Eurogrupo: si las metas fiscales no se suavizan, habría que acometer de nuevo fuertes recortes “incompatibles con los objetivos de crecimiento”. La pretensión de las instituciones europeas no cuadra. Pero la realidad, es que el FMI quiere más reformas de calado, en todos los ámbitos, que afectarían a aspectos sociales y económicos aún más sensibles.

ESPAÑA:

El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha pedido a España que suba los tipos reducidos del IVA, los impuestos especiales y la tributación medioambiental, incluyendo a los carburantes. Además, ha instado a que se revise la eficiencia del gasto en educación y sanidad. Y todo ello para conseguir, según la institución, una reducción sostenida del déficit y la deuda pública, cuyo excesivo tamaño sigue dejando a la economía española "muy vulnerable a las perturbaciones exteriores"
En su análisis de la economía española publicado cada año, la institución observa que el déficit público puede acabar por encima de las previsiones originales. "La atención inmediata debe centrarse en reiniciar una consolidación fiscal gradual con el fin de situar el alto volumen de deuda pública en una firme trayectoria descendente", afirma el Fondo en sus conclusiones. En consecuencia, reclama un ajuste estructural del orden del 0,5% del PIB al año, es decir, unos 5.500 millones de euros. Con este ritmo de ajuste se podría lograr "un equilibrio adecuado entre el mantenimiento de la recuperación económica y la sostenibilidad a largo plazo de las finanzas públicas".
Frente a esas declaraciones, el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, no oyó esas recomendaciones del FMI: "cuando algún organismo internacional nos recomienda subir impuestos, el Gobierno no participa de esa opinión”.
Por otro lado, según la información ofrecida por el Ministerio de Empleo, un aspecto positivo ha sido que la economía española creó más de medio millón de puestos de trabajo durante 2016; la Seguridad Social sumó 540.655 afiliados, un incremento del 3,12% y la mayor subida desde 2006.
El Paro Registrado se ha situado a final de año, en algo más de 3,7 millones de personas (aquellos que acuden a las Oficinas de Empleo como demandantes de un puesto de trabajo), sumando menos personas (390.534 desempleados menos). Ya hay 17,849 millones de cotizantes con empleo, el dato más alto desde octubre de 2009. Pero los empleados temporales y/o a tiempo parcial dados de alta en la Seguridad Social suponen el 40,2% de los que trabajan por cuenta ajena, la tasa más alta desde el mismo mes de 2007, aunque entonces en el mercado laboral había 14,9 millones de asalariados y ahora suman 13,35 millones de personas.
En todo caso, lo contradictorio, es que la precariedad laboral ensombrece esas cifras: el número de contratos temporales ha vuelto a superar el registrado en la serie histórica. La recuperación de los contratos de obra y servicio, debida al aumento de los contratos de muy corta duración: una semana o menos. En consecuencia, ha vuelto a aumentar la rotación involuntaria, como señalan las incesantes altas y bajas en la afiliación a la Seguridad Social, y el número de parados que se dan de alta y de baja a finales de mes. De esta forma, aunque la caída del número de desempleados es muy importante, la cifra de altas como demandantes de empleo es aún un 25% mayor que antes de la crisis.
La realidad, por otro lado, es que, según un estudio de Fedea, las Oficinas de Empleo son de poca ayuda para encontrar trabajo. Apenas un 1,7% de quienes en 2015 salieron del paro, lo hicieron gracias a su intermediación. Además de esto, que es su objetivo último, hay otros indicadores que apuntan en la misma línea. Los inscritos en los servicios públicos de empleo tenían que esperar una media de 9,5 meses para recibir una primera atención de política activa (entrevista personalizada, orientación o formación) que les ayude a volver al mercado laboral. Un tercio del colectivo incluso tiene que esperar al menos un año para recibir esta atención.
Sin embargo, las previsiones para el recién iniciado 2017, no son tan halagüeñas: la disminución en la actividad que será menos intensa que en el año finalizado, se dejará sentir en el empleo en forma de creación de menos puestos de trabajo.
La CEOE estima que si el año pasado se crearon 498.700 empleos, en 2017 la cifra bajará a 403.400 puestos.
El propio Gobierno estima que el ritmo de creación de empleo a tiempo completo bajará del 2,9% de 2016, al 2,4% de 2017. Pese a ello, el Ejecutivo contempla que la tasa de paro bajará en dos puntos en 2017 del 19,6% al 17,6%. El objetivo del Gobierno es que entre 2017 y 2019 se generen unos 474.000 empleos al año para así alcanzar la cifra de 20 millones de ocupados.
Para los sindicatos el repunte no es suficiente y reclaman mayores salarios y cambios en la reforma laboral: “el crecimiento económico ha permitido recuperar todas las rentas perdidas, mientras que los salarios se han devaluado de forma considerable”, según CC.OO.
Según la UGT, “el modelo está agotado. La cantidad de empleo que se crea por cada punto del PIB es ya del 99%. Pero ni suben salarios ni, por ende, cotizaciones. El próximo año, se crearán menos puestos de trabajo que en 2016”.
Los Sindicatos mayoritarios proponen un aumento salarial de entre el 1,8% y el 3% para 2017, mientras que CEOE sugiere que no sobrepase el 1,5%. La patronal ha seguido solicitando rebajas de las cotizaciones sociales, “que posibiliten subidas salariales y creación de empleo”.
La mayoría de los servicios de estudios también contemplan una moderación del ritmo de creación de empleo en 2017: las causas están ligadas a la desaceleración de la actividad económica: “la principal será la caída de la demanda. Todos los estímulos de la economía española perderán impulso en 2017. El precio del petróleo dejará de bajar, el turismo quizá no sea tan positivo como en 2016 y quizá los tipos de interés no estarán al mismo nivel”.
Por otro lado, la tasa de variación anual del IPC en España en diciembre de 2016 ha sido del 1,5%, 8 décimas superior a la del mes anterior. La variación mensual del IPC (Índice de Precios al Consumo) ha sido del 0,6%, de forma que la inflación acumulada en 2016 es del 1,5%.
Este incremento se explica, principalmente, por la subida de los precios de los carburantes (gasoil y gasolina) frente a la bajada que experimentaron el año pasado.

MERCADOS:

Al cierre del año 2016, el Ibex 35 no ha logrado un balance que evite las pérdidas en el conjunto del año y se consoló con que ese mes fuese el mejor diciembre en 20 años, al subir por encima del 7,30%, un porcentaje que no se veía desde 1996, cuando el índice cerró diciembre con un alza del 10,43%. Sin embargo, la Bolsa se ha alejado de terminar 2016 con ganancias, aunque consiguió mantenerse por encima de los 9.300.
No obstante, se ha situado en una rentabilidad por dividendos próxima al 4,5%, una de las mayores de los principales mercados del mundo.

EMPRESAS:

De nuevo Inditex, el grupo propietario de cadenas como Zara y Massimo Dutti, mejoró sus cifras: ha registrado ventas en los nueve primeros meses de su ejercicio fiscal por valor de 16.403 millones de euros, un 11% más que en el mismo periodo de 2015. Ganó en total 2.205 millones de euros, un 9% más. La compañía presidida por Pablo Isla señala que ha abierto 227 tiendas en 50 países entre febrero y octubre. Al cierre del trimestre Inditex operaba 7.240 tiendas en 93 mercados.
El grupo textil, con sede en Arteixo, durante los últimos doce meses ha generado más de 9.245 nuevos puestos de trabajo en todo el mundo, -uno de cada cinco de ellos en España-. En concreto, ha generado 1.709 empleos en el mercado español. También destaca que ha incorporado el pago con móvil en todas las cadenas, que completó la instalación de contenedores de recogida de ropa usada en todas sus tiendas de España y que ha abierto su primera tienda en Vietnam (en Ho Chi Minh) y en Auckland, Nueva Zelanda.

La apertura de tiendas físicas se ha producido en todas las áreas geográficas, manteniendo el ritmo de crecimiento de la superficie comercial con la incorporación de establecimientos muy relevantes de todas las cadenas. El número de tiendas se ha incrementado en 101 en Europa, 41 en el continente americano y 85 en Asia y el resto del mundo. Todos los formatos comerciales del grupo han incrementado el número de tiendas.