viernes, 17 de noviembre de 2017

SITUACIÓN ECONÓMICA ESPAÑOLA Y MUNDIAL A NOVIEMBRE 2017: preocupación por la crisis política en Cataluña.

El panorama económico global es muy diferente al de hace un año. La situación se explica por un mejor rendimiento de la actividad en los países desarrollados, pero también en los mercados emergentes. 
El FMI ha elevado una décima su previsión de crecimiento global para 2017 y 2018, que se queda en un 3,6% y un 3,7%, respectivamente, frente al 3,2% en 2016. La revisión al alza refleja el firme incremento de la demanda en China, Rusia y Brasil. Las condiciones financieras también son generalmente favorables para las economías emergentes y en desarrollo, que se expandirán un 4,6% este año y un 5% a medio plazo.

GLOBAL:

El crecimiento en 2017 va a ser mayor de lo que se esperaba. La economía mundial, por primera vez en mucho tiempo, está creciendo de forma sincronizada; Europa y las economías emergentes son las regiones donde más está sorprendiendo. Y lo bueno, es que para el próximo 2018 las expectativas son todavía mejores. La principal economía del mundo, Estados Unidos, va a crecer a mayor ritmo que en los últimos meses, apoyada sobre todo en la esperada aprobación de la reforma fiscal de Trump, lo que supondría añadir casi un punto más al crecimiento actual. Así, EE.UU. podría crecer más de un 3% el año que viene.
En 2017, Europa ha batido en más de medio punto las estimaciones de crecimiento y el año que viene puede hacerlo con mayor fuerza si se consolida la recuperación de la economía francesa (segunda economía de la zona euro). Emergentes, con China a la cabeza, también deberían sorprender. El viento de cola es evidente. Tipos bajos, políticas fiscales expansivas, sueldos empezando a subir y condiciones de financiación extraordinarias. La economía empieza a coger tracción y los “animal spirits” (representan las emociones que pueden medirse en términos de confianza de los consumidores) empiezan a despertarse. En estas circunstancias, la mayor sorpresa de 2018 puede ser la inflación si se acelera algo más de lo esperado y conduce a los bancos centrales a ir eliminado las medidas monetarias expansivas.

LATINOAMERICA:

América Latina crecerá a un ritmo del 1,2% en este 2017, tras una contracción del 0,9% en 2016. Ello supone una mejora de dos décimas respecto a lo que se anticipó hace solo tres meses. De ahí repuntará al 1,9% en 2018, que en este caso se mantiene respecto a los proyectado en julio. Estas tasas, sin embargo, muestran la dificultad que tiene la región para alcanzar su potencial de crecimiento económico.
Brasil, la mayor economía de la región, ha experimentado grandes dificultades económicas durante los años 2015 y 2016. La recesión el año pasado fue muy importante (contracción del PIB de un 3,6%). De esa cifra pasa a crecer al 0,7% este año, y al 1,5% el año próximo. La aceleración se debe a un importante crecimiento de las exportaciones, gracias a la depreciación de su moneda (el real), y a que ha disminuido la contracción de su demanda interna.
La caída en el valor de su divisa se explica como consecuencia de una política monetaria laxa para estimular el crecimiento. Pero los economistas del FMI apuntan también a que hay preocupación sobre las reformas en curso y señalan en este sentido la debilidad de las inversiones. Confían, en todo caso, que ayuda una recuperación gradual de la confianza conforme se apliquen las medidas para sostener las cuentas públicas.
Respecto a México, sigue manteniendo su crecimiento económico a pesar de los problemas y dificultades existentes en la revisión del acuerdo de librecambio con Estados Unidos y Canadá.
En cuanto a Argentina, la proyección es de un rebote sólido del crecimiento al 2,5% tras una contracción del 2,2% el año pasado, gracias a que el alza de los salarios impulsa el consumo. También repunta la inversión, apoyada por las obras públicas, y su sector exportador se beneficia de un incremento de la demanda externa. La previsión del FMI es que el PIB de la economía argentina crezca cerca de un 2,5% en 2018.
El Fondo Monetario Internacional analiza con detalle, en el informe que presenta a la cumbre de otoño, la evolución de la inflación. Lo previsto es que el alza de precios se mantenga estable por lo general en los países emergentes. Hay una excepción mayor, la de Venezuela, con una inflación del 650% este año y que se disparará al 2.350% el que viene.
Argentina es la segunda excepción. Su economía arrastrará este año un incremento del 27% en los precios, que se moderará al 18% en 2018. Supera el 11% de Turquía, el 13% de Ucrania y el 16% de Nigeria. Solo le supera en este grupo Angola, con cerca del 31%. Para México se anticipa se duplique al 6% este año por la liberalización del precio de la gasolina.

ESTADOS UNIDOS:

El FMI espera que el PIB de la economía estadounidense avanzará a un ritmo del 2,2% este año y un 2,3% el próximo.
La Reserva Federal (Fed) ha decidido mantener los tipos de interés de referencia en Estados Unidos entre el 1 % y el 1,25 %, a la vez que dejó abierta la posibilidad de un alza en su reunión de mediados de diciembre dada la “solidez de la economía”.
La Fed ha señalado que “el mercado laboral ha continuado su fortalecimiento y la actividad económica ha seguido creciendo con solidez pese a las alteraciones relacionadas con los huracanes”.
Reiteró la Reserva Federal que “la inflación se espera que se mantenga algo por debajo del objetivo del 2% anual en el corto plazo”.
El banco central estadounidense celebrará los días 12 y 13 de diciembre próximos, aún con Yellen al frente, su última reunión del año, fecha que los mercados consideran con altas probabilidades de que sea cuando, dada la buena salud de la economía estadounidense, se decida subir de nuevo el precio del dinero.
El presidente Trump ha elegido a Jerome Powell para convertirse en el decimosexto presidente del banco central más poderoso del mundo. De forma que Powell tomará las riendas cuando el mandato de Janet Yellen termine el próximo 3 de febrero de 2018.
Jerome Powell ya es gobernador de la Reserva Federal, y va a ser el primer banquero de inversión que lidera la política monetaria de EE UU.
La elección del financiero deberá ser ahora aprobada por el Senado, donde los republicanos más conservadores apostaban por un cambio más radical. Sin embargo, Trump ha escogido al final una alternativa más segura y que da continuidad a las políticas monetarias actuales.
Jerome H. Powell, conocido como Jay Powell, tiene 64 años. Se formó como abogado en Princeton, pero dedicó la mayor parte de su carrera a las finanzas. Eso le aporta un conocimiento único sobre el funcionamiento de los mercados. Empezó en la firma Dillon Reed en 1984. Ahí estuvo hasta que pasó al Departamento del Tesoro en 1990, con George Bush padre. Tras dejar el gobierno, se hizo socio en 1997 de The Carlyle Group, hasta 2005. Se estima que el patrimonio de Poweell alcanza una cifra superior a 110 millones de dólares.
Powell forma parte del consejo de gobernadores de la Fed (Banco Central de Estados Unidos o Fed) desde mayo de 2012. Fue nominado por Barack Obama. Está, por tanto, plenamente familiarizado con la estrategia de la Fed y ha trabajado con Yellen estos recientes años. Por este motivo no se espera que vaya a imponer un cambio radical de política. En el Tesoro tuvo como responsabilidad la supervisión de la banca y los mercados de deuda.
A diferencia de los otros nombres que estaban sobre la mesa, Powell es partidario de mantener una estrategia de retirada gradual de los estímulos. Trump, de hecho, dice abiertamente que quiere que los tipos de interés sigan bajos. El gobernador Powell no solo conoce el funcionamiento interno de la Fed y el plan en marcha para volver a la normalidad, además es favorable a relajar la regulación financiera.
Según Powell, "el sistema financiero, es de lejos más fuerte y resistente que antes de la crisis". Sin embargo, señala, "trabajaré con mis colegas para garantizar que seguimos vigilantes y estaremos preparados para responder ante cualquier cambio en los mercados o en la evolución del riesgo". También reconoció que las decisiones de la Fed afectan directamente a las familias, por eso asegura que dirigirá su misión de una manera objetiva y preservando su independencia.
Su nombramiento es, sin duda, la alternativa más continuista si la decisión era prescindir de Yellen (podría haber repetido mandato). El sector más conservador del Gobierno hubiera preferido al economista John Taylor, padre de una regla muy seguida en el ámbito de la política monetaria para calcular el nivel neutral de los tipos.
Trump, sin embargo, teme que un encarecimiento más rápido del precio del dinero reste efecto a la rebaja de impuestos que se negocia en el Congreso y dudan de su capacidad para lidiar con una crisis financiera. El elegido por el presidente, sin embargo, vuelve a poner de relieve la relación estrecha que hay entre la Fed y Wall Street.
No obstante, hay cierto temor a que se distancie de Yellen en cuestiones de regulación. Sobre ella, Trump ha dicho en el acto de nominación de Powell que agradece su trabajo. "Hemos trabajado 10 meses juntos. Ha servido con dedicación y devoción".
La última vez que un presidente no sirvió dos mandatos fue en 1979. Al sustituir a Janet Yellen, nominada por el demócrata Barack Obama, el republicano Donald Trump rompe con la tradición por la que el nuevo presidente mantiene al elegido por su predecesor. Lo hizo Ronald Reagan con Paul Volcker, después Bill Clinton con Alan Greenspan. El propio Barack Obama mantuvo a Ben Bernanke.
Trump no solo rompe con la práctica de dar continuidad al presidente de la Fed elegido por su predecesor, además elige a un candidato que no está formado como economista. Es algo que no pasaba desde hace 40 años. Powell, sin embargo, es una persona reconocida tanto por la comunidad de economistas como por los inversores. Está por ver, en todo caso, cómo el mercado interpretará sus palabras.
En todo caso, muchos analistas señalan que el momento del cambio es complejo. La Reserva Federal está comenzando a desprenderse de los títulos de deuda que fue acumulando durante la crisis financiera (ascienden a, nada menos, que 4,5 billones de dólares) En paralelo se dispone a subir tipos en diciembre. Aunque con el cambio Trump busca a alguien que se ajuste más a su doctrina, prefiere conservar la calma que se vive en Wall Street.
Si Trump hubiese optado por un cambio más radical, se corría el riesgo de que la volatilidad del mercado creciera ante la incertidumbre por el curso que iba a tomar la política monetaria.
Trump criticó a Yellen con dureza durante la campaña electoral, a acusarle de adoptar una estrategia favorable a los demócratas. El pasado verano, sin embargo, reconoció su trabajo al frente de la institución y la incluyó en la lista de candidatos. El republicano, en cualquier caso, está siendo muy consistente a la hora de tomar distancias de las políticas y las personas en los puestos clave de su predecesor.
No hay que dejar de señalar que los argumentos a favor de la reelección de Yellen eran evidentes: la recuperación económica estadounidense en curso; el reforzamiento del mercado laboral; la inflación está bajo control; y en los mercados existe total calma. A esto se le suma que comunicó de una manera clara y precisa el curso de su estrategia, para evitar sobresaltos innecesarios de los inversores en todo el mundo.
Sin embargo, su continuidad planteaba varios problemas políticos a Donald Trump: está eliminado a los nombramientos clave que hizo Barack Obama. Además, Trump es favorable a la desregulación financiera para impulsar el crédito. Janet Yellen, por tanto, no es la persona que se ajusta a su doctrina.
Ahora bien, sin duda, Yellen es la profesional que mejor entiende cuáles son las necesidades de la economía de EE UU. Se trata, además, una de las grandes expertas en el análisis de las fuerzas del mercado laboral. 

UNIÓN EUROPEA:

Por primera vez en una década, el Banco Central de Inglaterra ha subido los tipos de interés. El alza es de 0,25 puntos, hasta situarlos en el 0,50%. Después de años de rebajas, se ha dado un paso hacia una política monetaria normalizada. Sin duda, la decisión se ha adoptado en base a un desempleo bajo y una inflación más alta que en años recientes.
Sin embargo, “no es oro todo lo que reluce”, ya que también existen algunas previsiones negativas: el Brexit está afectando a las cifras de inversión y la salida de la Unión Europea está ocasionando efectos negativos en las expectativas económicas. La incertidumbre asociada la salida de la UE, además, está afectando al consumo doméstico. Todo ello, ralentiza el crecimiento económico.
Según el Comité de Política Monetaria del Reino Unido, habrá un crecimiento de su PIB del 1,7% al año durante los tres próximos ejercicios. Se trata de un desempeño sustancialmente inferior al 2,5% que ha sido la media en las últimas décadas, pero lo bastante alto como para generar inflación, debido a la incertidumbre del Brexit, la baja productividad y el escaso margen para aumentar las cifras de empleo.
Igualmente, el Banco de Inglaterra ha comunicado que mantiene el programa de compra de activos a su ritmo actual de 10.000 millones de libras. Ha señalado el Banco que la subida supone el inicio de un alza “gradual” del costo del endeudamiento. De la misma forma, ha señalado la institución, que se precisarán dos subidas más en los próximos dos años para, de esta forma, controlar la subida de los precios.
Lo cierto, es que la medida supondrá que alrededor de cuatro millones de hogares con hipotecas a interés variable deban enfrentarse a una subida del precio de su hipoteca. La autoridad monetaria calcula que cerca de dos millones de personas no han experimentado nunca una subida de los intereses desde que firmaron su hipoteca. La subida, no obstante, proporcionará un modesto aumento en las ganancias de 45 millones de ahorradores que se verán favorecidos por esa mejora los intereses que perciben.
Los tipos de interés en Inglaterra habían estado en el 0,5% desde mayo de 2009, cuando la institución los redujo por la crisis financiera global. Bajaron todavía más, al 0,25%, en agosto de 2016, poco después de que los británicos decidieran abandonar la Unión Europea en el referéndum celebrado en junio de ese año. El Brexit produjo tensiones en las Bolsas y la depreciación de la libra, por lo que el Banco de Inglaterra optó por aquel recorte de los tipos.
En estos momentos, con una tasa de paro del 4,3%, la economía británica ha resistido mejor de lo previsto los efectos de la negociación con Bruselas. Aunque el avance interanual del PIB es el 1,5% (más débil que en 2016), en términos trimestrales creció en el tercer tramo del año un 0,4%, por encima del 0,3% de los dos trimestres precedentes. Los precios han subido un 3%, y la autoridad monetaria espera que este mes alcancen un máximo del 3,2%, con lo que la subida de los tipos va en parte encaminada a evitar un alza excesiva del nivel de precios.
La subida de tipos en Inglaterra, aunque sea de forma suave, es un paso en el regreso a políticas monetarias anteriores a la Gran Recesión. El banco central de Estados Unidos, la Reserva Federal, ya tomó la decisión de comenzar a subir los tipos en diciembre de 2015. Los elevó un cuarto de punto y los situó entre el 0,25% y el 0,5%. Desde entonces, ha realizado otras dos subidas. El Banco Central Europeo, por su parte, mantiene todavía invariables los intereses en el 0%, su mínimo histórico. Mario Draghi apuntó en la última reunión del consejo de gobierno, la de octubre, que probablemente hasta 2019 no lleguen las subidas a la zona euro, aunque dependerá de la evolución económica.
Por otro lado, el posible estancamiento en la negociación del Brexit entre la Unión Europea y el Reino Unido, preocupa al Fondo Monetario Internacional (FMI):  la directora gerente del FMI, Christine Lagarde, ha alertado frente a la “incertidumbre en que la recuperación no es completa”.
La Unión Europea tiene el gran reto de diseñar la salida de quien fuera uno de sus socios más poderosos, actualmente estancada, por lo que ha crecido la preocupación por un posible Brexit duro, desordenado, en el que entren en vigor las normas de la Organización Mundial del Comercio (OMT) como único marco de relaciones comerciales, por la no existencia de un pacto alternativo entre el Reino Unido y la Unión Europea.
Lagarde señaló que “simplemente no puedo imaginar que eso ocurra. Porque ¿qué significaría para la propia gente, para los europeos que viven en Reino Unido o los británicos ubicados en la Unión Europea?”. Reclamó “un enfoque de las negociaciones más preciso para reducir la incertidumbre que, recalcó, está dañando al potencial de crecimiento económico”.
Port otro lado Mario Draghi, ha señalado la salida de las medidas monetarias extraordinarias, decidiendo la retirada gradual de las excepcionales medidas en las que se ha apoyado la economía europea durante los últimos años. Las armas con las que el BCE ha combatido la crisis financiera y de deuda soberana, primero; y el fantasma de la deflación, después.
Una decisión que era esperada y que supone un paso más hacia el fin del quantitative easing (QE) o programa de compra masiva de Obligaciones o valores representativos de deuda, sobre todo pública, que Draghi puso en marcha en marzo del 2015. Una decisión sin precedentes y puede que sea la más arriesgada que se haya tomado nunca en la eurozona.
En estos momentos el BCE está adquiriendo, nada menos, que una media de 60.000 millones de euros al mes. Compra, sobre todo, deuda soberana, aunque también de empresas no financieras, y otros productos como cédulas hipotecarias. De la magnitud de su actividad da buena cuenta el balance del Banco Central Europeo, próximo a los 4,5 billones. Es el doble de la cartera que disponía en marzo del 2015, cuando arrancaron las compras (equivale a una cifra equivalente al 142 % del PIB de la eurozona).
Pues bien, lo seguirá haciendo al mismo ritmo hasta que se acabe el año. Pero, a partir de enero se gastará la mitad: 30.000 millones de euros al mes. Y así durante nueve meses más. Hasta septiembre del año que viene. En total, otros 270.000 millones de euros.
Eso siempre que no haya novedades funestas en los riesgos que nos acechan, como el brexit; la situación en Cataluña; las elecciones italianas; el relevo al frente de la Reserva Federal...
Mario Draghi no termina de fiarse: por eso dejó abierta la posibilidad de incrementar nuevamente la cuantía o alargar la vida del programa si fuese necesario. Y eso que se congratuló de la “sólida y amplia expansión económica de la eurozona”. Pero en esta crisis no conviene bajar la guardia.
Ahora bien, respecto al tipo de interés no ha habido cambios, ni se vislumbran: “el consejo de gobierno espera que los tipos de interés oficiales del BCE se mantengan en los niveles actuales durante un período prolongado que superará con creces el horizonte de sus compras netas de activos”, es la frase con la que la institución señala sus decisiones desde hace tiempo a este respecto.
Se deduce pues, que el tipo de interés oficial, ahora en un histórico 0 %, difícilmente subirá antes del año 2019. El año que verá el fin del mandato de Mario Draghi al frente del Banco Central Europeo.

ESPAÑA:

El servicio de estudios de BBVA ha advertido de que la economía española podría perder por Cataluña entre 0,2 y 1,1 puntos de crecimiento de su PIB en 2018, dependiendo del grado de incertidumbre que se genere, de cuánto tiempo se extienda ésta y de su contagio a otras regiones. O lo que es lo mismo, se podrían evaporar entre 2.000 y más de 12.000 millones del PIB español.
La entidad ya rebaja tres décimas sus previsiones de crecimiento para el año que viene debido a las tensiones políticas: del 2,8% al 2,5%. En cuanto a este año, también recorta el pronóstico del 3,3% al 3,1%, aunque estas dos décimas menos no se explican por la situación en Cataluña.
La crisis catalana ya está restando crecimiento del año que viene, a pesar de que todavía solo se detectan unos niveles de impacto relativamente contenidos. Para que se llegue a restar esa horquilla de hasta 12.000 millones, la incertidumbre debería prolongarse hasta finales de 2017. Y el daño podría superar incluso los 12.000 millones si las tensiones continuasen durante el próximo año.
El Gobierno también bajó tres décimas su estimación de crecimiento del PIB español por causa de Cataluña. Solo que esa modificación dejaba el crecimiento de 2018 en el 2,3% y no el 2,5%, si bien el ministro Guindos ha explicado que tras la aplicación del artículo 155 el efecto sería nulo y podría crecerse "incluso más del 2,5%". La Autoridad Fiscal ha calculado que el PIB podría perder hasta 1,2 puntos en 2018, Y el Banco de España ha estimado que podría costar hasta más de 2,5 puntos durante los dos próximos años. 
Igualmente, en relación a este 2017, el servicio de estudios del BBVA estima que el aumento del PIB será de dos décimas menos a consecuencia de la inesperada debilidad de las exportaciones registrada en los últimos meses, y a que el consumo de las familias está moderando su impulso.
El servicio de estudios de BBVA también alerta sobre una desaceleración del turismo, "posiblemente por factores estructurales". Parte del extraordinario crecimiento registrado en los últimos años se debe a la inestabilidad que existía en otros destinos del Mediterráneo más baratos. En tanto que esa inestabilidad se corrija, España podría ir perdiendo pujanza. Y eso ya se está plasmando en las cifras. La entidad resalta que durante el último año se ha producido una ralentización de los ritmos de crecimiento: "el sector turístico podría estar acercándose a niveles de saturación, particularmente en los destinos tradicionales de playa". 
Por otro lado, se han conocido los datos de la EPA (Encuesta de Población Activa) del INE correspondiente al tercer trimestre: sus resultados han sido buenos, ya que se han creado 235.900 empleos, por lo que el número de ocupados supera los 19 millones de personas.
La cifra anterior supone que, desde el primer trimestre de 2014 (cifra más baja de ocupados) se han recuperado 2,09 millones de empleos. No obstante, aún quedarían por crear otros 1,7 millones de empleos perdidos, tomando como referencia el récord histórico de 20,75 millones alcanzados en el tercer trimestre de 2007, en vísperas de la crisis.
El empleo temporal, según la EPA analizada, ha aumentado en 148.900 asalariados, mientras que el indefinido sólo ha subido en 67.500 personas.
La tasa de desempleo está situada en el 16,3% (más de 16 personas que quieren trabajar no lo consiguen). Aunque esta tasa está por encima de la media europea.
Por otro lado, el Banco de España advierte de las terribles consecuencias económicas que pueden tener las tensiones políticas en Cataluña si estas persisten a medio plazo. En un informe de riesgos para la estabilidad financiera publicado por la entidad, se afirma que la economía española podría perder por culpa de la crisis catalana entre 0,3 y algo más de 2,5 puntos de PIB en dos años, es decir, tendría un coste entre 3.000 y más de 27.000 millones. En el peor de los escenarios, el organismo subraya que se podría evaporar hasta un 60% de todo el crecimiento proyectado para los años 2018 y 2019. Además, Cataluña corre el riesgo de llevarse la peor parte y entrar directamente en una recesión.
 "La incertidumbre generada a raíz del desafío independentista en Cataluña podría traducirse asimismo en un menor nivel de actividad y empleo en los próximos meses". Y el informe explica con detalle cómo ocurriría el proceso: "Podría deteriorar la confianza de los agentes económicos y, por esta vía, afectar a sus decisiones de gasto e inversión. Además, la incertidumbre y los problemas de confianza podrían propiciar un endurecimiento de las condiciones de financiación para el conjunto de sectores residentes". Incluso señala que "los mercados financieros españoles ya han presentado una evolución comparativamente menos favorable, en parte como consecuencia de la incertidumbre generada por las tensiones políticas en Cataluña".
Los equipos técnicos del Banco de España dibujan básicamente dos escenarios. Uno más benigno en el que la incertidumbre se mantiene en los niveles vistos durante el tercer trimestre y esta no va más allá de 2017. Por lo que en este se deduce que las tensiones acabarían con las elecciones del 21 de diciembre. Bajo esa hipótesis, el coste acumulado podía llegar a las tres décimas de PIB, es decir, unos 3.000 millones de euros, durante los años 2018 y 2019.
El otro supuesto más adverso, en el que el conflicto se prolonga durante los dos próximos años y alcanza unos niveles de estrés similares al inicio de la crisis de 2008 o a cuando la economía española estuvo al borde del rescate allá por 2012. En ese caso el daño para la economía podría dispararse hasta algo más de los 2,5 puntos de PIB, es decir, más de 27.000 millones de euros. "Este último escenario comportaría una reducción de cerca del 60% del crecimiento considerado en el escenario base para el conjunto de la economía española y una recesión de la economía catalana durante buena parte del horizonte analizado", afirma el informe. 
No obstante, señala el informe que son riesgos hipotéticos "a título meramente ilustrativo y provisional", de hasta dónde podrían llegar las cosas si se intensifica o enquista el desafío soberanista. No son previsiones y, por tanto, podrían perfectamente no ocurrir. "En todo caso, permiten evidenciar los significativos riesgos y costes económicos de la situación provocada por las iniciativas independentistas en Cataluña. La pronta normalización de esta situación podría mitigar la incidencia de los riesgos para la economía analizados”.
En todo caso, el informe coloca además a Cataluña como uno de los principales riesgos para la estabilidad financiera y bancaria de España. Por una parte, el organismo cita como riesgos los problemas de rentabilidad de la banca y un posible ajuste brusco de los mercados por motivos geopolíticos o por unas bajas expectativas de crecimiento. Y, a renglón seguido, añade: "adicionalmente a los dos factores señalados, existe otro factor de riesgo a tener en cuenta, que es la tensión política en Cataluña y sus eventuales repercusiones sobre las condiciones de financiación en los mercados de capitales y sobre el conjunto de la economía española".
Simplemente, por citarlo, apuntan fuentes financieras, que en los días posteriores al referéndum ilegal del 1 de octubre se estuvo muy cerca de una situación de riesgo de “corralito”. Ante el riesgo de quedarse fuera del paraguas del BCE, los bancos catalanes sufrieron una severa fuga de depósitos. Y ello les obligó a cambiar su sede para garantizar ante depositantes e inversores que seguirían bajo el amparo del eurobanco. Solo así lograron mitigar la sangría.

MERCADOS:

En este momento, ya hay más de 2.000 empresas menos con sede social en Catalunya, un Ibex 35 que, sin grandes oscilaciones a lo largo de estas semanas, ha acabado subiendo desde la jornada siguiente al referéndum del 1 de octubre y una prima de riesgo en retroceso.
Es el resumen del comportamiento de los mercados un mes después de esa consulta. El referéndum marcó el inicio de la fase más crítica de la crisis institucional catalana y llevó al conflicto a las portadas de los medios internacionales tras las imágenes de las cargas policiales del 1-O.
El efecto más palpable de esta crisis ha sido el traslado de un total de 1.883 empresas que han trasladado su sede social desde Catalunya a otras regiones de España entre el 2 y el 30 de octubre, según el balance diario que ha facilitado el Colegio de Registradores Mercantiles de España.
Tras la entrada en vigor de las medidas del artículo 155 de la Constitución, la convocatoria de elecciones anticipadas en Catalunya y la destitución del Ejecutivo de Carles Puigdemont, según la agencia de calificación de riesgos S&P, ha reducido las probabilidades de una escalada de la tensión en Cataluña a corto plazo, siempre que se dé una aplicación "ordenada" del 155. S&P considera que la actividad económica en España sigue mostrándose fuerte.
Los últimos acontecimientos en Catalunya, según su análisis, no deberían tener un impacto inmediato sobre el rating de la deuda de España ni sus perspectivas, aunque las tensiones ya existentes en la región pueden provocar una caída sostenida en los negocios y en la confianza del consumidor en los próximos meses, especialmente en Catalunya, aunque, se añade, que esas consecuencias económicas aún no han emergido.
A lo largo del mes de octubre, y tras un decreto exprés aprobado por el Gobierno central para facilitar esa decisión, han movido su sede social fuera de Catalunya seis de las siete empresas catalanas del Ibex 35 (sólo se ha quedado Grifols), incluyendo a dos emblemas como Caixabank y Sabadell.
El Ibex 35 se ha revalorizado desde el 2 de octubre un 2,6%. Ha cerrado el mes en su nivel más alto desde agosto tras avanzar un 1,3% en octubre y acumular una subida del 12,5% desde enero, ligeramente superior a la del Eurostox 50.
Los valores del Ibex que mejor se han comportado desde el 2 de octubre han sido Cellnex (una de las empresas que trasladaron su sede a Madrid), con una subida del 10,5%; la multinacional ArcelorMittal (cuya matriz está en Luxemburgo), con un avance del 10%; Siemens Gamesa (+12,16%) y Grifols (+9%). En el lado contrario, destaca el retroceso de Dia, con un 14,2% desde el 2 de octubre, y que la semana pasada presentó unos resultados por debajo de lo esperado. Entre los bancos, sólo Caixabank ha retrocedido ligeramente (0,84%).
Por su parte, la prima de riesgo se situaba a finales de octubre en el nivel más bajo desde el 19 de septiembre al alcanzar los 109 puntos básicos, frente a los 124 puntos del pasado 2 de octubre y lejos de los 136 puntos que llegó a alcanzar a lo largo del mes pasado.
En cualquier caso, la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) ha señalado que la prolongación de la crisis institucional puede tener consecuencias "notables" sobre los mercados y la actividad económica.
Concretamente, apunta en su última Nota de Estabilidad Financiera que en los mercados se puede producir un "endurecimiento" de las condiciones de financiación de los agentes y una "pérdida de confianza" que den lugar a descensos de las cotizaciones y a "rebrotes puntuales" de la volatilidad.

EMPRESAS:

El Banco Santander ganó 5.077 millones de euros en los primeros nueve meses, un 10% más que el mismo periodo del año anterior, tras destinar 515 millones a cargos extraordinarios, según la entidad. Los ingresos del grupo subieron un 10% mientras que los gastos lo hicieron en un 7%. En ocho de los diez mercados principales tuvo incremento de ingresos.

La presidenta del banco, Ana Botín, ha declarado que: "estamos muy contentos con los avances conseguidos desde que compramos Banco Popular en junio. Hemos ampliado el capital necesario, alcanzado un acuerdo para la venta de los activos inmobiliarios y recuperado más de 10.000 millones de depósitos de clientes". La entidad inyectó 13.000 millones para frenar la fuga de depósitos, que alcanzó los 20.000 millones en total. El Santander compró el Popular por un euro con una aportación de recursos propios de 2.000 millones procedentes de los accionistas y parte de los bonistas que perdieron su inversión.